miércoles, 25 de mayo de 2016

Mayo y Mariano Moreno, la Revolución que pudo ser

El 25 de mayo de 1810 tiene más valor simbólico que histórico. Valor simbólico de un hecho fundacional que todo pueblo necesita reconocer para afianzar su identidad. Pero no fue el 25 de mayo un grito heroico de libertad como el de Tupac Amarú.


No hubo violencia, que es según el Diccionario de la Real Academia Española una de las características ineludibles que tiene el vocablo revolución, ni hubo cambios radicales. No fue tampoco una gran movilización popular como lo fue la reconquista de Buenos Aires durante las invasiones inglesas. No fue un gesto imperativo de la masa sublevada como el 17 de octubre de 1945 pero tampoco una decisión tomada exclusivamente por los doctores y la "gente decente" como lo cuenta la historia liberal mitrista.

No declaró la independencia pues se hizo en nombre de Fernando VII. Destituyó un virrey, pero ese hecho ya tenía antecedentes con la destitución de Sobremonte cuando se eligió a Liniers. No existieron las escarapelas celestes y blancas que nos enseñó falsamente el Billeken porque se repartían estampitas con la efigie de Fernando VII, con un tono rojizo como el de la bandera española.

¿Cómo se puede entender la Revolución de Mayo? ¿Qué destacar de ella? Por la presencia de un hombre: Mariano Moreno. Es en la lucidez política de este personaje, que pasó por la historia argentina como un relámpago, donde podemos encontrar el verdadero germen revolucionario de Mayo y su dimensión histórica y nacional. Su Plan de Operaciones y la acción política emprendida, durante su corta gestión, se puede calificar de revolucionaria, dirigista, estatista, nacionalista, prohispánica, intervensionista y de dimensión continental, latinoamericana.


Ahora, si Mayo fue Moreno y esta fue una revolución que pudo haber sido, pero que no fue, ¿qué se celebra? ¿Qué conmemoramos? ¿cuál debe ser la reflexión? Debe ir mucho más allá del 25 de mayo de 1810, en más de dos siglos de historia hay muchas páginas gloriosas para rescatar, que trazan la columna vertebral del pueblo argentino y sus más de 200 años de lucha y resistencia.


 Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro


Mariano Moreno.



"Ya que la América del Sud ha proclamado su independencia, para gozar de una justa y completa libertad, no carezca de las luces que se le han encubierto hasta ahora y que pueden conducirla en su gloriosa insurrección. Si no se dirige bien una revolución, si el espíritu de intriga, ambición y egoísmo sofoca el de la defensa de la patria, en un palabra: si el interés privado se prefiere al bien general, el noble sacudimiento de una nación es la fuente más fecunda de todos los excesos y del trastorno del orden social. Lejos de conseguirse el nuevo establecimiento y la tranquilidad del interior del estado que es en todos tiempos el objeto de los buenos, se cae en la mas horrenda anarquía, de que se siguen los asesinatos, las venganzas personales, y el predominio de los malvados sobre el virtuoso y pacifico ciudadano". Mariano Moreno. "Plan de Operaciones", 1810.

"No tienen los pueblos mayor enemigo de su libertad, que las preocupaciones adquiridas en la esclavitud." Mariano Moreno. "Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse, y Constitución del Estado", 1810

1. Una revolución que no fue tal

El 25 de mayo tiene más valor simbólico que histórico. Valor simbólico de un hecho fundacional que todo pueblo necesita reconocer para afianzar su identidad. No fue el 25 de mayo un grito heroico de libertad como el de Tupac Amarú. No hubo violencia, que es según el Diccionario de la Real Academia Española una de las características ineludibles que tiene el vocablo revolución, ni hubo cambios radicales. No fue tampoco una gran movilización popular como lo fue la reconquista de Buenos Aires durante las invasiones inglesas. No fue un gesto imperativo de la masa sublevada pero tampoco una decisión tomada exclusivamente por los doctores y la "gente decente" como lo cuenta la historia liberal mitrista.

No declaró la independencia pues se hizo en nombre de Fernando VII. Destituyó un virrey, pero ese hecho ya tenía antecedentes con la destitución de Sobremonte cuando se eligió a Liniers.

1.1. Caracterización de la Revolución

Para la historia oficial mitrista Mayo es una revolución antihispanica, porteña, separatista y probritánica. Tiene el objetivo primordial de vincularnos económicamente con Inglaterra. Fue realizada, como ya dijimos, por la gente decente del puerto. Para ellos las invasiones inglesas sembraron la idea de la libertad en los porteños y el proceso fue también parte de una maniobra geopolítica de Inglaterra y su diplomacia. Sostienen que la bandera principal fue el librecambio y el hombre que personifica la revolución es el liberal colonizado, autor de la "Representación de los Hacendados", Mariano Moreno. Es una historia patriarcal también, en la que no existe la participación de las mujeres, las que fueron invisibilizadas.

Sin dudas, con matices y un poco más ajustada a la verdad ante diversos embates, esta es la versión que predomina culturalmente aun hoy. Fue pensada por el liberalismo argentino, con la finalidad de construir un hito fundacional a imagen y semejanza de Mitre, Sarmiento y cía. Es un relato histórico destinado a justificar, con el pasado, toda la política antinacional y entreguista que sobrevino a Caseros y Pavón. Toda política antinacional, desde Rivadavia hasta la dictadura de 1976, invoca este Mayo como antecedente de sus acciones.

