domingo, 27 de noviembre de 2016

Fidel y el ¿adiós al último de los grandes líderes políticos de la modernidad?

Fidel Castro.

La noticia de la muerte de Fidel sacudió al mundo. Fue una figura central de la política mundial de los últimos 60 años, una verdadera leyenda. Representó como ningún otro líder la lucha contra el imperialismo, la explotación y la dependencia.


Se podría decir mucho de Fidel, de su vida y obra política, pero de eso están llenos los medios y abundan los análisis. Los hay reivindicativos (como el que yo hago) y los hay críticos, ambos tipos con infinidad de matices.


Por eso quería detenerme y esbozar aunque sea teóricamente otra mirada del tema, y que tiene que ver con la primera sensación que tuve cuando me enteré de la triste noticia. ¿Fue acaso Fidel el último de los grandes líderes mundiales? ¿Es la muerte del cubano el fin de los grandes hombres políticos de la modernidad? ¿Hay política después de Fidel, al menos como la modernidad la entendió? ¿Hemos dejado atrás con el fallecimiento de Castro la política moderna y nos sumergimos ya sin referencias que nos contengan en las aguas de la posmodernidad política? ¿Puede aparecer otro Fidel, otro Perón, otro “Dios” político que haga girar la rueda de la historia para el lado de las mayorías populares? ¿La política puede prescindir de estos hombres providenciales? ¿Puede la política de hoy hacer lo que hizo Fidel? ¿El siglo XXI tiene un lugar para líderes políticos como Perón, Fidel, Mao, etc.,? 


En definitiva, lo que me preguntaba era, no con la mirada en Cuba sino puesto aquí en la política argentina, si la partida de Fidel podría ser el punto final de una forma de hacer política, de entenderla, de vivirla y sentirla. Si puede entenderse como el fin de un paradigma. Y lo quiero reflexionar desde la sociología política contemporánea. Me preguntaba si se abre una nueva etapa, si puede haber marcha atrás o más de lo mismo que se insinúa cada vez más en todos lados. 


Naturalmente, como militante político, conservo integras mis certezas de que vamos a vivir en un mundo mejor del que hoy vivimos, pero ayer temprano me pregunté: ¿Fue Fidel el último gran líder político de la modernidad?


Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro


De Dioses y Política

Cuando era un adolescente y comenzaba a tener inquietudes sociales propias y desarrollar mi conciencia política personal, más allá del contexto familiar en el que crecí, revolvía la voluminosa biblioteca de mi padre buscando lecturas. Una vez di con un número de la Revista Unidos (de años anteriores por aquel entonces) en la que hay un inteligente texto de Mario Wainfeld. En la nota, en términos metafóricos, Wainfeld compara a Perón con Dios, explicando las dificultades que tiene hacer un análisis “humano” del líder del Justicialismo.

En ese artículo hay una cita (la cual fui a buscar inmediatamente ayer a la mañana) que refleja en forma cabal esta idea que tengo sobre el carácter supra terrenal que tienen los grandes lideres de las modernidad política, ese ser en el mundo que tenía Fidel. Me permito transcribirla:

"Cuando un dirigente sacralizado muere de ancianidad en el mundo, los pueblos desamparados consideran sin embargo, esta muerte, una muerte violenta.
Cuando los estudiantes del año 3000 abran sus libros de Historia en las páginas del Siglo Veinte leerán quizá: URSS Stalin; Yugoslavia Tito; Gran Bretaña Churchill; Francia De Gaulle; China Mao.
Preguntarán entonces: ¿Eran los nombres de las capitales? Se les responderá: No, eran los nombres de los dioses de ese siglo.
Y los niños de las escuelas del futuro sacudirán la cabeza pensando qué difícil sería para los hombres vivir en un tiempo en que los dioses habitaban entre ellos".
Bernard Chapuis en "Le Monde", refiriéndose a la muerte de Mao–Tse Tung.

Esa sensación es la que me generaba Fidel. La de un ser supra terrenal, una figura que está más allá del resto. Un ser celestial entre mortales. Lo mismos crecí pensando de Perón, pese a nacer varios años después de su muerte. Un aura heroica, como la que siempre imaginé de los militantes de la Resistencia Peronista y los asesinados y desparecidos por la última dictadura genocida. Fidel, y los que fueron como él, no solo eran lideres políticos, eran líderes de su tiempo histórico.

Soy peronista y creo que el sujeto de la Historia es el pueblo, su autor y creador. Pero con hombres como Perón o Fidel uno no puede dejar de recordar al menos lo que decía Carlyle en "Los Héroes" acerca de que la Historia Universal “es en el fondo la historia de los Grandes hombres que han actuado en el mundo”. Al menos dejo un reconocimiento especial a los hombres y mujeres, como lo hacía Cooke siguiendo a Plejanov en “El rol del Individuo en la Historia”.

Ayer imaginé, siguiendo este juego metafórico, que Fidel era el último “Dios” que habitaba entre nosotros y que su muerte era el final de una etapa. Con él se fue la política tal como la pensaban generaciones y generaciones. Y esa política ya no existiría más. Es más, pensé que buena parte de la generación del peronismo que comenzó militando en los 70´ hoy perdía la última gran referencia que los acompañó desde entonces al presente. Seguramente es exagerado, pero esa fue la primera sensación que tuve. Ayer por la tarde me llegó un correo de un histórico dirigente de la JP que, casi confirmando esa intuición, decía: “no habrá ningun@ igual”, “tod@s murieron”.
 
Fidel con el Che.
Una cosa es lo que Fidel hizo en Cuba y otra, muy ligada pero no igual, es lo Fidel significa para la política argentina y para cada rincón de planeta. Analizar la revolución cubana no es lo que quiero aquí, sino, por el contrario, quiero ver cual es el mundo político en que Fidel fue una leyenda y que fue o será de ese mundo y como repercute eso para nosotros acá.

