jueves, 18 de febrero de 2016

De qué hablar cuando hablamos de Reforma Política

(Hay vida y debates más allá del voto electrónico)

Por Alejandro Gonzalo García Garro.


Se viene debatiendo desde hace años, incluso en nuestra provincia; pero con especial fuerza desde que asumió Mauricio Macri la Presidencia de la Nación el tema de la reforma política readquirió una especial relevancia en la agenda nacional.


Si bien está en periodo de gestación, y seguramente nuevos temas emergerán, hoy –al menos en términos comunicacionales- los ejes en los cuales se centra la eventual reforma giran en torno a la implementación del voto electrónico (figura principal del debate, al cual nos vamos a referir en extenso a la brevedad), en menor medida el cambio de la autoridad electoral y luego la intención de unificar los calendarios electorales.


Pero, sin desconocer la importancia de estos puntos, hay mucho más que estos temas detrás de una reforma de este tipo. Hay vida más allá del voto electrónico cuando hablamos de reforma política. Y es preciso mensurarlos a todos los temas si se quiere hacer realmente una reforma útil. Sólo una mirada holística, que escrute todo el sistema político, puede engendrar una reforma exitosa. La Ley Sáenz Peña es el ejemplo histórico por excelencia de ello.


Cuándo se vota y cómo es el cuarto oscuro es prácticamente el final del recorrido electoral. Omitir todo el camino previo sólo nos llevaría a cambios poco profundos. Si no se modifica el financiamiento de los partidos, la elección interna de candidatos o las condiciones de contienda en una campaña, por mencionar sólo unos puntos, no cambiaría sustancialmente el sistema político por el solo hecho de que implementemos el voto electrónico en vez del sistema de boleta de partido. 


Del mismo modo, una reforma nacional, al igual que una con pretensión de uniformar los regímenes provinciales, necesariamente encontrará particularidades en las provincias, primordialmente por las disposiciones en sus constituciones locales que mediante sus reformas en la última parte del siglo XX sancionaron muchas disposiciones electorales, las que deberán ser contempladas para la aplicación de algunos cambios, impidiendo tal vez algunos. Por eso es conveniente tener una mirada provincial de la reforma para pensar su integración con una, ya que ahí reside una parte de su éxito también.


Así planteado, cualquier reforma que pretenda ser trascendente e impactar en la vida política de los entrerrianos deberá comenzar por abordar, preguntarse y analizar, al menos, los siguientes temas:


Un cuarto oscuro de la última elección. Demasiado, ¿no?
a) Reformas en la Ley de Partidos Políticos: El sistema político electoral se estructura en base a los partidos políticos. ¿Pueden seguir así los partidos luego de una reforma? Se deberían pensar en reformas relativas a su organización y financiamiento, esto último muchas veces debatido y regulado mediante diferentes normativas pero con pocos cambios en la práctica.

¿Qué más se puede hacer desde el Art. 29 de la Constitución de Entre Ríos? El Estado provincial podría tener un rol más activo en el sostenimiento de los partidos con presencia en la provincia, al igual que la difusión de sus ideas y actividades. ¿Se puede realmente trabajar en la obligatoriedad de los Institutos de Formación o Escuelas de Gobierno dentro de los partidos?

b) Elección interna de candidatos: El armado interno de candidaturas, el método de elección de candidatos de los partidos debe ser rediscutido. ¿Están bien las PASO? ¿Hay un sistema mejor? Se puede conciliar la necesidad de la legitimación electoral con una mayor presencia de las predilecciones de los afiliados de los partidos a la hora de la selección de sus propios candidatos. No parece zanjado el debate en torno a qué es lo conveniente, ¿internas abiertas o cerradas?, ¿obligatorias o voluntarias? Las PASO triunfaron de facto pero lo cierto es que casi no se usaron nacionalmente y en lo teórico no se impusieron categóricamente. Macri ganó una interna ficta en Cambiemos en 2015, que fue funcional a una estrategia política y no una respuesta a una interna partidaria. Y Scioli ni siquiera tuvo internas este año en el FPV. En el 2011 fue peor, no hubo internas en las candidaturas presidenciales. 

