En San Lorenzo (Santa Fe), en el campo en que San Martín luchó contra los españoles en
1813, las fuerzas de la Confederación Argentina derrotaron la flota imperial
anglo francesa en 1846. A
pesar de la importancia histórica, esta batalla es casi desconocida
históricamente.
En el año 2008 viaje hasta San Lorenzo e hice una pequeña investigación
histórica sobre la batalla, recorrí “El
Campo de la Gloria”, el convento y zonas históricas y pude constatar de que no
existía ninguna referencia institucional e histórica a la batalla de 1846. Movilizado
por esto escribí una nota sobre el asunto, destacando el particular olvido que
se operó, no por las instituciones de San Lorenzo solamente, sino por la misma
historia y sociedad argentina. Difundí esta nota en el año 2009 y 2010 (que
abajo transcribo) y tuvo una interesante repercusión en los medios que le
interesan las cuestiones históricas, especialmente los sitios y periódicos
revisionistas.
Pero mi alegría fue que al poco tiempo las propias
autoridades y el pueblo de San Lorenzo, en el 2011 (http://www.nuevaregion.com/conmemoran-la-qguerra-del-paranaq-la-batalla-olvidada-del-16-de-enero-de-1846)
pusieron una placa y rindieron homenaje “a los héroes y al mártir de aquella
"olvidada" batalla en la cual, en el mismo campo en que San Martín
luchó por la liberación de nuestra patria, hubo otros argentinos que, casi 33
años después y siguiendo los principios del Libertador, lucharon sin cuartel
contra el imperialismo, defendiendo nuestra soberanía nacional”. Especialmente
destaco y felicito al intendente de San Lorenzo, Dr. Leonardo Raimundo, por la
iniciativa que constituye un acto de justicia histórica.
Está es la placa que puso la intendencia en el 2011, con la misma impronta que nuestra nota. |
Esta reparación histórica no creo que haya sido sólo por mi
nota, seguramente muchos historiadores y pensadores han señalado esto, pero
este caso es un claro ejemplo de cómo la historia es un campo de batalla, donde
se lucha por la verdad y el relato. La vida de un pueblo no admite recortes, ni
la desmemoria, es una continuidad que se entiende con una lectura completa.
Solamente así se puede comprender el presente y construir el futuro. Sólo
poniendo luz sobre la oscuridad y sacando del ostracismo a los grandes
luchadores y a las epopeyas nacionales puede el pueblo, y en especial mi
generación, romper con un discurso histórico que nos condena al fracaso
colectivo.
Esta pequeña anécdota de revisionismo militante es una muestra de la necesidad permanente
de dar el combate por la historia, ya no en un campo de batalla pero sin con la pasión
de las ideas y la vocación política de construir proyectos colectivos. Las
disputas por modelos de país e ideologías se deben resolver dentro de las
reglas de la democracia, recociéndonos apasionados defensores de una verdad
relativa que forma siempre parte de una verdad colectiva que nos debe expresar
como sociedad, buscando los puntos que nos unan a todos o a las mayorías de
cara la futuro pero partiendo desde nuestras raíces nacionales. Y la pelea por
la historia es una batalla central en esta disputa, recuperando hoy una nueva
centralidad.
Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro
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(Esta nota fue la que publiqué en el año 2010. http://www.laopinionpopular.com.ar/opinion.php?id_noticia=69)
Un campo con historia
A 25
kilómetros al norte de Rosario, a la altura de la
desembocadura del arroyo San Lorenzo se encuentra, en la ciudad del mismo
nombre, el Convento de San Carlos. Allí puede advertirse que el imponente río
Paraná que baña las altas barrancas se angosta notoriamente en ese paraje.
Desde la atalaya del Convento, el entonces Coronel San
Martín pudo avistar el desembarco de los "godos" en la madrugada del
3 de febrero de 1813. Al mando del capitán vizcaíno Juan Antonio Zavala
irrumpieron, en son de guerra, desplegando "su rojo pabellón" 250
soldados españoles con dos piezas de artillería creyendo que iban a enfrentar y
escarmentar a unos pocos milicianos de la villa del Rosario.