Frente a esta versión interesada, se abrió paso otra explicación de los hechos de Mayo. Para una corriente del revisionismo histórico, Mayo fue una Revolución Democrática. Más que separatista y antihispanica, fue una lucha entre demócratas influidos por las ideales revolucionarios del siglo XVIII contra los absolutistas y burócratas monárquicos aferrados a los privilegios de la vieja España reaccionaria. Distingue con claridad dos tipos de liberalismos, uno de corte colonial y dependiente, conservador, europeizado, elitista y oligárquico y otro de corte revolucionario, democrático y nacional. En este último se inscribe el impulso inicial de Mayo. No fue pues una lucha entre criollos y españoles, fue una lucha entre demócratas y absolutistas, una disputa entre partidos políticos y no entre naciones.

Esta construcción histórica no fue tan homogénea ni inmediata como su antagonista. Aún hoy recibe aportes. Tal vez porque se cumplió la sentencia que a la historia la escriben los que ganan, se tuvo que esperar mucho tiempo y autores como para dar cuerpo a esta corriente que encuentra sus orígenes en Juan Bautista Alberdi y sus "Escritos Póstumos". Bajo esta perspectiva se puede comprender en su plenitud a un Mariano Moreno revolucionario y su "Plan de Operaciones" junto con la obra de la mayoría de los patriotas de Mayo.

Estas son las dos grandes corrientes que explican la Revolución de Mayo. Sin dudas hay otras, como también matices entre ellas. Pero creo que en líneas generales estas reflejan la disputa histórica sobre el tema en cuestión.

1.2. Mayo es Mariano Moreno

¿Cómo se puede entender la Revolución de Mayo? Por la presencia de un hombre: Mariano Moreno. Es en la lucidez política de este personaje, que pasó por la historia argentina como un relámpago, donde podemos encontrar el verdadero germen revolucionario de Mayo y su dimensión histórica y nacional. La acción política emprendida, durante su corta gestión se puede calificar de revolucionaria, dirigista, estatista, nacionalista, prohispánica, intervensionista y de dimensión continental, latinoamericana.

La lectura de sus textos, fundamentalmente del "Plan Revolucionario de Operaciones" muestra una penetrante comprensión de lo que es el Estado, de la estrategia y táctica para apoderarse de esa maquinaria y hacerla servir a los propios fines, contra sus antiguos usufructuarios.

Pero como advertimos, las conclusiones sobre Moreno y sobre todo el proceso de Mayo, constituyen junto a la época de Rosas, las páginas donde se cobija la mayor diversidad de opiniones y disímiles interpretaciones en la historiografía argentina sobre los mismos hechos. Al punto de ser antagónicas.

Como vimos, para los libros de historia, y por ende los argentinos, hay muchos "Mayos". Pero la clave de todas las lecturas se encuentra en la caracterización de Mariano Moreno.

2. La manipulación política de Mariano Moreno por la historiografía

Siguiendo esta teoría, analizaré las distintas posiciones historiográficas sobre la Revolución de Mayo a través de la caracterización que hacen, cada una de las escuelas, sobre Moreno.

Ante la figura histórica de Mariano Moreno, hay que elegir, porque escribir historia es elegir, "Toda historia es elección". La elección es ineludible, inapelable en el "caso Moreno". No faltan documentos sobre él y su época, pero ningún historiador puede amparase en ellos para ahorrarse el trabajo de opinar. No hay medias tintas en las interpretaciones de la figura de Moreno, sus pocas acciones políticas, todas trascendentes y decisivas, son a primera vista intrincadas y hasta contradictorias. Incluso para hacer más complicada su interpretación, algunos documentos son públicos y otros secretos.

¿Cuál es en fin el "verdadero" Mariano Moreno? ¿El del motín de Alzaga? ¿El librecambista que supuestamente realizó la "Representación de los Hacendados"? ¿El "extremista" Secretario de la Junta que escribe el Plan de Operaciones? ¿El devoto católico estudiante de teología? ¿El ateo jacobino anticlerical?

La cuestión Moreno es un ejemplo de la sentencia de Jauretche: la cuestión histórica es una cuestión política. La diversidad de "Morenos" responde a las diferentes políticas que se quieren sustentar a partir de la interpretación histórica. Solo haré una enunciación de carácter ejemplificativo que no pretende ser exhaustiva ni metódica. Quiero dar al lector un pantallazo de los dos Morenos y sus autores... Veamos.

2.1 El liberal de la "Representación de los Hacendados"

Dejando de lado a Manuel Moreno, (hermano de Mariano) que escribió una biografía en 1812, uno de los primeros autores que se ocupó de Mariano Moreno fue Vicente Fidel López. Padre fundador de la historia liberal junto con Mitre, en su monumental obra "Historia de la República Argentina", López afirma que el 25 de Mayo fue una verdadera revolución independentista y Moreno era un liberal definitivamente influido por las ideas de la Ilustración francesa, de modo que las constantes menciones de fidelidad a Fernando VII que aparecen en los documentos oficiales son interpretadas como una mistificación, en adhesión a la idea de la máscara de Fernando.

Estas ideas no sufrieron grandes cambios en las glosas de Sarmiento y Mitre. Esta visión era concordante con las ideas liberales que encarnó la intelectualidad antirrosista primero, y la generación del 80 después. Esas generaciones requerían un Moreno liberal, librecambista, antihispanico, laicista e incluso pro británico. Esa generación requería el repudio de Mitre a España, el invento mitrista de un mayo antiespañol, librecambista, ilustrado desde las luces de Francia y pro-británico en lo económico.