¿Qué hacer con las minorías? ¿Está bien el piso del 1,5% de los votos de la ley nacional? ¿Cuál es el punto justo entre la búsqueda de fortalecer las propuestas electorales sin conspirar contra la pluralidad democrática que se nutre de la diversidad electoral? Muchos se oponen a cualquier piso.

Qué decir de las minorías para el caso provincial. Están acordes los cupos de los partidos en la provincia a las necesidades de representación democrática actual, a la fragmentación que vivimos. ¿Es necesario hacer un sistema proporcional puro? El caso de las internas de este 2017 deja tela para cortar, pareciera que no sirvieron las internas partidarias ya que se armaron distintas propuestas que no pudieron ver reflejado sus candidatos en la lista definitiva. ¿Es mejor más democracia interna o fortalecer la idea de la gobernabilidad robusteciendo a los triunfadores? 

El cupo femenino entrerriano es de los peores del país, una de las leyes más reaccionarias en la materia. Establece un cupo del 25% para Diputados provinciales, por debajo del cupo nacional establecido hace más de dos décadas y dispone un sistema de sustitución por género que relega aún más a las mujeres. En Senadores provinciales no existe cupo ya que sólo se elige un senador por departamento. ¿Una reforma con pretensión inclusiva puede sostener este sistema de cuota de género que en su letra fría parece contradecir el propio Art. 17 de la Constitución entrerriana?

c) Cambios en las campañas electorales y el uso de espacios públicos: Nuevamente se debe debatir el régimen. ¿El criterio de distribución de espacios públicos en los medios actual está bien? ¿Funciona el sistema de control, son operativas las sanciones para quien no lo cumplen, especialmente cuando es la propia fuerza que gobierna la que usa el Estado?

La experiencia de las últimas elecciones generales parece haber generado un consenso tácito a favor de los espacios en los medios, al menos el arco político que en términos mayoritarios no lo cuestiona. ¿No se puede mejorar? Mucho, seguramente. Incorporar por ley los debates (tan reclamados y aplaudidos en 2015), especialmente para cargos ejecutivos es una cuenta pendiente. ¿Por qué no extenderlo a todos los órdenes de candidaturas y en la provincia también?

Otro tema relativo al financiamiento que incide en las campañas es el del aporte del los grandes grupos económicos. La realidad impone una regulación de lobbies y un sinceramiento de los aportes privados, a los efectos de evitar distorsiones democráticas por un lado, y evitar legislaciones bobas que resultan inútiles para controlar una realidad que las supera. Esto existe y es hasta evidente, resulta incomprensible que no se aborde en esta instancia.

d) Fortalecer las herramientas de Democracia Semi Directa: Es central robustecer y poner en uso las herramientas que tiene el pueblo, por fuera de las elecciones, para incidir sobre el sistema político. Son los mecanismos de Democracia Semi Directa que tienden a construir nuevos puentes entre el poder público y la ciudadanía post elecciones.

En el caso entrerriano la Constitución de 2008 prevé varios de ellos, cuya reglamentación aún sigue en espera. La Iniciativa Popular, la Consulta Popular, pero por sobre todo la Revocatoria de Mandato (Art. 52 de la Const. de Entre Ríos) deben ponerse en marcha. Este último sería un aporte que podría provocar grandes cambios en el sistema político provincial.

e) Calendarios electorales y fechas de elecciones: Todo apunta a que se aspira, al menos desde el gobierno nacional, a unificar los calendarios electorales de la Nación y las provincias. El famoso tema de la fecha. ¿Conviene que las elecciones provinciales se hagan junto con las nacionales o es mejor que sean separadas? Impera resaltar que expresan dos elecciones distintas, en las que la ciudadanía elige por dirigentes de distintos órdenes.