Pero la sorpresa de los desembarcados fue grande cuando
vieron la carga de caballería que se les vino encima como un rayo. Los 125
granaderos que estaban ocultos en el convento desde la noche anterior surgieron
de las penumbras "como centauros" y la carga los arrolló en menos de
tres minutos. Los españoles intentaron la resistencia vanamente pero 15 minutos
después estaban reembarcados dejando en el campo sus 2 cañones, la bandera de
guerra, 50 fusiles, 40 muertos y 14 prisioneros. Las fuerzas de la Patria
naciente tuvieron bajas: 27 heridos y 15 muertos, entre ellos el Capitán Bermúdez
y el Sargento Cabral.
La trascendencia de
la batalla de 1813
"No fue San Lorenzo un combate de mérito
extraordinario, ni San Martín le dio más importancia que el bautismo de fuego
de su regimiento" afirma José María Rosa. Pero la fama de esa carga de sable
y los pormenores heroicos del combate tuvieron gran trascendencia. Fue la
primera y única batalla librada por el "Gran Capitán" en suelo patrio
y terminó convirtiéndose en el combate más célebre de las guerras de la
independencia.
Tal vez, la razón de su gloria la encontramos en el
argumento que Ricardo Rojas expone con su personal estilo en el "Santo de
la Espada": "El combate de San Lorenzo fue el punto de arranque de
esa carrera triunfal en que palpita el generoso espíritu sanmartiniano".
Su recuerdo, en el Convento y en San Lorenzo
El turista o cualquier curioso que hoy quiera visitar el
histórico convento encontrará un edifico remozado y muy bien mantenido, que
contiene un interesante y completo museo recordatorio de la gesta
sanmartiniana. Se trata del "Museo Histórico del Convento San
Carlos", el cual posee varias salas de exposición. Estas incluyen la
Capilla Antigua, con una muestra de arte religioso; el Cementerio Conventual,
donde se encuentran las tumbas de los religiosos fallecidos; y una urna,
señalada con el Escudo Nacional, que contiene los restos de los caídos en el
combate de San Lorenzo.
Un dato histórico memorable es el hecho de que en uno de los
aposentos del convento se alojó el coronel San Martín. Por último, también está
la celda donde agonizó el Capitán Bermúdez por once días.
Frente al convento se hallan el Monumento a la Batalla de
San Lorenzo y el Campo de la Gloria y en la parte posterior, sobre la avenida
San Martín, aún crece el pino en cuya sombra el Coronel San Martín escribió el
parte de la batalla.
Todos los años, los sanlorencinos se visten de fiesta para
conmemorar el 3 de Febrero, la primera y única victoria al mando del General
José San Martín en suelo argentino. Y de un tiempo a esta parte se le ha
agregado a los actos centrales la realización emotiva de una carga de
caballería y salva de artillería a cargo de la 1º sección del Regimiento de
Granaderos a Caballos.
La batalla de 1846,
la de la Guerra del Paraná
Retrocedamos nuevamente en el tiempo, detengámonos ahora en
1846, en el mes de Enero de ese año. Argentina era ya una Nación independiente,
conducía la Confederación don Juan Manuel de Rosas y otras eran las banderas
extranjeras que remontaban nuevamente el Paraná violando la soberanía nacional
sobre los ríos interiores.
A mediados de 1845 la Confederación Argentina era invadida
por una poderosa escuadra anglo-francesa al mando del almirante Hotham. Las dos
más grandes potencias del mundo violentaban el territorio argentino a pedido de
los comerciantes, banqueros e industriales ingleses que "urgían al
gobierno británico para que conjuntamente con el de Francia, adoptase medidas
para limitar las restricciones puestas al comercio en el Plata".