En fin, primero López y luego Mitre juzgan a Mayo como un movimiento separatista, antihispánico, dirigido a obtener el comercio libre, y por ende pro británico, la chispa del movimiento habrían sido las ideas divulgadas por los ofíciales ingleses durante las invasiones que ocurrieron unos años antes de Mayo.

Esta versión de los sucesos de Mayo es la que está todavía vigente hoy en muchos de los programas educativos. Y se repite cada año en publicaciones escolares. Es decir, interpretada como norteamericana por el ejemplo del norte, inglesa por el liberalismo británico y francesa por los libros de los enciclopedistas.

En el siglo XX, en trabajos aparecidos hacia 1921, Ricardo Levene presenta a Moreno como liberal, pero también, y a diferencia de López, como prohispánico y clerical. Pero ésta, en realidad, no fue más que una pequeña variación sobre el mismo tema de la historia oficial. Esta tesis fue repetida por miles de libros y ensayos por cientos de autores.

2.2. La Historia Social

A la corriente de la Historia Social, la que domina hoy el aparato académico de la historia, el tema se les ha tornado complicado. Desde su aparición en 1956, en plena revolución fusiladora antiperonista, José Luís Romero y Halperín Donghi vienen aceptando la versión mitrista clásica. Pero ellos, según propia confesión, intentan remozarla, porque en la actualidad se encuentran con problemas para mantener la interpretación de Mayo dada por Mitre.

Luís Alberto Romero, en un rapto de sinceridad académica reconoce ceremoniosamente: "Hace tiempo que los historiadores profesionales, los historiadores en serio, vienen criticando esta explicación (la versión mitrista de Mayo). Coinciden en que los sucesos de Mayo de 1810 no fueron el fruto de un plan previo sino la imprevista consecuencia de un evento lejano...Un grupo de vecinos se hizo cargo del gobierno, de manera provisoria, sin saber bien para quién ni contra quién... (Los historiadores) estamos lejos de lo que se enseña en la escuela y también del sentido común. Sin duda hay una brecha que debe ser cerrada pues en Historia, tanto como en Física o Matemática, no puede admitirse tal distancia entre el saber científico y el escolar. Pero hay que hacerlo con cuidado. Este relato mítico (sobre Mayo) es hoy uno de los escasos soportes de la comunidad nacional" (Clarín 24/5/2002).

Se le podría retrucar que lo que está en crisis no es la "comunidad nacional" sino la conciencia colonial creada y alimentada por la historia oficial de la cual Romero es hoy uno de sus principales representantes. Y si esa comunidad nacional estuviese en crisis por los escasos soportes que la sostienen, ¿Es lo correcto continuar fabulando, mitificando? ¿Se fortalece la comunidad nacional con la mentira?

2.3. El revolucionario del Plan de Operaciones

En el siglo pasado, en la década del 40, cruzándose con esta tendencia aparecen dos libros del mismo autor, "Mariano Moreno y la Revolución Democrática Argentina" y "Mariano Moreno y su época" de Rodolfo Puiggrós. El autor era por entonces un expulsado del Partido Comunista y comenzaba su acercamiento al peronismo y al pensamiento nacional.

Los libros, más allá de los matices, mostraban a Moreno como un revolucionario completamente independentista, republicano y democrático. Puiggrós festeja en su trabajo los arrebatos jacobinos de Moreno y oculta o evita las evidencias que hacen de Moreno un ferviente liberal.

2.4. Raúl Scalabrini Ortiz

El enorme Raúl Scalabrini Ortiz, en el prólogo de su obra "Política Británica en el Río de la Plata" señala: "Los revolucionarios de 1810, con exclusión de Mariano Moreno, adoptaron sin análisis las doctrinas corrientes en Europa y se adscribieron a un libre cambio suicida. No percibieron siquiera, esta idea tan simple: si España, que era una nación poderosa, recurrió a medidas restrictivas para mantener el dominio comercial del continente, ¿cómo se defenderían de los riesgos de la excesiva libertad comercial estas inermes y balbuceantes repúblicas sudamericanas? Pero el manchesterismo estaba en auge y a su adopción ciega se le sacrificó todas las industria locales". Y más adelante ensambla la Revolución de Mayo con el espíritu de Mariano Moreno: "En su Plan Revolucionario- tildado de terrorista por los que creen que los tremendos estertores que anuncian, preceden y acompañan al nacimiento de las naciones, pueden ser realizados por una mansa conjunción de burgueses y paraguas- Mariano Moreno cuyo enfoque político no ha sido superado hasta hoy en el enfoque de los problemas argentinos, dilucida con extraordinaria clarividencia los modos propios de actuar de la perfidia al servicio de los intereses extranjeros, y arguye medidas extremas para sofocar en su origen rumores, calumnias, y torpezas que pueden relajar los ímpetus realizadores de una revolución".

Y Scalabrini va más allá, con su amarga dureza, cuando afirma que en realidad la Revolución de Mayo no fue la raíz de nuestra independencia, sino la causa del drama posterior. Cuando, ya derrotado definitivamente el morenismo, se concibe durante la gestión de Rivadavia el empréstito de la Baring Brothers que da comienzo a nuestra dependencia económica financiera con Gran Bretaña.