Nuestra Carta Magna provincial prevé que sea una ley la que lo determiné. Votar menos es la consigna de quienes impulsan la unificación. ¿Está bien eso para nuestra democracia? Votar menos sin herramientas como la revocatoria de mandato, ¿no es garantizar un mayor nivel de autonomía de los gobernantes respecto a los ciudadanos? ¿Cómo castiga el pueblo si vota menos?

f) Discutir el más allá: También existen temas que escapan a una reforma política pero que deben ser mensurados porque son centrales para el sistema político y la calidad democrática. Casi todos estos temas requieren de reformas constitucionales. El primero de ellos es las reelecciones, tanto para cargos ejecutivos como legislativos, es uno de los temas retornantes que busca solución y más rechazo genera en la sociedad.

En nuestra provincia, ¿tiene sentido la Bicameralidad? ¿O es tiempo de avanzar a un Poder Legislativo Unicameral? Lo mismo con la renovación de la legislatura provincial y los Consejos Deliberantes. ¿Está bien que se elijan cada cuatro años o convienen una renovación de mitad de cámara cada dos años? ¿Sirve lo último para impedir que se cristalicen todo un mandato las relaciones de fuerza política de una elección, generando un escenario abierto a cambios y mayor dialogo político? Lo mismo que el sistema de mayorías automáticas dispuesta en la Carta Magna provincial. ¿No es mejor un sistema proporcional puro, no es más democrático? Respecto a nuestros municipios, ¿se puede profundizar las pautas de la autonomía y consagrar elecciones en fechas distintas a la provinciales y nacionales?

Como estas hay muchas preguntas más para hacerse, y muchos debates por abrirse. La reducción del gasto político es un argumento planteado por muchos sectores. ¿Cuál es el límite hasta el cual se podrían achicar los órganos políticos y los funcionarios del Estado? ¿Es útil para la sociedad o sólo un argumento neoliberal o propio de la antipolítica contemporánea?

Conclusiones: Como dije, una reforma política va mucho más allá del voto electrónico o definir si la autoridad electoral reside en el Poder Judicial, el Ejecutivo o un organismo mixto. Es una reforma a uno de los sistemas sociales más complejos, más difícil de predecir para la teoría social contemporánea. El sistema político – electoral requiere un mirada integral, necesita debates enriquecedores y plurales que culminen en una reforma integral. Tal vez estos sean tiempos donde se inicien estos debates que nuestra sociedad demanda. Si no se hacen, se corre el riesgo de cambiar algo para que nada cambie.

martes, 16 de febrero de 2016

Facundo Quiroga: La lucha por la Patria Popular y Federal

Facundo Quiroga de Octavio Calvo, pintor hiperrealista dotado de una gran sinceridad en su creación artística. 

El 16 de febrero de 1835, Facundo Quiroga, el "Tigre de los Llanos", fue asesinado en Barranca Yaco. Revolviendo archivos en casa encontré un texto escrito por mis compañeros y amigos Gustavo Gaitan y Atilio Martínez. Escribieron este texto hace años, más de 10 creo y viene justo para recordar a Facundo hoy. El material era parte de unas jornadas de formación política que hacíamos.


Lo publicó así, desconozco si es un borrador o el texto definitivo con el que trabajamos. La nota destaca que “Facundo Quiroga emergió representando el interés del pueblo, dándole dirección al mismo, pero nunca olvidando cuales eran las necesidades de aquellos que lo llevaron al lugar de caudillo y conductor”.


Afirman que “su muerte lo encuentra ya como mito viviente, al que debe recordarse como un hombre que cuando debió luchar, luchó, que peleó con alma y vida, que nunca se olvidó que el proyecto federal estaba antes que todo”.


 La vida y obra de "Facundo" está rodeada de coraje y valor. Existe una conexión indeleble, que le da continuidad hasta nuestros días al proyecto Nacional y Popular, entre las masas de gauchos del siglo XIX con las masa de trabajadores organizados del siglo XX, donde el caudillo dejó paso al líder, el que le dio mayor direccionalidad al proceso de liberación nacional. Proceso aun inconcluso, por el cual seguimos luchando desde las ideas y la militancia. Desde la política.