Así comienza lo que algunos autores han denominado "La
Guerra del Paraná". Esta es una guerra nacional de resistencia que el
gobierno de Rosas lleva a cabo contra la agresión imperial anglo-francesa.
La dimensión de la
guerra
En previsión del propósito de forzar el Paraná por parte de
los invasores, el ejército argentino monta, en diferentes y estratégicos
parajes del río, las defensas para detener o al menos obstaculizar la
navegación de la poderosa flota invasora.
Esta verdadera guerra fluvial no declarada comienza con el
apoderamiento de los barcos argentinos de la escuadra de Brown en Montevideo en
agosto de 1845 y termina cuando Gran Bretaña firmó con Rosas un tratado en
1849, por el cual Inglaterra se vio obligada a evacuar la isla Martín García, reconocer
la soberanía argentina sobre los ríos interiores, los derechos de Oribe para
ocupar la presidencia del Uruguay, devolver los barcos argentinos y saludar en
desagravio el pabellón nacional con 21 cañonazos.
Con respecto a Francia, se convino que la Argentina
retiraría las tropas de la Banda Oriental cuando Francia quite las guarniciones
militares de Montevideo, abandone su posición hostil y celebre un tratado de
paz. Francia debió ceder después de meses de negociar ante las exigencias de
Rosas. En agosto de 1850, Francia concluyó con la Confederación un tratado de
paz y amistad. Rosas exigió que se formule el desagravio al pabellón nacional
con 21 cañonazos en forma inmediata a lo que los franceses accedieron.
Los respectivos tratados de paz marcaron una clara victoria
de la firme y digna posición en defensa de nuestra soberanía nacional llevada a
cabo con férrea voluntad por Juan Manuel de Rosas como encargado de las
relaciones internacionales de la Confederación.
Las batallas de la
guerra
En el transcurso de esta verdadera conflagración
internacional se libraron sobre las costas de los ríos Uruguay y Paraná varios
encuentros armados. Una de las batallas, la de "La Vuelta de
Obligado", es recordada todos los 20 de noviembre como el "Día de la
Soberanía Nacional". Tal vez se eligió este combate como ícono, debido a
la feroz resistencia de las tropas argentinas comandadas por Lucio N. Mansilla,
el alto valor simbólico de las cadenas cortando la navegación del río y la
repercusión internacional que tuvo.
Pero hubo otras batallas, no menos significativas que ésta,
tanto desde el punto de vista militar o por sus posteriores proyecciones
políticas. La escuadra invasora fue también hostilizada y combatida en las
barrancas de "Tonelero" y "Acevedo", en "Quebracho"
y en la "Batalla Olvidada" de "San Lorenzo" a la que me
refiero en esta nota.
La "Batalla
olvidada"
En las barrancas de la costa comprendida entre el histórico
convento de San Carlos y el lugar que se llama "Punta del Quebracho",
el General Mansilla, comandante de las defensas, había dispuesto ocultar los
cañones bajo la maleza junto con 250 carabineros y 100 infantes.
Al mediodía de 16 de enero de 1846, cuenta Saldías en su
monumental "Historia de la Confederación Argentina", aparecieron el
vapor "Gordon", la corbeta "Expeditive", los bergantines
"Dolphin", "King" y dos goletas armadas. La flota montaba
37 cañones de grueso calibre y custodiaban la navegación de 52 barcos
mercantes.
A la altura de la desembocadura del arroyo San Lorenzo, la
"Expeditive" y la "Gordon" hicieron tres disparos de bala y
metralla sobre la costa para descubrir la fuerza de Mansilla. Las tropas
argentinas permanecieron, según el plan, ocultas en sus puestos. Cuando todo el
convoy se encontraba en la angostura del río, Mansilla mandó a romper el fuego
de sus baterías dirigidas por los capitanes José Serezo, Santiago Maurice y
Álvaro de Alzogaray. "El ataque fue certero; los buques mercantes
rumbeaban desmantelados hacia dos arroyos próximos, aumentando con el choque de
los unos con los otros las averías que les hacían los cañones de tierra."