2.5. Hernández Arregui

Juan José Hernández Arregui, en "La Formación de la Conciencia Nacional" repudiando las maniobras de la historia oficial sentencia "Mariano Moreno, ejemplo típico de esta degradación historiográfica, presentado como liberal, antihispanista y democrático, cuando en realidad fue proteccionista, hispanista y autoritario". Realiza un análisis con conclusiones muy positivas sobre Moreno y el Plan de Operaciones. En algunos párrafos se lee "Moreno había previsto estos males y medio siglo antes de que mitre sacrificara el país a Buenos Aires, es decir a la clase ganadera, había preconizado un programa nacional tan realista como el puesto en práctica por los Estados Unidos al declararse la independencia". Junto a muchos otros elogios, califica a la política de Moreno como "un valioso antecedente", "realista y justa y nada simplista".

2.6. Abelardo Ramos

Para Jorge Abelardo Ramos es Moreno "la viva representación del jacobinismo revolucionario, es decir la idea de la Nación en Armas contra la reacción absolutista española" ("Revolución y Contrarrevolución en Argentina").

Pero en algo fallaba también para Ramos la concepción política de Moreno. Según este historiador, el jacobinismo no podía tener viabilidad en el Río de la Plata porque le faltaba el sustento social: la burguesía industrial. Esta carencia de sustento material es la explicación del rápido crepúsculo del partido morenista.

No obstante para Ramos, "el punto de vista de los revolucionarios de Mayo, expresado por Moreno en su Plan, algunas de cuyas proposiciones se llevaron a la práctica, nace de una comprensión profunda de la realidad". En un juicio favorable, Ramos caracteriza a Moreno como proteccionista y enemigo del libre cambio.

2.7. John William Cooke

Cooke en 1965 publica su trabajo "Apuntes para la militancia". Se trata de un revisionismo histórico peronista y militante. En sus apuntes, que son de un alto valor político e historiográfico para toda una generación, señala con claridad el verdadero significado y la trascendencia revolucionaria de Moreno al afirmar que: "Desde la Independencia, los intereses foráneos tenían su aliado material en la burguesía comercial de Buenos Aires, dispuesta a enriquecerse como intermediaria de un comercio sin restricciones con Europa. Su primera víctima fue Mariano Moreno, cuya visión americanista chocó con el centralismo unitario que subordinaba el país a la política bonaerense".



2.8. Norberto Galasso

En 1994 aparece un librito notable: "Mariano Moreno, el sabiecito del sur" escrito por el historiador Norberto Galasso de la corriente historiográfica autodenominada como "Revisionismo Federal Provinciano Socialista". En realidad es una ampliación de un trabajo publicado mucho tiempo atrás que se llamó "Mariano Moreno y la Revolución Nacional".

Es una obra doblemente meritoria, primero por la originalidad y profundidad de la misma y segundo por el rigor documental en la que se apoya. Mariano Moreno es para Galasso "el hombre que sabe lo que quiere y cómo hacerlo, cuando los demás vacilan en medio del desconcierto y el fragor de la lucha: El es ya la revolución". Y en el transcurso de la obra, argumentando, basándose permanentemente en una documental rigurosa, en una impecable heurística y consumada hermenéutica demuestra que Moreno encarna junto con sus chisperos del 25 de mayo, el proyecto revolucionario nacional y democrático.



Norberto Galasso escribe una obra polémica y definitiva en que se exhibe a Moreno como un revolucionario dirigista, estatista, nacionalista e intervencionista. Esta obra se complementa con otro trabajo de Galasso de ineludible lectura: "La Revolución de Mayo (el pueblo quiere saber de que se trató)".

3. Caída, derrota y herencia política de Mariano Moreno.

Pero en definitiva ¿cuál es el "verdadero" Mariano Moreno? Son todos "verdaderos" en cuanto convengamos que son construcciones políticas. Es tan sincero el Moreno de Vicente Fidel López como el de Galasso en la medida que advirtamos que ambos son dos expresiones de dos momentos históricos diferentes.

Empero, a pesar de tanto relativismo, juzgo necesario dar noticias de un Mariano Moreno nacional y revolucionario y hacer un balance de su obra.

3.1. Las limitaciones de la Revolución

Desde el primer día de mayo se plantearon dentro del frente revolucionario contradicciones insolubles, verdaderos antagonismos, en cuanto al despliegue y el alcance de la Revolución.

Conviene distinguir las tendencias fundamentales: Moreno representaba a los sectores radicalizados de la revolución contra la reacción absolutista española, la idea de la Nación en armas contra los realistas y las maquinaciones de Inglaterra y sus intereses. Ponía a Inglaterra en la segunda línea de peligro. El proyecto político y económico de este sector lo reflejan las concepciones de los historiadores y pensadores del campo nacional que citamos más arriba y se encuentra en el Plan de Operaciones.

Por otro lado estaban los comerciantes monopolistas españoles, encabezados por Alzaga, que veían tanto en el intercambio libre con los ingleses como en el triunfo del partido morenista, la extinción de sus privilegios políticos y comerciales.

El tercer grupo estaba constituido por los comerciantes e importadores (apoyados por los ganaderos) interesados en el tráfico con Inglaterra y con el comercio exterior en general. Su representante más notable sería Rivadavia, verdadero fundador del partido unitario y precursor del mitrismo.

Moreno se lanzó con toda su generación a la lucha, pero fue vencido. Para sus detractores historiográficos el saavedrismo sería el antecedente inmediato de la política de entrega rivadaviana que tantas consecuencias funestas le acarrearía al país. Derrotado políticamente, se embarcó el 24 de enero de 1811 y murió el 4 de marzo, a la altura de la isla de Santa Catalina en circunstancias oscuras. Tenía 32 años de edad.

Se produce el cambio de régimen de gobierno, asume la Junta Grande, que se traducirá al principio en un cambio de lenguaje político. El nuevo gobierno carece de un plan nacional como el de Moreno y de una finalidad concreta. Débil en su lenguaje y políticamente dubitativo.