Les dejo el texto completo: 


Facundo Quiroga: la lucha por la Patria Popular y federal

…"el caudillo es la multitud misma hecha símbolo y hecha acción. Justamente por encontrarse el caudillo identificado con la multitud es que ha llegado a ser su conductor: por su boca y su gesto, habla y se expresa la multitud misma". José Maria Rosa.

Las dos argentinas

En la Argentina del siglo XIX, luego del los sucesos de Mayo de 1810, emergen dos grupos políticos que sostenían diferentes proyectos e ideas de país. Eran dos opciones con marcadas diferencias que se contraponían de manera antagónica e irreconciliable.

Por un lado, se agruparon los apóstoles de la dependencia, quienes vieron en Mayo una oportunidad para generar vínculos de sumisión con las potencias europeas, principalmente Inglaterra, a las que denominan la "civilización". Era una nación constituida a los fines de servir a los proyectos de expansión colonialista del capitalismo occidental.

Por el otro lado, emergieron los caudillos y sus gauchos. Se unieron para detener aquel proyecto e imponer uno verdaderamente nacional y popular.

Sin lugar a dudas, en está Argentina del siglo XXI las alternativas son las mismas, con idénticas acechanzas y desafíos. Es por ello que todo análisis del pasado argentino lleva implícito siempre un mensaje para el presente. En estas líneas no solo pretendemos homenajear a un prohombre de la causa Nacional y Popular como el Brigadier General Juan Facundo Quiroga, sino que además reivindicamos su ejemplo como norte y fuente de inspiración para continuar esta casi bicentenaria lucha por la construcción de una nación Justa, libre y soberana.

Civilización o Barbarie y el "Facundo" de Sarmiento

El federalismo, su lucha y su esencia, es producto del despojo que el interior debió padecer cuando triunfaron los postulados libre cambistas de Rivadavia y Mitre. Es una reacción natural a la esencia anti-Argentina y anti-Latinoamérica de la burguesía comercial porteña.

Evocar al "Tigre de los Llanos" es mucho más que reconocer su figura y trayectoria, es derribar los argumentos falsos y arbitrarios de Sarmiento, quien en su mentiroso y panfletario libro "Facundo" no solo pretende desacreditarlo, sino que lo escribe con un claro propósito de desprestigiar y calumniar a todos los compatriotas que luchaban por una nación inclusiva que defendiera lo propio.

El "Facundo" del siniestro sanjuanino es un crítica despiadada y falaz a quienes, con su vida y valentía, se opusieron a los infames planes de hombres como él, Rivadavia o Mitre. Es un libro político destinado a justificar el proyecto oligárquico que nos engrillaba y anexaba al imperio y al comercio británico.

El "Facundo", del maestro de San Juan, no es otra cosa que un panfleto plagado de errores, inexactitudes, infundios y mentiras, como lo reconoce el historiador "oficial" Félix Luna, en su libro "Los Caudillos". No obstante éste, se las ingenia para sostener que pintaba la esencia de Quiroga. Hecho difícilmente de creer, por que es poco serio sostener que partiendo de premisas falsas, se pueda construir verdad alguna.

Pero lo más grave de está grosería intelectual, de este atentado a la verdad histórica es que aun hoy las currículas que desarrollan los programas educativos mantienen muchos de estos sloganes como verdades irrefutables y la obra y vida de Sarmiento sigue siendo reverenciada por el aparato cultural del sistema y reproducida para las nuevas generaciones.

Para los defensores de la patria, el costo de su entrega es infinito, además de su vida, sus afectos y sus bienes personales, deben soportar el desprecio, la difamación y el olvido. "Facundo" conjuga de manera precisa esta afirmación. Al desprecio al gaucho, a su cultura, a su identidad, le siguió la infamia, la mentira y la difamación, como modo de expresión de ese desprecio y como prologo para ensombrecer a los caudillos y al gaucho, condenándolos al olvido y sentenciando la impunidad de los crímenes que debieron soportar.