Fidel y el mundo en el que fue leyenda

Fidel es la expresión quintaesencia de la modernidad política. El marxismo (el latinoamericano incluido) es tan o más hijo de la modernidad como lo fueron Smith, Ricardo, Keynes o Friedman.

El mundo político en el cual Fidel impone toda su gravedad, y nosotros interpretamos desde aquí, es fruto del crecimiento de la población, la urbanización y el desarrollo económico e industrial que hicieron emerger nuevos actores sociales como los trabajadores, la clase media, nuevos contextos y relaciones internacionales, el colonialismo primero y el imperialismo después, y así podemos seguir y seguir.

Fidel expresa la modernidad política de posguerra, de mediados del siglo XX, que se enlaza con la modernidad política de masas que nace con la Lenin en la Revolución de 1917, se ata a los movimientos fascistas de entre guerras y le sigue con los movimientos de liberación, marxistas y nacionalistas, del siglo XX. En el mundo político de mediados del siglo pasado el Estado cobra centralidad en la sociedad y las decisiones estatales para la vida de los ciudadanos se volvieron fundamentales. Es un sociedad mucho más populosa que las incipientes naciones del siglo XIX, que se complejiza, y donde se entrecruzan distintos intereses vinculados a clases sociales, aspectos religiosos o culturales,

La política y la representación buscaban una “homología estructural” como decía Bourdieu, así los partidos y dirigentes debían ser el reflejo de las divisiones, clases y fuerzas sociales. La conducción política (y partidaria) era vertical, pero racional y orgánicamente justificada y desplegada. La argumentación política incorporaba, por un lado, el sentido de pertenencia sociológica de la cultura de masas; con, en otro orden, la evaluación de programas y políticas que resulten más afines a los intereses del ciudadano y su situación social.

El ciudadano perdía individualidad, los partidos y movimientos políticos ocuparon el centro de la escena. Allí emergieron liderazgos fuertes, de “semi dioses” que se destacaban por sus virtudes personales como la inteligencia, capacidad oratoria, compromiso, carisma, etc. Esas virtudes que tanto parece que faltan hoy…

Este es el mundo político de representaciones del peronismo histórico, tanto el del 45 como el del 73. Es el peronismo se seres providenciales como Juan y Eva, el peronismo de pro hombres como Valle, Cooke, Rearte, etc. El mismo mundo de Fidel. Allí en el cual la política y las ideologías son centrales, donde el compromiso y la entrega definen a los dirigentes y donde la formación política era imprescindible y marcaba la diferencia.

Fidel y el mundo político en el que falleció

El mundo de hoy no es el mismo que el que se veía hace más de 60 años desde Sierra Maestra. Dentro de las teorías sociológicas son los posmodernos quienes mejor explican esto (con resistencias y detractores por supuesto). Así, autores como Beck, Bauman, Lash, entre otros, sostienen que la política no es lo mismo para la sociedad contemporánea que lo que fue para la modernidad del siglo XX. Aclaro que no apruebo ni repruebo, sólo describo el mapa teórico actual a través de algunos de los autores más “consagrados” por la academia.

La individualización de los intereses, fruto de la desmembración tradicional de las clases sociales que dividían la sociedad, hace que cada vez sea más difícil reconstruir esas grandes fuerzas políticas cohesionadas y vertebradas en torno a liderazgos.

La influencia de los medios masivos de comunicación, las redes sociales, etc., lleva la política a las casas de los ciudadanos terminando con un modo de militancia. El nuevo campo de batalla política muda de la calle y la plaza a la TV e Internet. La Video política (Sartori) y la Tecno política (Stefano Rodotá) establecen las reglas de la disputa.

A la política le cuesta expresar los intereses sociales de la era industrial. No presentan propuestas claras a sus electorados. La relación entre los políticos y los ciudadanos es  volátil ahora. El marxismo leninismo como programa ya no concita la adhesión de millones de obreros. Lo cierto es que en buena medida los partidos y políticos se transforman en agencias electorales capaces de adoptar cualquier programa. Las encuestas y su manejo, las estrategias electorales, los consultores y la construcción del discurso mediático son centrales hoy.

Según estas teorías el ciudadano no busca las propuestas del partido de masas ni sigue liderazgos caudillescos. Las identidades colectivas se fueron perdiendo. Las unidades programáticas homogéneas vertebradas en torno a los partidos o movimientos de masas no pueden representar cabalmente a votantes de una sociedad cada día más heterogénea, donde la individualización destruye el modelo anterior de hacer política. Representar lo social parece volverse imposible para los partidos y esquemas políticos tradicionales ya que, el individuo posmoderno es, prácticamente, la fragmentación de un “yo” que busca alejarse de los relatos colectivos.

Ulrich Beck, en “La Individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas” (2003), explica esto de la siguiente manera:

“Todas las viejas concepciones de la clase y de la política presuponían (en la primera modernidad) que el individuo y la individualización eran una falsa idea básica que tenía que superarse para poder reconstruir identidades colectivas, organizar la vida política y representar al individuo en la democracia política. Yo creo que esto es un gran error. Es necesario más bien lo contrario. Los partidos políticos tienen en nuestro tiempo que reconocer la individualización, y no como algo que superar, sino como nueva forma de democratización cultural y de autoconciencia de la sociedad. Una nueva forma de sociedad en la que la política se relaciona con la libertad individual y con las libertades y derechos políticos de los grupos en la vida cotidiana. Si los partidos políticos no consiguen comprender esta situación sino que se empeñan en volver la vista a una colectividad o clase dadas, no serán capaces de comprender las fuerzas e ideas políticas de esta sociedad.”