(Adolfo Saldías).
Al comenzar la tarde el combate continuaba extremadamente
recio todavía. Favorecidos por el viento de popa del atardecer, el convoy
invasor llegó hasta el lugar llamado "Punta Quebracho" con grandes
averías en los buques de guerra y pérdidas considerables de las manufacturas
para comerciar que llevaban los buques mercantes. Murieron en combate 50
hombres de las fuerzas invasoras. El contraalmirante Inglefield en su parte
oficial al almirantazgo británico dice que: "los vapores ingleses y
franceses sostuvieron el fuego por más de tres horas y media y apenas un solo
buque del convoy salió sin recibir un balazo".
La pérdida de las fuerzas nacionales fue insignificante: una
sola baja. Mansilla pudo decir con propiedad que: "hábiale tocado el honor
de defender el pabellón de su patria en el mismo paraje de San Lorenzo que regó
con su sangre San Martín al conducir la primera carga de sus después famosos
Granaderos a caballo".
¿Nadie recuerda esta
batalla?
A mediados del año 2008 fui a visitar el convento de San
Carlos en la ciudad de San Lorenzo. Estuve recorriendo todas las salas del bien
conservado museo, crucé la avenida y me dirigí al Campo de la Gloria donde pude
admirar los diferentes monolitos que recuerdan los caídos en el primer combate
de San Lorenzo.
Pensaba también encontrar alguna referencia a "la otra
batalla de San Lorenzo", la que conocía a través de mis lecturas de
historia. Busqué al menos una mínima referencia, una placa conmemorativa, pero
no encontré nada.
Con una cuota de ánimo inquieto y curioso mantuve una
conversación con personal del museo por la cual me pude enterar de que estaban
en conocimiento de la "otra batalla de San Lorenzo", pero me
confirmaron que ninguna referencia se podía encontrar de ella, ni en el museo,
ni en la ciudad. Evaluamos con el personal del museo, a los fines de encontrar
alguna prueba histórica sobre la batalla de 1846, que sería posible hallar
cierta información en los libros del convento, pero los documentos se
encontraban bajo guarda y pronto a ser destinados a un merecido mantenimiento,
por lo que estarían inaccesibles por un buen tiempo.
La lucha por la
historia
Me dirigí luego a las barrancas -desde donde se puede
contemplar en toda su inmensidad el río- e imaginé desde ese mirador natural a
la flota imperial anglo francesa, tratando de proseguir rió arriba, mientras
las huestes de Mansilla la cañoneaba incansablemente.
Reflexioné sobre los por qué de la carencia de un recuerdo
de esta gesta en el lugar... No pude terminar de creer ni de convencerme de que
hoy, sólo por la obra del "aparato cultural del sistema",
profundamente antirrosista, se impida que se erija un recuerdo en memoria de
esos héroes olvidados. ¿Será que tal vez los argentinos no tenemos espacio para
recordar dos batallas que se produjeron en el mismo lugar? ¿O será que la épica
fundacional de la batalla de San Lorenzo eclipsa cualquier otra?
Desconozco las razones, tal vez no las haya y sólo se trata
de otra gloria más, olvidada por los argentinos...
Pero al final del camino del razonamiento, llegué a la
conclusión de que la mejor forma de homenajear a los héroes y mártires es
seguir recuperando la historia, apropiándonos de su relato, combatiendo contra
los olvidos maliciosamente consumados por la historia oficial desde todos sus
matices y desde todas sus corrientes. Sólo poniendo luz sobre la oscuridad y
sacando del ostracismo y el olvido a los grandes luchadores y a las epopeyas
nacionales puede el pueblo, y en especial mi generación, romper con un discurso
histórico que nos condena a la dependencia y a la derrota.
La historia de un pueblo no admite recortes ni narraciones
que cultivan la desmemoria. La vida de un pueblo es una continuidad que se
entiende con una lectura completa. Solamente así se puede comprender nuestro
presente y se encuentran las claves para el futuro.