Héctor Sáenz Quesada, otro fundamentalista de la zoncera "Civilización y Barbarie", justifica el sin número de atrocidades e injusticias del centralismo y unitarismo porteño, expresando livianamente "…la ciudad porteña, con vista al mar y a la civilización, defendiendo con su gente decente, a pesar de todo, la cultura europea contra la guaraní, la quechua o la sudanesa".

El caudillo, emergente popular

Arturo Jauretche, con su brillante simpleza, define al caudillo como el sindicato del gaucho, en tanto era protección efectiva de sus reivindicaciones y derechos y la bandera portadora de significaciones de esa masa que le ha depositado el poder invencible de su esperanza.

Para explayarnos más en la conceptualización del caudillo, traemos al texto una definición de Alberdi, escrita en su libro "Grandes y pequeños hombres del Plata", donde aludiendo a los pueblos del interior que eran oprimidos por el centralismo porteño dice "…no teniendo militares en regla, se daban jefes nuevos, sacados de su seno. Como todos los jefes populares, eran simples paisanos las más veces. Ni ellos ni sus soldados, improvisados como ellos, conocían ni podían practicar la disciplina militar. Al contrario, triunfar de la disciplina, que era el fuerte del enemigo por la guerra a discreción y sin regla, debía ser el fuerte de los cuadillos de la independencia. De ahí la guerra de recursos, la montonera y sus jefes, los caudillos elementos de la guerra de pueblo guerra de democracia, de libertad, de independencia. Antes de la gran revolución no había cuadillos ni montoneras en el Plata. La guerra de la independencia los dio a luz, y ni ese origen les vale para obtener perdón de ciertos demócratas. El realismo español fue el primero que llamo caudillos, por apodo, a los jefes americanos en que no querían ver Generales".

Los orígenes de Facundo Quiroga.

Nació en 1778, en San Antonio, un caserío situado al pie de la sierra de los Llanos en la provincia de La Rioja.

Su ponderación y consideración hacia el General San Martín, en las cartas se dirige a este como "Mi Venerado Jefe", lo llevó desde muy joven a Buenos Aires, donde tuvo un breve paso como voluntario en el Regimiento de Granaderos a Caballo.

Regresó en 1816 a La Rioja, donde asume la administración de los negocios de la familia. Su padre era un importante hacendado. Por entonces también colaboró activamente con el ejército del Norte que luchaba contra los realistas españoles, proveyéndoles de ganado y tropas.

A partir de 1820, con el cargo de jefe de las milicias de Los llanos, comenzó en La Rioja el influjo de Quiroga. Facundo se convierte en árbitro de la situación riojana y contribuye a colocar en el gobierno provincial a Nicolás Dávila.

No solo era un líder político de la situación provincial, sino un digno representante de una incipiente burguesía del interior del país. Entre sus emprendimientos comerciales estaba la explotación minera, Quiroga fundó una empresa local para la explotación de las minas de la Famatina, también se dedicó a la acuñación de monedas y obtuvo de la legislatura catamarqueña la concesión de los yacimientos mineros de esa provincia.

Nace el "Tigre de los Llanos"

Ante los planes del "bruto" de Rivadavia (1) y su sequito oligárquico, de entregar la riqueza mineral argentina, concediendo de manera sospechosa y leonina la explotación de la Famatina a una compañía inglesa, en el marco de los créditos y las políticas colonialistas que este oscuro y entreguista personaje suscribió en Londres, los cuales configuraron la primera deuda externa, principio de todos los males de nuestra Patria, emerge la dimensión histórica de Facundo como el patriota que se opone férreamente a la entrega de la soberanía nacional.

Pero sumado a la cuestión de las minas estaba la apertura indiscriminada del comercio exterior que iba en detrimento y ruina de la incipiente industria y comercio del interior y en beneficio de los "piratas" imperialistas.