Parece que hoy “no están para morir por una ideología” de la primera modernidad, ni nadie se inmola “siguiendo algún caudillo”. No hay Sierra Maestra, ni se que quiere “tomar el cielo por asalto”, al menos como la política del siglo XX lo imaginó. Nada puede ser más posmoderno en la política local que el asesor estrella de Mauricio Macri, Jaime Durán Barba. Cuando le consultan al ecuatoriano sobre como es este nuevo votante políticamente posmoderno, Durán Barba lo define así: 

“Lo que quieren es que lo político se ponga al servicio de su vida, de su hedonismo, de su placer. No quieren dar la vida por un ideal. Su ideal es que su vida sea hermosa. Cambiamos de la lucha por la revolución a lo que se llama la búsqueda de ´La aventura a la vuelta de la esquina´([1]). Del marxismo viejo a una perspectiva anarquista. Finalmente, es más interesante tener una aventura a la vuelta de la esquina que cambiar el mundo. Esa es la postura actual. La juventud que yo viví pensaba lo inverso, o al menos lo decíamos, de hecho no nos movimos”([2]).

Fidel fue una referencia central de la teoría política que proponía una alternativa al capitalismo. Era la antítesis, el otro lado de la moneda de la modernidad política. En su libro, “En Busca de la Política” (2001), Zygmunt Bauman explica el derrotero del liberalismo, como ideología política quintaesencia de la modernidad, a la luz de la actualidad, lo que entiende como “modernidad líquida”. Así resume la idea de la impotencia actual de política para cambiar el estado de cosas, de la inviabilidad de entronar la antítesis, ese otro gran relato que la modernidad construyó, que fue el marxismo:

“Un siglo atrás, la fórmula política del liberalismo era la ideología desafiante y audaz del "gran salto hacia adelante". Hoy es tan solo una auto-disculpa de su derrota: "Este no es el mejor de los mundos posibles, sino el único que hay. Además todas las alternativas son peores, deben ser peores y demostrarán ser peores si se las lleva a la práctica". El liberalismo de hoy se reduce al simple credo de "no hay alternativa". Si se desea descubrir el origen de la creciente apatía política, no es necesario buscar más allá. Esta política premia y promueve el conformismo. Y conformarse bien podría ser algo que uno puede hacer solo: entonces, ¿para qué necesitamos la política para conformarnos? ¿Por qué molestarnos si los políticos, de cualquier tendencia, no pueden prometernos nada, salvo lo mismo?”

Fidel dando un discurso.
Y, ¡que decir del discurso, la argumentación política! Fidel fue un gigantesco orador, sus intervenciones fueron catedráticas. Su lógica implacable del marxismo era articulada con una cultura general sorprendente y una flexibilidad teórica que le permitía adaptarse a todos los escenarios discursivos. Ahora, ¿eso persuade hoy? ¿Tiene el mismo peso? Quienes estamos racionalizados en la política de la modernidad pensamos que si, pero ¿para el resto de la sociedad también? Los autores contemporáneos entienden que la cultura política posmoderna basada en el desarrollo explosivo de las nuevas tecnologías de la comunicación e información trastocan el equilibrio que la modernidad había dado a esta lógica. El discurso racional-argumentativo de la política moderna no tiene la misma incidencia en este orden cultural. En “Crítica de la Información” (2005), Scott Lash argumenta:

“El cambio cultural no comprende ideas claras y distintas, elecciones racionales o actos de habla legitimados por el discurso, sino un arsenal de símbolos, a veces vacíos, a veces afectivamente cargados, que a menudo actúan en el nivel del inconsciente o, a lo sumo, de un preconsciente de supuestos de fondo tácitos en un horizonte implícito…. Esto es, el desarrollo cultural se guía menos por el lenguaje de la identidad, la diferencia, el silogismo, la causa y la sustancia, y más por el lenguaje retórico de la metáfora, la metonimia, sinécdoque y el oxímoron”.

Mientras la política que expresaba Fidel se desplazaba en el terreno del pensamiento racional, los programas, las estrategias, las elecciones racionales; la cultura política posmoderna no puede hablar ese idioma, “la cultura no actúa en ese nivel. Sus símbolos proveen las imágenes de los sueños, los mitos implícitos de las identidades comunitarias y nacionales, el horizonte no enunciado de las acciones, los hábitos y las tecnologías tácitas de los cuerpos” (Lash: 2005). La lógica argumentativa es distinta. Basta ver los spot de los distintos partidos políticos para las elecciones primarias abiertas y simultaneas (PASO) del 2015, especialmente los más cortos, para constatar que la argumentación ha dejado de ser racional ideológica para mezclar ideas con criterios de orden sentimental, emotivos, de impacto visual o artístico.

En fin, podríamos seguir enumerando puntos de distancia entre la política contemporánea y la política del siglo XX, pero la muestra alcanza como para diferenciar claramente como era la política cuando Fidel encabeza la Revolución en Cuba y como es la política hoy cuando Fidel deja este mundo. El modo de ser posmoderno le cierra la puerta a hombres providenciales como Fidel.

Trump y una despedida que abre puertas

Pero nada es más difícil de predecir que los comportamientos políticos. Y las Ciencias Sociales han demostrado enormes problemas para predecir las conductas de las sociedades. Así que mucho de lo que aquí se repite está por verse...

Pero volviendo a la nuestro, lo que sin dudas llamó la atención fue el violento y chocante comunicado de prensa del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, fue la nota destacada y disonante en el plano político mundial. Trump se despachó con una fiereza sorprendente diciendo: “Hoy, el mundo marca el fallecimiento de un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo por cerca de seis décadas. El legado de Fidel Castro es uno de escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales”.

Esta “despedida” de Trump a Castro, este presidente electo que es un outsider político, empresario que expresa el capitalismo salvaje, figura de un Realty Show en que se hizo famoso por despedir empleados, entre tantas singularidades solo encuadrables en la más rancia tradición liberal de la anti política, es un retrato de época impactante. Parece casi el epílogo soñado del libro de Francis Fukuyama, “El fin de la Historia y el último hombre” (1992), en el cual desarrolla su tesis acerca de que la Historia, como lucha de ideologías en clave de la dialéctica hegeliana, ha terminado, y el triunfador es la democracia liberal del capitalismo que se ha impuesto con el fin de la Guerra Fría.