3.2. ¿Que pasó después de Moreno?

La caída de Moreno cierra el capítulo genuinamente revolucionario y nacional de la Revolución de Mayo.

Comienza una crisis monetaria y el gobierno en 1811 autoriza la exportación de oro y plata. Esta medida no sólo descapitaliza el país sino que eleva el precio de los artículos de consumo. En el primer triunvirato, cuyo inspirador es el Secretario Bernardino Rivadavia, se permitirá el ingreso al país del carbón europeo, se rebajaran los impuestos aduaneros para manufacturas extranjeras. En definitiva se abrirán las puertas de la aduana a artículos ingleses que entran en competencia ruinosa con nuestras industrias locales. Los comerciantes extranjeros tienen, ahora, los mismos derechos que los comerciantes criollos. El equilibrio de fuerzas se termina de romper. El capital ingles manda sobre Buenos Aires y el puerto de la reina del plata prima por sobre las provincias.

Porque, destruida la política nacional de Moreno, que contemplaba los intereses generales, y entronizada en el gobierno de Buenos Aires la tendencia rivadaviana probritánica, la oligarquía porteña se adueñó de la maquinaria virreinal. Usufructuó la provincia-metrópolis y se negó a repartir las rentas aduaneras con el resto de las provincias argentinas. Así planteadas las cosas se consolidan dos dependencias: "una interior y doméstica de las provincias del país con respecto a la provincia- metrópoli" y la otra exterior del país entero en relación al imperialismo de turno: el británico.

La oligarquía porteña embolsaba y repartía con sus socios ingleses la riqueza argentina...... y como respuesta a esta situación nace el federalismo, resultado del despojo de la riqueza argentina por una sola provincia.

Digo Mayo la revolución que no fue porque el monopolio del rey fue suplantado, una vez derrotado Moreno, por el monopolio de la oligarquía porteña. La metrópoli hizo del país su propia colonia...política ésta que sería resistida por los caudillos federales. Comienzan por esta razón y en este contexto histórico las guerras civiles en la Argentina que durarían décadas...

3.3. Su herencia

En 10 meses, Mariano Moreno transformó ideas, concepciones, produjo polarización política, indudablemente dejó una herencia. No lo hizo solo, tuvo el respaldo de la Sociedad Patriótica, que era un centro conspirativo, el Club de Marco y fundamentalmente la Logia Independencia, entidad revolucionaria, presidida por su amigo Julián Álvarez, quién recibiría en 1812 a los conjurados de la fragata Canning (San Martín, Alvear, Zapiola y Chilavert) procedentes de Londres, a donde habían escapado de las garras de la inquisición española continental.

Pese a su derrota, la herencia de Moreno siguió vigente, las banderas morenistas fueron levantadas por federales doctrinarios, como Manuel Dorrego. Su hermano Manuel Moreno y su amigo Tomas Guido fueron estrechos colaboradores de Juan Manuel de Rosas. Los caudillos federales hicieron propia sus enseñanzas en contra de la ambición centralista propia de los comerciantes porteños del partido rivadaviano.

Moreno supo conjugar lo nacional latinoamericano con las ideas universales del Iluminismo y la Enciclopedia. Las ideas morenistas en la economía, sobre el proteccionismo y la industrialización fueron llevadas a cabo por José de San Martín en Cuyo. En esa zona San Martín expropió a las familias ricas en animales y bienes para la causa del Ejército libertador y estableció una única aduana, entre otras resoluciones.

El mismo plan económico del "Plan de Operaciones" de Moreno y la estatización cuyana de San Martín, años más tarde tendrán realización concreta en el Paraguay de los López, destruido a sangre y fuego casi 60 años después, cumpliendo instrucciones del Imperio británico, por los ejércitos del Brasil esclavista y de la Argentina mitrista.

Resurgirán esas ideas por la unión latinoamericana con el yrigoyenismo y los socialistas. También el peronismo reivindicará a Moreno, en contra del nacionalismo católico reaccionario. El entonces diputado Albrieu, dirá en el parlamento del primer peronismo que la línea histórica nacional se expresa en la trilogía: Moreno - San Martín - Perón.

Por supuesto, la singular historia circular argentina se reserva el derecho de repetir sus errores y elegir los caminos de intereses mezquinos, dejando a la deriva las observaciones y propuestas de figuras como la de Mariano Moreno, que murió en un barco a Londres, en circunstancias poco claras.

4. ¿Qué se celebra cada 25 de Mayo?

Sin dudas existen motivos para celebrar, el solo hecho de existir como nación nos da esa prerrogativa.

En un ensayo de Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña, "Mariano Moreno: Utopía y Revolución", se plantea una cuestión insoslayable para completar un análisis integral del joven Secretario de Guerra de la Primera Junta. En un texto que valora la obra de Moreno y sus ideas pero critica sus estrategias se lee: "Mariano Moreno aparece entonces, encarnado, en nuestra actualidad a la "utopía abstracta". Es un anticipo del tremendismo coetáneo, que equivocado en la elección de los medios (en tanto no se erige como medio fundamental de realización de las masas populares) aunque pueda estar acertado en la idea central, culmina su experiencia política en el más espectacular fracaso, objetivamente prorrevolucionario". El mismo ensayo manifiesta que "de utopías está sembrado el camino de la contrarrevolución".