Pero la gota que rebalsa la paciencia de los caudillos federales fue el intento de someter a las provincias mediante la imposición de gobernantes y la utilización de ejércitos de ocupación y mercenarios comandados por hombres como Lamadrid. Este hecho puntual empuja a que Quiroga y otros caudillos, respondan militarmente al odio que propagaba el centralismo y el liberalismo que postulaba el partido Unitario, hacia todo el interior.

A "Facundo y los llanistas", ante este escenario, no les queda otra opción que tomar las armas, movilizándose hacia San Juan. Ya en ese momento su figura irradiaba respeto, tanto es así, que bastó ese hecho para que caiga el gobierno unitario local y para que los mendocinos se pronuncien contra la Constitución unitaria que acaba de sancionar el Congreso.
En cuatro meses, "Facundo" sublevó a todo Cuyo y el Noroeste contra Rivadavia y sus cómplices, siguiendo el mismo camino que el General Francisco Ramírez, que seis años antes lo había hecho en el litoral contra el Directorio.

Las batallas contra el General Paz

En 1829, tras la toma de la provincia de Córdoba por parte del general unitario y liberal José María Paz y el derrocamiento del gobernador federal Bustos, "Facundo" acude a restablecer el orden político.

Al frente de sus bravos llanistas, invade Córdoba, eludiendo hábilmente al ejército del "Manco", lo que permite ganar terreno y ocupar la Tablada, paraje a las afueras de Córdoba capital, donde aquel lo espera para la batalla. En el combate de la Tablada es vencido, a pesar de la bravura de su milicia, confirmándose lo que todos decían de Paz, que era una gran estratega militar.

Vencido se retira, escarmienta a los unitarios riojanos que festejaban su derrota y se refugia y concentra fuerzas en San Juan, donde, en contra de todos los que creían que estaba acabado, reconstruye su ejército. Seis meses después atacó nuevamente a las fuerzas del Gral. Paz, pero es nuevamente vencido en la Batalla de Oncativo. El "tigre" luego dirá que lo han vencido "…con figuras de contradanza". Oncativo fue un desastre militar, una derrota aplastante.

Años después, en sus "Memorias", el Gral. Paz dirá que enfrentó ejércitos más aguerridos, más disciplinados, más profesionales, pero más valientes que los "llanistas", jamás. La valentía quedó patentada en el enfrentamiento en la Tablada, donde la artillería inclinó la balanza hacia las fuerzas del "manco", los federales al estar desprovistos de estos elementos, con Ángel Vicente "Chacho" Peñaloza a la cabeza, inician una loca carrera hacia los cañones con el lazo al viento, para sustraerlos y menguar los daños que el incesante cañoneo les producía en sus fuerzas.

Entrada triunfal a Buenos Aires.

Después de ser derrotado por segunda vez por las fuerzas de Paz, se retira hacia Buenos Aires, donde Rosas a pesar de lo acontecido lo recibe triunfalmente. Sin dudas el Restaurador lo estimaba como un valioso aliado, cuya presencia era indispensable para el triunfo del partido federal.

"Facundo" vive en Buenos Aires, preocupado por su mujer y sus hijos, que debieron exiliarse en Chile, y por los vejámenes que debió sufrir su anciana madre, en manos de miserables unitarios, como Lamadrid, que no tuvieron el decoro que si les propinó Quiroga, cuando este resulto triunfante en Tucumán.

Su situación comienza a tornarse desesperante, no tiene ejército, sus recursos se están agotando, su salud no es buena y el "Manco" Paz sigue ocupando provincias y persiguiendo a sus amigos.

Su más increíble campaña

En enero de 1831 los gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos firman el "Pacto Federal". Aquel acuerdo, que expresaba el propósito de constituir la nación bajo el sistema que desean los pueblos, tenía una única fuerza militar que se oponía y que obstaculizaba este propósito y era necesario desarticular: eran las del General Paz.