Fidel era un sobreviviente de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín. Trump parece asumir esta idea del fin de la historia cuando le habla al pueblo cubano diciéndole: “Aunque las tragedias, muertes y dolor causados por Fidel Castro no puedan ser borrados, nuestro gobierno hará todo lo posible porque el pueblo cubano pueda finalmente iniciar su viaje hacia la prosperidad y la libertad”. Es la locomotora del capitalismo pasando por encima al marxismo.

Más allá de su perfil bizarro, de su cuestionado y polémico discurso y su falta de anclaje en la política clásica, el de Trump es un mensaje moderno, centrado en la política y en la batalla por las ideas. Ya se extinguen los dioses de la política pero su esencia agonística parece subsistir, al menos parece claro que existe un territorio de disputa.

Es posible que ya esos hombres y mujeres sobrenaturales que imprimieron su paso en la Historia no existan más. La política es lo que hay, con las personas que hay, con los dirigentes que existen. Y bueeee, es así. Seguramente estarán lejos de ser idealizados como los semidioses de la política moderna.

Tal vez no se repitan los Fidel, los Mao, los Perón. Pero aún sin lugar para nuevos Prometeos, Hermes, Atlas o Hércules, la política sigue siendo la herramienta que tienen los pueblos para transformar sus realidades. 

Será la inteligencia, la voluntad y el compromiso de quienes hacen política desde el campo popular las herramientas para construir las respuestas a nuevos escenarios, con nuevas formas organizativas, mensajes y discursos para el momento histórico, persiguiendo el mismo fin: de vivir en un mundo socialmente más justo, donde reine la paz, la igualdad y la libertad.



[1] Aquí Durán Barba hace referencia al libro de Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut que lleva el mismo título: “La aventura a la vuelta de la esquina”.
[2] Entrevista del Diario Perfil, 1 de Julio, año II Nº 0185.

domingo, 20 de noviembre de 2016

La Vuelta de Obligado: Argentina en guerra contra Francia e Inglaterra

Cada 20 de noviembre se celebra el Día de la Soberanía Nacional. Y esto tiene que ver con “La Vuelta de Obligado” y el resto de las batallas y hechos beligerantes que enfrentaron a la Confederación Argentina con las, por entonces, dos principales potencias imperialistas del planeta. La actuación de Juan Manuel de Rosas y del pueblo argentino en aquellos días, constituye una de las páginas más gloriosas de nuestra historia .

El mencionado conflicto comienza con la intervención armada de la escuadra anglo francesa con el apoderamiento de la escuadrilla argentina a mando del almirante Brown, en agosto de 1845, y finaliza con el tratado Southern - Arana, en enero de 1850. Son cinco años de guerra no declarada entre la Confederación y las dos naciones imperialistas más poderosas de la época.

Al decir del historiador entrerriano Aníbal Vásquez: "Las dos primeras potencias mundiales abandonaron el escenario rioplatense, desgarbadas y batidas. Se retiraron sin lucimiento o sin brillo". Fue una victoria nacional sin precedentes y así lo entendió el Libertador, el General San Martín, al legar ese mismo año, al general Rosas, el sable de la Independencia.

A pedido del historiador revisionista José María Rosa, y por
José María Rosa.
medio de la Ley Nº 20.770 con fecha 16 de noviembre de 1974, se declaró el 20 de noviembre como "Día de la Soberanía Nacional", en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado. 


Y en una medida que constituye un reconocimiento definitivo, que quiebra en forma abrupta con la “historia oficial”, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dispuso la creación del 20 de Noviembre como día de la Soberanía Nacional y su declaración como feriado nacional. La ex presidenta, en un acto de valentía, les devolvió a los verdaderos patriotas un lugar en el panteón de la historia, de donde la oligarquía los había desterrado durante 150 años.

Cristina Fernández de Kirchner en un acto en homenaje a "La Vuelta de Obligado".

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro.



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"Noventa buques mercantes,
veinte de guerra,
vienen topando arriba
las aguas nuestras.
Veinte de guerra vienen
con sus banderas.
La pucha con los ingleses,
quién los pudiera.
Qué los parió los gringos
una gran siete;
navegar tantos mares,
venirse al cuete,
qué digo venirse al cuete".
"La Vuelta de Obligado" (Triunfo), de Miguel Brascó y Alberto Merlo.


"...como argentino me llena de un verdadero orgullo al ver la PROSPERIDAD, LA PAZ INTERIOR, EL ORDEN y el HONOR restablecidos en nuestra querida patria y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados yo felicito a Ud. sinceramente como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce usted de salud completa y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino. Son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota. Q.B.S.M (Que besa sus manos)".
José de San Martín, última carta del Libertador a Juan Manuel de Rosas. 6 de mayo de 1850.

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Contra el colonialismo

Los largos 25 años que Rosas gobernó la Confederación fueron delicados y comprometidos en lo que a política internacional se refiere. Enfrentado a los efectos de la guerra brasileña en los primeros años de su mandato el gobierno protagonizaría a mediados de los años 30 una guerra con la Confederación Peruano-Boliviana. En 1833 (durante la gobernación de Balcarce) fueron ocupadas las Islas Malvinas por Gran Bretaña. A finales de la década se vería involucrada en las luchas civiles de la República Oriental, convergiendo este conflicto en el bloqueo francés (1838-1840), luego expandido a una intervención conjunta entre Gran Bretaña y Francia (1845-1850).

Estos conflictos y los roces diplomáticos con las repúblicas vecinas (Brasil y Paraguay) favorecerían el desenlace que terminó entre 1851 y 1852 con su gobierno: la rebelión provincial se internacionalizó apoyada por las tropas del Imperio Brasileño bajo la perfecta orquestación de Gran Bretaña.

Página gloriosa

He elegido estos hechos beligerantes porque además de la suma gravedad de los mismos y el motivo del "Día de la Soberanía Nacional", la actuación de Rosas y del pueblo argentino constituye una de las páginas más gloriosas de la historia argentina.