Creo que esto también se debe incorporar a la lectura de la historia. Mayo fue Moreno y una revolución que pudo haber sido. Pero que no fue. Pero no fue por muchas razones. Sin duda que los enemigos de la revolución y las limitantes sociales contribuyeron en mayor medida a la derrota pero también los revolucionarios equivocaron los caminos e hicieron su aporte. Creo que de toda derrota popular se deben extraer las enseñanzas para no repetir los mismos errores. Es lo único positivo que el pueblo puede extraer de una derrota de este tipo. Además, ha sido un constante en la historia argentina, ante el fracaso de los procesos revolucionarios el pueblo fue víctima de políticas reaccionarias que atentaban contra las mayorías.

José Pablo Feinmann, en uno de sus más sinceros libros, "Filosofía y Nación", tambien hace un balance crítico sobre Moreno. Entiende que sus buenas intenciones iluministas y jacobinas prescindian de un analisis politico concreto. Considera que Moreno expresó una vanguardia sin pueblo, que devino en patrulla perdida. "Sobre que bases políticas fijas y estables habría de constituirse el Estado revolucionario... El soberbio, el solitario Moreno... no tiene respuesta para semejante pregunta...", pero en contra punto concluye Feinmann "...los pueblos sin verdaderas vanguardias quedan reducidos a la indiferenciación amorfa de la multitud...".

Aun así, Mariano Moreno fue el numen de Mayo y su estrella revolucionaria es la esencia del nacimiento de nuestra Patria, en sus ideas habita el sueño de una patria libre. De lo demás, no se pueden decir cosas mejores.

5. Más de 200 años de lucha y resistencia

Hay muchas páginas gloriosas para rescatar, que dibujan la columna vertebral del pueblo argentino y sus 200 años de lucha. A los sueños de Moreno y los patriotas de Mayo debemos agregar la causa de Artigas, la epopeya libertadora de San Martín, la defensa de la soberanía nacional de Juan Manuel de Rosas, la resistencia heroica de los caudillos federales, el Yrigoyenismo, la patria de Juan Perón y Eva Perón y el peronismo revolucionario de los 70 y muchas de las cosas buenas que nos ha dejado la democracia que vivimos desde 1983, sobre todo al implosión del neo liberalismo en el 2001 y las medidas a favor de las mayorías populares que tomaron Néstor y Cristina después. 

Pero en relación a los procesos en general, estos episodios históricos fueron brillos estelares intermitentes pero eslabonados en más 200 años de hegemonía de una política dirigida por las minorías. Todos tienen una solución de continuidad, son parte de una misma cadena que expresa idénticos valores y sueños.

Pero también creo que el recuerdo debe tener presente a los genocidios y derrotas que marcaron nuestra identidad. Las páginas oscuras de la conquista española de América, el genocidio del gaucho consumado por el unitarismo porteño; el holocausto del pueblo paraguayo y la infame Guerra de la Triple Infamia que dio el golpe de muerte a toda política de carácter continental; Roca y el genocidio de los pueblos originarios en la Campaña del Desierto que consolidó el poder de la oligarquía terrateniente; y el más reciente de todos ellos, el genocidio de la última dictadura militar de 1976 que destruyó las bases del modelo económico y social construido por el peronismo. A ellos se les debe sumar la infinidad de muertes, anónimas para la historia en su inmensa mayoría, por la aplicación de políticas económicas que generaron miseria, exclusión, pobreza y violencia social.

Debemos comprender definitivamente que la historia no será jamás una consecuencia de lo que los líderes y las élites hacen, la historia tiene un solo protagonista y actor: el pueblo. De sus aciertos y errores, de sus triunfos y derrotas deriva nuestro presente. La reivindicación del pasado y sus actores deber ser una búsqueda de antecedentes de una misma lucha.

El 25 de Mayo es el parto de nuestra nación, el alumbramiento de la argentinidad. Toda evocación a Mayo es un acto de afirmación de nuestra nacionalidad. Un ejercicio de nacionalismo. Es la Nación que soñó Mariano Moreno. Pero todo acto de reafirmación nacional a través de la historia debe tener presente que somos una nación inconclusa, en marcha, porque todavía no somos lo que podemos ser. Arturo Jauretche lo expresaba con claridad cuando polemizaba con el nacionalismo reaccionario: "El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre, el nuestro parece al amor del padre junto a la cuna del hijo, y ésa es la sustancial diferencia. Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada para nosotros, sigue todavía naciendo".

Y eso es más válido aún para nuestra generación. La patria no está hecha, tampoco es un fatalismo histórico, ni el producto de los deseos de un puñado de hombres y mujeres. La Argentina será lo que nosotros, el pueblo, haga de ella. 

lunes, 2 de mayo de 2016

Día de la Constitución: ¿Homenaje a las guerras civiles y tributo a Aramburu?

Estimad@s: Acá les dejo una nota de opinión que escribí hace un tiempo sobre el Día de la Constitución, que se celebra cada 1º de Mayo, desarrollando algunas razones para que no sea celebrado en esta fecha. 


La nota fue publicada originalmente en el blog de mi amigo Domingo Rondina, uno de los más lucidos e interesantes doctrinarios de las nuevas generaciones de constitucionalistas del país. Con el ingenio de siempre Domingo tituló la nota así: "La constitución de Aramburu". Ahora la replico en Contra Legem. 



Escribe: A. Gonzalo García Garro


Aramburu derogó la Constitución de 1949 el 1 de Mayo de 1956, en repudio a Rosas y al propio Perón, defendiendo la línea histórica Mayo - Caseros - Septiembre. 