Es la oportunidad que esperaba "Facundo". Arman sus tropas y avanza sobre Córdoba. En Buenos Aires, más precisamente en Pergamino, el riojano recluta una buena cantidad de hombres, conformando "La División Auxiliar de los Andes".

Un mes después de firmado el Pacto Federal, llega a Río Cuarto y toma el pueblo luego ocupa San Luís en Rodeo del Chacón lo enfrenta una de las mejores compañías de Paz, Quiroga dirige la batalla desde su carreta, torturado por el reuma y triunfa pasa a Mendoza a la que toma, refuerza sus huestes con hombres, con dinero y animales. Sube a San Juan y se reúne con su familia, que retornan de Chile.

Ya en Mendoza se entera que su histórico rival, el Gral. Paz, ha caído prisionero de López. "Facundo" decide ir en su encuentro, en el camino estaba Lamadrid con el resto de las fuerzas de Paz. Los dos ejércitos se avistan en la Ciudadela, provincia de Tucumán. Después de dos horas de batalla el ejército unitario abandona las líneas y sus jefes huyen hacia las fronteras de Bolivia.

Se consolida el federalismo

El capítulo de la guerra civil que se había comenzado a escribir tres años antes, con el fusilamiento de Dorrego, había quedado cerrado. Después de cerrar este ciclo de la lucha civil, casi todo el año 33 Quiroga vive en San Juan o Mendoza. A finales de aquel año 33 llega a Buenos Aires conduciendo la División de Auxiliares de los Andes, que devolverá formalmente al gobierno de Buenos Aires.

Se instala definitivamente en Buenos Aires el contexto político ha determinado una dura interna por el poder entre federales netos y lomo negros. En esta lucha Rosas necesita más que nunca de la amistad de "Facundo" y este se la brinda. Este periodo de la vida de "Facundo" está marcado por una fuerte predisposición a atender personalmente los intereses de su familia, en ese sentido destacamos que entre otras cosas se ocupa de cada uno de los detalles de la educación de sus hijos.

Estanislao López y los Reynafé

Si bien "Facundo" reconquistó su influencia en el panorama nacional, para él la victoria no es total ya que Córdoba queda bajo la influencia del caudillo santafesino López, quien intercede para que gobiernen allí los Reynafé, un clan familiar arribista que protegido por el santafesino comienzan a hostigar a los amigos de Quiroga.

La enemistad con López quedó de manifiesto y se hace casi insostenible cuando Facundo se enteró que López se quedó con su caballo, "El Moro", al apropiarse del botín del ejército vencido.

Las intrigas contra Rosas

Mientras Rosas procura el éxito de la expedición al desierto, el gobernador de Buenos Aires es Juan Ramón González Balcarce, quien a poco de comenzar a gobernar inicia un raid de concesiones a miembros del partido unitario y hacia federales "rebeldes". Esto produce fricciones en el seno del Partido Federal, aparecen dos bandos, por un lado los "lomos negros" que responde a Balcarce y los Federales "netos" que responden a Rosas.

A Facundo, el clima político no le es indiferente, pero pese a eso no toma partido por ninguno de los bandos Federales. "Facundo" es consciente que las luchas internas limitan políticamente la fuerza del Partido Federal. El hecho de que no se involucre directamente en política ha llevado a una corriente historiografica en "encapricharse" en tratar de mostrar a Rosas y Quiroga enemistados. Nosotros descartamos de plano esta mentira que ha sido planteada por la pluma antirrosista.

El historiador Di Paoli relata, en su biografía de Quiroga, una anécdota que viene a zanjar definitivamente esa mentira. Doña Encarnación Ezcurra, mujer de Rosas, es nombrada por Facundo Quiroga apoderada general de sus intereses, cosa que creemos no sucedería en un entorno de enemistad y enfrentamiento.

La vuelta de Don Juan Manuel y las fricciones internas

Manuel Vicente Maza asume en el año 1834 la gobernación de Buenos Aires, el poder real descansaba nuevamente en Rosas, ya que era bien conocida la influencia de este sobre el ahora Gobernador de la provincia de Buenos Aires.