El mencionado conflicto comienza con la intervención armada de la escuadra anglo francesa con el apoderamiento de la escuadrilla argentina a mando del almirante Brown, en agosto de 1845, y finaliza con el tratado Southern - Arana en enero de 1850. Son cinco años de guerra no declarada entre la Confederación y las dos potencias imperialistas más poderosas de la época.

Intereses del imperio francés

Los intereses de los ingleses y los franceses eran diferentes: aquellos buscaban exclusivamente beneficios comerciales y éstos, además, la expansión cultural y territorial.

Para el ministro francés Thiers "Montevideo era una colonia francesa" y fundamentaba el derecho de Francia a intervenir en el Rió de la Plata en tres argumentos principales y uno accesorio: 1) La "humanidad", atropellada por la "barbarie" de Rosas. 2) El "chauvinismo" o "patriotismo francés" interesado en "notre colonie" (nuestras colonias) amenazada por el indigenismo y el hispanismo, es decir el americanismo de Rosas. 3) El "respeto al derecho" ya que, Rosas violaba el artículo 4 de la convención Mackau, al enviar tropas de la Confederación a la guerra en la Banda Oriental a favor de su aliado el General Oribe. El argumento comercial es más bien accesorio porque la artesanía francesa, su sola exportación, no se perjudicaba con la política aduanera de Rosas.

El interés de Francia por el Río de la Plata se mantenía vivo desde el fracaso de la tentativa monárquica de 1820. Las maniobras de los rivadavianos, para comprometer la ayuda del gobierno francés, y terminar con la supuesta anarquía americana habían continuado después de la caída del Directorio.

La Revolución de 1830 en Francia, y la instauración de la monarquía "burguesa" del rey Luis Felipe cambiaron el plan primitivo de colocar un Rey francés en el Río de la Plata. Francia necesitaba expansión comercial, conquista de mercados y prestigio guerrero internacional. En suma, necesitaba colonias y ningún territorio parecía más favorable que el de los pequeños países segregados de España, involucrados permanentemente en guerras civiles y donde existían sectores "pensantes", "intelectuales", que demandaban el "protectorado" de una poderosa nación europea.

Es preciso agregar que a las necesidades imperialistas de los galos se sumaba que, la inmigración francesa al Río de la Plata había sido numerosa desde los primeros tiempos de la independencia y Francia consideraba a dichos inmigrantes como instrumentos de penetración política y comercial que debían de ser especialmente protegidos generando así como una especie de protectorado de hecho.

Pero Francia no podía actuar sola, necesitaba una alianza con Inglaterra para afianzarse en Europa y poder así posesionarse luego de Argelia y Oceanía en el reparto colonial. La intervención conjunta era el precio a pagar por Francia para lograr su consolidación imperial.

Política imperial de Inglaterra

Los intereses británicos eran comerciales: la libre navegación de los ríos y la solución definitiva del conflicto en la Banda Oriental que impedía, por los bloqueos, realizar operaciones comerciales en la región del Río de la Plata.

Respaldaban estos reclamos los centros industriales de Liverpool, Manchester y Yorkshire, banqueros, comerciantes e industriales de las plazas citadas: "Que se adopte medidas para limitar las restricciones puestas al comercio en el Plata" expresaban.

Y solicitaban también que "se pusiera fin a los disturbios en el Uruguay y se asegurara el acceso de los comerciantes británicos a los mercados del Paraguay y las regiones del Interior".

Negocios, política y los unitarios...

Los conflictos externos que tuvo la Confederación en tiempo de Rosas tuvieron un origen eminentemente económico y se relacionaron con el dominio geopolítico del estratégico Río de la Plata. Pero no hay que menospreciar los factores de tipo político, más aún, éstos a veces prevalecieron en las decisiones. Por ejemplo Francia ostentaba un belicismo intransigente desde la derrota en Waterloo y pretendía terminar con el pacifismo a que la obligaban los vencedores de Napoleón.

Pero, los conflictos externos que sufría la Confederación no se iniciaban solamente de las grandes potencias europeas. Los emigrados unitarios conspiraban constantemente desde Bolivia, Chile y la Banda Oriental, organizando invasiones y ofreciendo a los gobiernos que los asilaban, como moneda de negociación, fracciones de territorio argentino de Jujuy y Salta, Cuyo y la Mesopotamia, en cuyos pueblos simultáneamente excitaban la tradicional hostilidad a la hegemonía bonaerense.

Comienza la intervención

Una vez que el parlamento británico pone sobre el tapete la idea de la intervención armada en el Río de la Plata, fundándola en la necesidad de defender los intereses mercantiles en peligro, Francia, que no quería quedar a la zaga, decide la intervención a través de su vocero parlamentario Thiers y ambas naciones resuelven la intromisión conjunta enviando una poderosa flota.

La capital de la Banda Oriental se encontraba sitiada por tierra por las tropas de la Confederación y su aliado, el General Oribe. Montevideo era defendida por los emigrados argentinos, franceses, españoles, italianos, ingleses.

Rosas ordena el bloqueo naval y los extranjeros, viendo perjudicados sus intereses comerciales, se alistan en la defensa de la ciudad. Semanas más tarde, y cuando los sitiados en Montevideo habían perdido las esperanzas de auxilio internacional, arriba a Buenos Aires una "comisión mediadora" integrada por el inglés William Ouseley y el francés Deffaudis a bordo de los primeros buques de guerra a vapor que navegan por el Río de la Plata. 

Confiados en el respaldo de la flota, exigen el retiro de las tropas de la Confederación y el levantamiento del bloqueo. Aseguraban estar autorizados para usar la fuerza si era necesario. Rosas no se conmueve, invoca su carácter de beligerante y la soberanía sobre los ríos interiores; además sostiene la legitimidad del General Oribe como presidente legal del Uruguay. Ante el ultimátum de los ministros extranjeros, Rosas, inflexible, les mandó extender los pasaportes; es decir, los expulsó de Buenos Aires.