El primer 1º de Mayo. 1853


Es cierto que el 1º de Mayo de 1853 los Convencionales Constituyentes dieron lectura al texto definitivo de la Constitución elaborado por las comisiones, a los fines de cotejar las enmiendas y cambios de los distintos debates. En aquella jornada, el presidente del Congreso Constituyente, Facundo Zuviría, pronunció un encendido discurso y, a propuesta del constituyente Benjamín Gorostiaga, los convencionales firmaron el texto constitucional. Eso pasó. Nadie juró por esa Constitución aquel día nos cuenta José Rafael López Rosas, en su “Historia Constitucional Argentina”.


Retrato de la Convención Constituyente de 1853, sancionada formalmente el 1 de Mayo de 1853, a pedido de Urquiza en homenaje al pronunciamiento contra Rosas.

Para aclarar aún más, cabe recordar que Urquiza toma contacto con el texto Constitucional luego de que una comisión designada por la Convención Constituyente se lo acercara a su campamento en San José de Flores el 22 de mayo. El entrerriano promulga el texto con un decreto fechado el 25 de Mayo de 1853 y la misma fue jurada por el resto de las provincias el 9 de julio del mismo año, con Urquiza incluido.

Sin mensurar la postura que cada uno pueda tomar en relación a las guerras civiles del siglo XIX, es claro que el 1º de Mayo fue, entonces, una fecha arbitrariamente dispuesta en función de su relación con el Pronunciamiento de Urquiza del 1º de Mayo de 1851, que abrió un proceso que culminó con la Batalla de Caseros en la que fue derrotado Juan Manuel de Rosas; vinculando así el homenaje a nuestros derechos con el desenlace de una guerra civil.

Dos Estados

Pero la Constitución de 1853 no fue la definitiva. Ese texto se modificó en la Convención Nacional Constituyente de 1860, completando lo que Bidart Campos llamaba el ciclo constitucional abierto que culmina la denominada “Organización Nacional”.

Si bien el Derecho Constitucional suele reducir este proceso con fines de simplificación pedagógica, una retrospectiva de homenaje no puede soslayar que la calificación de este período como de “Organización Nacional” es aceptable sólo si se considera en particular el aspecto institucional, ya que fue durante éste que se sanciona la Constitución.

Pero, para la política y la historia este concepto es tramposo, ya que durante todo el período mencionado (1853-1860) se encontraban en estado de guerra permanente dos Estados, dos entidades jurídicas diferentes en el mismo territorio de lo que hoy es Argentina: La Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires.

Mientras “los trece ranchos”, como despectivamente llamaba Mitre a las provincias de la Confederación, discutían la Constitución en Santa Fe, los centralistas de Buenos Aires se organizaban como Estado independiente y soberano.

La Constitución de 1853 no tuvo imperio sobre la parte más densamente poblada y económicamente más desarrollada de nuestro país durante años. La Constitución del Estado de Buenos Aires, sancionada el 11 de abril de 1854, rezaba en su Art. 1º “Buenos Aires es un Estado con libre ejercicio de su soberanía interior y exterior”.

El país de Mitre y Valentín Alsina tenía su propia declaración de derechos y poderes. El “Estado Libre de Buenos Aires” y la “República del Río de la Plata” tuvieron relaciones tormentosas y reglaban sus acuerdos como si fuesen dos naciones extranjeras.

Tuvo que ocurrir la batalla de Cepeda y luego infamia de Pavón, tuvo que vencer Urquiza y firmar como un general derrotado, tuvo que llegar Mitre como primer presidente de facto, para que en 1860 tengamos finalmente una sola Constitución para un solo país.

El peor primero. 1º de Mayo de 1956

Pero las razones no se agotan ahí. Ya adentrándonos en el siglo XX, el 1º de Mayo tampoco es una fecha precisamente laudatoria de nuestra historia constitucional, ni de nuestro respeto a la Constitución.

Corría el año 1956, y el golpe de Estado que derrocó a Juan Perón, autodenominado “Revolución Libertadora”, se proponía derogar la Constitución de 1949. El pretexto era que en ella se regulaba la reelección presidencial. Pero las razones que adujo el propio Aramburu tenían que ver con el programa económico y social trazado por la Carta Magna del ‘49 y la incorporación plena de los derechos sociales al catálogo constitucional.

Días previos a otro 1º de mayo, la dictadura de Rojas, Aramburu y compañía dictó la famosa “Proclama del 27 de abril”. Independientemente de la valoración que hagamos del primer peronismo, “La Proclama” fue una aberración constitucional por la cual un gobierno de facto derogaba una Constitución legítimamente sancionada y plebiscitada democráticamente por la mayoría de los argentinos.

En su artículo 1 la Proclama decretaba: “Declarar vigente la Constitución Nacional sancionada en 1853, con las reformas de 1860, 1866 y 1898, y la exclusión de la de 1949”. Iba más lejos, también disponía: “Declaránse vigentes las Constituciones provinciales anteriores al régimen depuesto” (art. 3)” y “Déjanse sin efecto las Constituciones sancionadas para las provincias de Chaco, La Pampa, y Misiones” (art. 4).

Pero para el 1º de Mayo de 1956, la dictadura tenía prevista la gran sorpresa Constitucional: El general Pedro Eugenio Aramburu, desde la emblemática plaza Ramírez de la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay -el mismo lugar donde Justo José de Urquiza realizó el Pronunciamiento contra Rosas 105 años antes-, leyó la Proclama y anunció definitivamente al pueblo argentino la derogación de la Constitución de 1949.

En la ocasión, Aramburu realizó un peculiar discurso orientado a la celebración del Día del Trabajo que tenía como destinatario a lo trabajadores, día que había adquirido enorme centralidad durante el peronismo.