Bajo este faro se realiza este homenaje a aquel 16 de Enero.
A los héroes y al mártir de aquella "olvidada" batalla en la cual, en
el mismo campo en que San Martín luchó por la liberación de nuestra patria,
hubo otros argentinos que, casi 33 años después y siguiendo los principios del
Libertador, lucharon sin cuartel contra el imperialismo, defendiendo nuestra
soberanía nacional.
Escribe: Dr. Alejandro Gonzalo García Garro
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(Este es homenaje que el Municipio de San Lorenzo realizó en
2011
Fuente: http://www.nuevaregion.com/conmemoran-la-qguerra-del-paranaq-la-batalla-olvidada-del-16-de-enero-de-1846/)
CONMEMORAN LA “GUERRA DEL PARANÁ”. LA BATALLA DEL 16 DE
ENERO DE 1846
Se realizó por primera vez el acto conmemorativo de la
batalla conocida como "La Guerra del Paraná" y considerada el
"segundo" Combate de San Lorenzo. Fue en las barrancas del Campo de
la Gloria el 16 de Enero de 1846, al mando del General Lucio Norberto Mansilla
Se realizó en San Lorenzo por primera vez el acto
conmemorativo de la batalla conocida como "La Guerra del Paraná" y
considerada el "segundo" Combate de San Lorenzo.
El hecho histórico fue el 16 de Enero de 1846, también en
las barrancas del Campo de la Gloria, al mando del General Lucio Norberto
Mansilla, quien unos meses más tarde (4 Junio) volvería a enfrentar a otra
escuadra en la más conocida "Batalla del Quebracho", unos kilómetros
más al norte.
Dada la poca trascendencia que los historiadores han dado a
este acontecimiento y teniendo en cuenta que se trata de un hecho relevante, ya
que se suma a los que colocan a nuestra ciudad en un lugar de privilegio en la
historia de nuestra independencia, el intendente Raimundo tomó la decisión de
conmemorar esta fecha. "Es un acto de Justicia Histórica".
Por ello, en el Campo de la Gloria, en la mañana del martes
18, se descubrió un sencillo monumento evocando la batalla librada en estas
costas que sin duda ha sido otro paso más en pos de la libertad y la
independencia.
“Los sanlorencinos recordamos y rendimos homenaje a los
héroes de la Guerra del Paraná y de aquella poco recordada pero histórica
jornada”, subrayó el intendente Raimundo en su discurso.
“La placa recuerda lo que sucedió y la gente sabrá que aquí
mismo hubo un hecho histórico, un hecho notable, que le tenemos que dar la
atención que se merece. Esto nos proyecta como ciudad, muestra nuestra
historia”, explicó Raimundo durante su discurso.
Además del intendente y miembros del Gabinete estuvieron
presentes el Diputado Provincial Victor Hugo Dadomo, el Jefe del Batallón de
Arsenales 603 Tte. Coronel Alejandro Holm, Adriana Gaitán en su carácter de
Presidente del Centro Sanmartiniano de San Lorenzo, entre otras autoridades
locales y representantes de otros centros y entidades de la región. También se
recibieron mensajes con saludos y felicitaciones por la iniciativa desde otros
centros sanmartinianos.
Posteriormente se invitó a los presentes a participar en el
izamiento la nueva bandera en el mástil mayor del monumento en el Campo de la
Gloria.
Un gesto del intendente con los historiadores y
sanmartinianos presentes. Fue un anticipo de la ceremonia donde esta gran
bandera de 6 x 12 metros
se presentará a la multitud en el acto del 3 de Febrero. Durante el izamiento y
fuera de lo previsto, los asistentes cantaron a capella "Aurora" como
ayudando al viento a hacer flamear esta bandera gigante bien "alta en el
cielo".
El encuentro finalizó en el parador turístico con una charla
informal entre los presentes compartiendo un café con masas.
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