Rosas contra los piratas

El 2 de agosto de 1845, la escuadra anglo-francesa se apoderó de la flota argentina y desembarcó tropas en Montevideo. Los agresores izan sus pabellones en las embarcaciones nacionales al mando del Almirante Brown.

El pretexto con que Inglaterra y Francia pretendieron encubrir su agresión militar fue que la guerra entre Montevideo y Buenos Aires perjudicaba el comercio. En realidad, se trataba lisa y llanamente de la conquista por las armas de la cuenca del Plata y de los territorios que bañaban sus ríos. Pretendían dominar la Banda Oriental y establecer allí sus bases de operaciones comerciales (también militares) sobre los ríos internos. En este sentido, la política americanista de Rosas en defensa de la independencia de Uruguay y el reconocimiento de Oribe como su autoridad, como así también su poder real sobre el interior de la Confederación, eran un obstáculo para los intereses de los agresores.

Rosas declaró piratas a los barcos de las potencias agresoras. La Confederación peligraba y corría el riesgo de desmembrarse territorialmente. Se encontraba jaqueada por dos potencias europeas y además, por todos sus vecinos interesados en ensanchar sus fronteras.

Enemigo interno y dignidad nacional

En tanto, los unitarios cometían actos de alta traición a la patria; Sarmiento incitaba a Chile a apoderarse del estrecho de Magallanes; Florencio Varela proponía la independencia de la Mesopotamia; y Echeverría alentaba a los invasores.

En cambio, el pueblo acompañaba a Rosas, pero también lo hacían los padres fundadores de la patria que aún estaban vivos. San Martín le ofrecía sus servicios y le obsequiaba su sable; Brown aceptaba la conducción de la escuadra; Manuel Moreno representaba a la Confederación en Inglaterra y Tomás Guido hacía lo propio en Río de Janeiro.

La Sala de Representantes aprobó la conducta de Rosas en vibrantes discursos patrióticos: "La guerra es una gran calamidad pero sus estragos son preferibles a la ignominia. No hay causa más poderosa ni más justa que el honor de una nación".

Operaciones militares

En septiembre de 1845, los invasores bombardearon, tomaron y saquearon Colonia del Sacramento y ocuparon la Isla Martín García. Allí se destacó por su violencia el italiano José Garibaldi, quien luego atacó a lo largo del río Uruguay las ciudades de Gualeguaychú, Concordia, Paysandú y Salto, saqueando todo lo que encontraba a su paso. (1)

El 18 de septiembre se declaró oficialmente el bloqueo de los puertos argentinos y a fines de ese mes fue ocupado el puerto uruguayo de Maldonado, para atacar por la espalda a Oribe. Casi simultáneamente se conocía la noticia que se preparaba un convoy para remontar el Paraná hasta Corrientes y Paraguay (2), custodiado por buques de guerra para demostrar que no existía soberanía argentina sobre el río.

Batalla de "La Vuelta de Obligado"

El 20 de noviembre de 1845 tuvo lugar la batalla de La Vuelta de Obligado. El río Paraná, cerca de San Pedro, después de tomar dirección norte-sur, dobla hacia el Sur- Este y es éste paraje al que se lo conoce como Vuelta de Obligado.

Era un lugar de paso forzoso para las escuadras enemigas que querían llegar al Paraguay. En la costa del río fueron colocadas las baterías del General Lucio Mansilla. Sí, el mismo Mansilla que traicionó a Pancho Ramírez en 1821 y que aquí se redime con la historia en su mejor y más noble momento. Lucio Norberto Mansilla era cuñado de Juan Manuel de Rosas, fue soldado de la Independencia, combatió en Chacabuco a las órdenes de San Martín y fue, además, luego de la traición a Ramirez, gobernador de Entre Ríos. Hombre que hirió a la entrerrianía en forma profunda con una traición que justificó por su procedencia bonaerense. Por las complejidades de la historia y de la naturaleza humana, Mansilla aquí se viste de héroe.

Para aumentar la eficacia de los fuegos de posición se procuró la detención del avance de las naves enemigas cruzando tres gruesas cadenas ancladas sobre la posición y atadas en el otro extremo próximo a la orilla izquierda del río. La disparidad de fuerzas era abrumadoramente desfavorable. La flota enemiga se componía de 11 buques de guerra con 99 cañones, entre ellos tres vapores, seguidos por una flota de cien barcos mercantes cargados de productos.

Mansilla, al frente del combate

La escuadra anglo-francesa desafiaba abiertamente a la Confederación conducida por Rosas pero, sobre todo, ofendía nuestra soberanía nacional. Así lo entendían los combatientes de Obligado al mando de Mansilla, que antes de iniciar la batalla proclamó: "¡Milicianos del departamento del Norte! ¡Valientes soldados federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de la América! Los insignificantes restos de los salvajes unitarios que han podido salvar de la persecución de los victoriosos ejércitos de la Confederación y orientales libres, en las memorables batallas de Arroyo Grande; India Muerta y otras; que pudieron asilarse en las murallas de la desgraciada ciudad de Montevideo, vienen hoy sostenidos por los codiciosos marinos de Francia e Inglaterra, navegando las aguas del gran Paraná, sobre cuya costa estamos para privar su navegación bajo de otra bandera que no sea la nacional ¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis!...Considerad el tamaño insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. Pero se engañan esos miserables: ¡¡aquí no lo serán!!...¿No es verdad camaradas? ¡¡Vamos a probarlo!!"...."¡Suena el cañón! ¡Ya no hay paz con la Francia ni con Inglaterra! ¡¡Mueran los enemigos!!...Tremóle en el río Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco, y muramos todos antes que verlo bajar de donde flamea. Sea ésta vuestra resolución, a ejemplo del heroico y gran porteño, nuestro querido gobernador brigadier Don Juan Manuel de Rosas, y para llenarla contad con ver en donde sea mayor el peligro a vuestro jefe y compañero el General Lucio Mansilla. ¡Viva la Patria! ¡Viva la Federación! ¡Viva su heroico defensor Don Juan Manuel de Rosas! ¡Mueran los salvajes unitarios y sus viles aliados anglo-franceses!"