Aramburu, en una suerte de alegato jurídico-político, negó con argumentos reaccionarios toda la matriz jurídica de los derechos sociales cristalizados en 1949, cuestionó el rol de los sindicatos, la estructuración de la central obrera, bastardeó la legislación laboral, etc., justo un primero de mayo…

Aquel día, Aramburu dijo cosas desopilantes de la Constitución de 1949 y la legislación peronista como:

a) “las medidas sociales que sirvieron para la gran farsa y para crear el mito de amparo a los necesitados”;

b) “La capitalización de los patrones supone capacidad para la creación o ampliación de las fuentes de riquezas, esto es, de trabajo”;

c) “que la falsa Constitución, creada por quienes buscaron la gloria efímera y el halago demagógico, quede en el recuerdo de lo efímero y con el valor de lo demagógico”.

Día Internacional de los Trabajadores

En otro argumento, y en un tópico ya deslizado, la fecha del 1º de mayo coincide con el Día Internacional de los Trabajadores.

El 1° de mayo es un día marcado por la lucha y sacrificio de los pueblos por conquistar sus derechos. Hace más de 120 años, en Chicago, un grupo de trabajadores organizó una movilización popular en reclamo de la jornada laboral de 8 horas, en una época en que lo "natural" era trabajar entre 12 y 16 horas por día.

Esa huelga obrera iniciada el 1º de mayo de 1886, tuvo su punto cúlmine el 4 de mayo, en lo que se conoce como la Revuelta de Haymarket. La que hoy es nación más poderosa del mundo respondió brutalmente y, inventando un atentado, encarcelando a militantes populares, intentando escarmentar a toda la clase trabajadora.

Luego, en un proceso plagado de irregularidades, los dirigentes detenidos, casi todos anarquistas, fueron acusados, juzgados sumariamente y ahorcados el 11 de noviembre de 1887. Por eso les llamamos los “Mártires de Chicago”.

Pero nuestro país también recoge efemérides relevantes sobre el tema.

El 1º de mayo de 1909 la Federación Obrera Regional Argentina FORA (también anarquista) convocó a un acto que fue reprimido criminalmente por la policía, bajo las órdenes del Coronel Ramón Falcón. Consecuencia de esa maldita costumbre de matar que tenían las fuerzas del orden y las clases dominantes de la época, doce obreros son asesinados y 105 son heridos. El hecho se conoce como “La Masacre del 1º de Mayo”.

La FORA y la Unión General de Trabajadores (UGT), en respuesta a la violencia del régimen, llaman a la huelga general por tiempo indeterminado. La respuesta de los trabajadores fue impensable para aquellos días: Buenos Aires y los principales centros económicos del país estuvieron paralizados durante casi una semana.

Creemos que por la relevancia de los hechos, celebrarlos juntos resulta en una disminución de la importancia de ambos recordatorios.  Y creemos que hay sobradas razones para que prevalezca el día de los trabajadores en dicha fecha.

Que el Día de la Constitución nos signifique algo

En diciembre de 2003, el Congreso Nacional, sin pensar en todos estos claroscuros, dictó la ley 25863 eligiendo el 1º de mayo como día de la Constitución Nacional. Por entonces fue un pedido de legisladores, que en mayoría, estaba ligado a la UCR.

Existen muchas fechas simbólicas que pueden encarnar el “Día de la Constitución”. Puede ser el día que efectivamente Urquiza juró como presidente la Constitución -5 de marzo de 1854-, o cuando Bartolomé Mitre lo hizo como primer presidente de una nación sin secesión -12 de Octubre de 1862-, siendo así mas ajustados con la verdad histórica. O puede ser el día que comenzó a sesionar al Asamblea del año XIII, aquella nodriza de los sueños constitucionales -31 de enero de 1813-.

Buscándole una significación más estrecha a nuestra generación, bien puede ser el día que volvió la democracia y Alfonsín juro por la Constitución Nacional luego de larga noche del golpe genocida -10 de diciembre de 1983-.

O el 29 de agosto, día en que recordamos al padre de la constitución argentina: Juan Bautista Alberdi, que en esa fecha pero de 1810 nació en Tucumán.

Más nos gusta a nosotros el 23 de septiembre. En esa fecha, la Convención Nacional Constituyente de 1860, reunida en Santa Fe, dispuso: “La Convención encargada de decidir sobre las reformas propuestas por la Provincia de Buenos Aires, en la Constitución de la Confederación Argentina de 1° de Mayo de 1853, habiéndolas tomado en consideración, sanciona las siguientes reformas (…)”

Pero además, el 23 de septiembre se recuerdan llamativamente tres hechos muy significativos en nuestra historia patria: nació Mariano Moreno (1778), se estableció el centralista Primer Triunvirato de Paso, Chiclana y Sarratea (1811), murió José Gervasio de Artigas (1850) y se promulgó por iniciativa de Eva Perón la ley de voto femenino (1947). No estaría mal que recordemos también estos jalones importantísimos de nuestra biografía colectiva.

Creemos que son muchas las fechas que pueden ocupar este lugar, pero para que tenga sentido un homenaje de esta naturaleza la fecha debe decirle algo al pueblo, significar cuestiones trascendentes. Debatirlo sería algo esclarecedor seguramente. Pero, sin dudas, hay muchos mejores días que este controvertido 1º de Mayo, que cobija algunas albas y muchos crepúsculos en su derrotero histórico, para rendir homenaje a la Constitución Nacional.