Mansilla, con escasos elementos, contuvo, desde las diez de la mañana de aquel 20 de noviembre hasta las cinco de la tarde, a la flota invasora, provocándole 150 muertos y 4 buques fuera de combate. La escuadra atacante quedó más de 7 días inmovilizada por las reparaciones que tuvo que encarar y la atención de sus bajas de personal. Por nuestra parte, tuvimos 650 hombres fuera de combate, resultando herido el propio General Mansilla.

Batallas olvidadas: San Lorenzo y Punta Quebracho

Los combates de San Lorenzo y Punta Quebracho, a principios de 1846, cuando la escuadra aliada bajaba de vuelta el Paraná, demostraron también la voluntad inflexible de Rosas de ofrecer resistencia. Las potencias extranjeras no pudieron en definitiva colocar sus mercaderías en las provincias litoraleñas ni en el Paraguay.

San Lorenzo y Punta del Quebracho son otras dos batallas de "la Guerra del Paraná", olvidadas por la historia oficial.

El 16 de enero de 1846 la flota imperial es atacada por el general Mansilla en San Lorenzo (Provincia de Santa Fe). Mansilla mantenía oculta, entre la maleza del "campo de la gloria", la artillería y cuando el enemigo cruzaba la angostura del San Lorenzo de improviso se levantó la bandera argentina y los cañones rompieron fuego desde un lugar invisible para los invasores. Los estragos causados fueron graves para los invasores que tuvieron que soportar durante más de siete horas el fuego de la artillería nacional. Los aliados perdieron 50 hombres, los confederados argentinos solo uno. En su parte de guerra Mansilla se enorgullece de haber combatido en el mismo paraje regado por la sangre de San Martín.

A una legua al norte de San Lorenzo, está la punta del Quebracho (hoy Puerto San Martín), donde la barranca es alta y el río se angosta en extremo. Allí esperó el general Mansilla que los invasores volvieran de su accidentada excursión. El ataque se produjo el 4 de junio de 1846. Los extranjeros tenían un convoy de 95 barcos mercantes y 12 de guerra. La artillería de la Confederación averió varios buques extranjeros, los cuales emprendieron la huida para no ser hundidos quemando a los averiados para que no sean tomados prisioneros

Defensa heroica de la Soberanía Nacional

En 1847, el gobierno inglés advirtió que la política intervencionista seguida había provocado un desastre comercial al disminuir drásticamente las importaciones de productos de ese país.

Se agrega a esto que, para el año 1848 en Europa se dio un movimiento de revoluciones liberales con tendencias extremas, que provocaron que el ministro británico Southern y el almirante francés Lepredour, que se encontraban en el Río de la Plata, fueran nombrados encargados de acordar con Buenos Aires una paz justa.

Por fin, y luego de largas y dificultosas negociaciones, Gran Bretaña firmó con Rosas el tratado del 24 de noviembre de 1849 por el cual Gran Bretaña se vio obligada a evacuar la isla Martín García, reconocer la soberanía argentina sobre los ríos interiores, los derechos de Oribe para ocupar la presidencia del Uruguay, devolver los barcos argentinos y saludar en desagravio el pabellón nacional con 21 cañonazos.

Con respecto a Francia, se convino que la Argentina retiraría las tropas de la Banda Oriental cuando Francia quitase las guarniciones militares de Montevideo, abandone su posición hostil y celebre un tratado de paz. Lepredour debió ceder después de meses de negociar ante las exigencias de Rosas. El 31 de agosto de 1850 Francia concluyó con la Confederación un tratado de paz y amistad que debía ratificarse en su país. Rosas exigió que se formule el desagravio al pabellón nacional con 21 cañonazos en forma inmediata a lo que Leprodour accedió.

Los respectivos tratados de paz marcaron una clara victoria de la firme y digna posición en defensa de nuestra soberanía nacional llevada a cabo con férrea voluntad por Juan Manuel de Rosas como encargado de las relaciones internacionales de la Confederación.

Al decir del historiador entrerriano Aníbal Vásquez: "Las dos primeras potencias mundiales abandonaron el escenario rioplatense, desgarbadas y batidas. Se retiraron sin lucimiento o sin brillo". Fue una victoria nacional sin precedentes y así lo entendió el Libertador General San Martín al legar ese mismo año, al general Rosas, el sable de la Independencia.

Reconocimiento histórico

A pedido del historiador revisionista José María Rosa y por medio de la Ley Nº 20.770 con fecha 16 de noviembre de 1974 se declaró el 20 de noviembre como "Día de la Soberanía Nacional", en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado.

Entre otros conceptos los considerando de la norma expresan: "Por las condiciones en que se diera este enfrentamiento, por la valentía de los compatriotas que participaron en ella y por sus consecuencias, es reconocida como modelo y ejemplo de sacrificio en pos de nuestra argentinidad".

Y en una medida que constituye un reconocimiento definitivo, que quiebra en forma abrupta con la “historia oficial”, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dispuso la creación del 20 de Noviembre como día de la Soberanía Nacional y su declaración como feriado nacional, por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del 3 de noviembre de 2010. La ex presidenta, en un acto de valentía, les devolvió a los verdaderos patriotas un lugar en el panteón de la historia, de donde la oligarquía los había desterrado durante 150 años.

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro



Notas.

(1) Giuseppe Garibaldi. (1807-1882). Considerado como el héroe máximo de la unificación y la independencia italiana incursionó en Sudamérica con una división de mercenarios denominada "La Legión Italiana". Estuvieron al servicio del gobierno de Montevideo. La historia liberal lo aclamó con el título de "El héroe de dos mundos", los diarios porteños de la época lo llamaron "el chacal de los tigres anglo franceses". Un verdadero pirata que entre otras "hazañas" cuenta con la de asaltar y saquear durante dos días a la ciudad de Gualeguaychú totalmente desguarnecida. En sus memorias Garibaldi escribió en forma de una absurda justificación que: "el pueblo de Gualeguaychú nos alentaba a la conquista por ser un verdadero emporio de riqueza, capaz de revestir a nuestros harapientos soldados y proveernos de arneses...". Su paso por nuestros pagos nada tiene que ver con la obra que realizó en Italia donde fue un verdadero patriota revolucionario de la causa italiana.

(2) El Paraguay, bajo la presidencia de Carlos Antonio López había firmado un tratado de alianza ofensiva defensiva con la provincia de Corrientes en rebeldía contra Rosas que, motivado en su proyecto de reconstruir el Virreinato del Río de la Plata no había reconocido la independencia de la nación guaraní.

domingo, 13 de noviembre de 2016

"Día del Pensamiento Nacional", la Ley Jauretche y su aplicación en la provincia


Hoy es el “Día del Pensamiento Nacional”, justamente por Don Arturo Jauretche. El 13 de noviembre de 1901 nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires, Arturo Martín Jauretche, quien se convertiría con el tiempo en uno de los más lúcidos pensadores del movimiento nacional y popular. En noviembre de 2003, el Congreso de la Nación, mediante la Ley 25.844, declara ese día como el “Día del Pensamiento Nacional” en homenaje al gran legado intelectual y político de Don Arturo Jauretche. 


Recuerdo que hace años, cuando militabamos en la JP, solicitamos con un documento público la adhesión y aplicación de esta ley en la provincia. La legislatura de nuestra provincia no adhirió aún a la Ley 25.844 que dispone en su Art. 3 el mandato de “requerir del Consejo Federal de Educación la incorporación de todos los temas relativos a la vida y a la obra del escritor en los contenidos básicos comunes de la EGB y Polimodal”, invitando en su Art. 4 a adherir a todas las provincias. 


En los hechos la aplicación de esta ley en la proivncia implicaría la muy grata noticia de convertir en obligatorio el estudio de la obra de Don Arturo Jauretche en las escuelas públicas entrerrianas, difundiendo su pensamiento en las futuras generaciones de ciudadanos entrerrianos. Sería muy importante que la legislatura provincial adhiera pronto (tengo entendido que hay un proyecto en trámite) y se implemente lo antes posible esta ley en la provincia.


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¡Qué útil que es el pensamiento de Arturo Jauretche para comprender lo que estamos debatiendo hoy en Argentina! Qué claro nos demuestra cuáles son los intereses de las mayorías populares y cuáles son los intereses de las minorías. El pensamiento de Don Arturo nos permite comprender en forma simple e inmediata que ideas y programas están a favor de una política nacional y de inclusión social y cuáles expresan los intereses de las élites económicas y los poderes internacionales.

Jauretche nos enseñó a pensar desde lo nacional, mirando la realidad desde nuestra posición en América Latina, desandando ese camino de colonización cultural que tantas confusiones genera a la hora de pensar nuestra identidad. Jauretche nos explicó que detrás de toda idea e ideología existen intereses materiales y económicos. "El aparato cultural del sistema" o "la colonización pedagógica" eran los nombres con lo que Don Arturo describía este sistema de ideas de la Argentina dependiente. Esos mismos medios de prensa, intelectuales y usinas de ideas que defienden posturas neoliberales pero no hablan del ajuste y esconden las políticas de exclusión detrás de propuesta complejas y argumentos que no revelan la esencia de sus medidas.

Como militante y fundador de FORJA, junto a otros grandes con Scalabrini Ortiz, Don Arturo fue el gran pensador y escritor del pensamiento popular de los días de la Resistencia Peronista. Fue un desmitificador de ideas. Jauretche cargó con crudeza contra los prejuicios que los argentinos sosteníamos –y aún se sostienen hoy- como verdades irrefutables, cuando en realidad son construcciones teóricas que nos condenan a la miseria y la pobreza. Las llamó “zonceras”, y son aquellos “axiomas” y supuestas verdades auto reveladas con que la oligarquía venía justificándose a sí misma y a su accionar.

Justamente hoy es fundamental recordar a Don Arturo. La recuperación de su obra es un ejercicio imprescindible para reconstruir el discurso nacional y popular, especialmente para las nuevas generaciones. Jauretche fue un pensador del pueblo. La suya era una inteligencia al servicio de las mayorías populares, políticamente comprometida. Don Arturo sostenía que: "si el pensador quita la vista del pueblo y de la nación, pierde de vista las necesidades y objetivos de ese pueblo y esa nación".

Por eso es que desde el movimiento nacional y popular se rescata a estos pensadores condenados al olvido de los museos, expulsados de la academia, silenciados por las dictaduras. Esos que hoy hacen polvo el discurso de la derecha en instantes y derrumba todo el blindaje mediático que las corporaciones le dan a los proyectos neoliberales.

Vaya el homenaje a este enorme pensador, padre intelectual de muchas generaciones de militantes del campo popular. Inteligencia imprescindible para comprender la realidad y la historia de nuestro país. Hoy tan vigente como siempre.

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Texto de la le Ley Nacional Nº 25844

ARTICULO 1°.- Institúyese el día 13 de noviembre "Día del Pensamiento Nacional", en homenaje al nacimiento del escritor y pensador D. Arturo Martín JAURETCHE.

ARTICULO 2°.- Declárase de interés nacional las actividades relacionadas con lo normado en el artículo 1°.

ARTICULO 3°.- Requerir del Consejo Federal de Educación la incorporación de todos los temas relativos a la vida y a la obra del escritor en los contenidos básicos comunes de la EGB y Polimodal.

ARTICULO 4°.- Invítase a las provincias, a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a los municipios a adherir a las propuestas de la presente ley.


ARTICULO 5°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.