A días de la asunción de Maza se produce en el Norte una revuelta que tiene como actores principales a los gobernadores de Salta y Tucumán, la intransigencia de estos lleva a ambas provincias a un inevitable enfrentamiento, si no se actuaba con rapidez estas escaramuzas podían ser la oportunidad que los unitarios han estado esperando para poner en jaque el proyecto federal.

Rosas y Quiroga comprenden cabalmente la situación. Era necesaria una intervención, la sangre de ambos caudillos hervía. El "Tigre de los Llanos" siente que es necesaria su intervención, decide dejar de lado la comodidad que le ofrece la ciudad de Buenos Aires, su compromiso político con la causa federal es más fuerte.

Mediador en el norte

La travesía que decide emprender "Facundo" imponía transitar por las provincias de Santa Fe Córdoba y Santiago del Estero, gobernadas por López, los Reynafe e Ibarra respectivamente.

Los Reynafe

Entra en la escena de este humilde trabajo un apellido que no pasará a la historia por los aportes que hicieron para lograr consolidar el proyecto federal. Todo lo contrario el "Clan Reynafe" de intervenciones penosas y rastreras entrara por la ventana de la historia como artífice de unos de los más repudiables crímenes de la historia argentina.
Gobernaban Córdoba y tenían para con Quiroga un doble discurso, públicamente le profesan respeto, pero por lo bajo lo rechazan y profesaban una manifiesta enemistad.

A ellos queda a medida el mote de "clan arribista", eran sujetos con poca experiencia en el manejo de la cosa pública, errantes militares, que hacían de las intrigas su forma de gobernar. El único merito que se les reconoce es haber servido fielmente en las huestes del santafecino López, quien al retirarse de Córdoba los pone a dedo en el gobierno.

Facundo no ignora el peligro que implica atravesar Córdoba, no obstante decide transitar por aquel territorio, le ha sido comunicado que amigos suyos están siendo perseguidos, el hijo del general Bustos se vio en la necesidad de salir de Córdoba, amenazado en reiteradas oportunidades por matones que responden a los Reynafé.

La conjura para matar al "Tigre de los Llanos" se pone en marcha cuando los gobernadores de Santa Fe y Córdoba desoyen las órdenes de Rosas y no prestan ayuda a Facundo.

Ya en territorio cordobés, rumbo al foco del conflicto, los Reynafé intentan por primera vez asesinarlo, este intento fracasa porque a último momento la persona encargada de materializar el magnicidio se arrepiente.

Luchas intestinas del norte

Los motivos del enfrentamiento entre salteños y tucumanos es principalmente que ambos gobiernos estaban infiltrados tanto por federales "rebeldes", como por unitarios que respondían a las logias secretas que asolaban Buenos Aires y que tenían como principales ideólogos a los seguidores de Rivadavia.

Sabe Facundo que su ascendencia sobre los pueblos y gobernantes del norte será determinante para detener la empresa política que han elaborado en Buenos Aires contra Rosas. Su prestigio político está intacto, el objetivo de su viaje es claro: ambos gobernadores deben deponer las armas, terminar con los amagues de agresión y limpiar sus gobiernos de los elementos que los han infiltrado.

Antes de la llegada de Facundo al límite con Santiago del Estero, manda misivas a todos los políticos y militares del norte, invitándolos a que bajen a la provincia mencionada. En tierras del gobernador Ibarra, tendrá epicentro una de los mítines políticos más importantes y más solapado por nuestra historia. "Facundo" haciendo gala de toda su experiencia y ascendencia sobre los norteños y en una acción de alta política, alcanza la paz para las provincias en conflicto, esto se traduce en un tratado de que es suscripto por todos los interesados. En el citado tratado se expresa en su artículo primero que "…habrá paz, amistad y alianza especial entre los gobiernos de Tucumán, Salta y Santiago del Estero…"

Sicarios y una muerte indigna para un grande

Terminada su gestión de paz, emprende el regreso. Su espíritu temerario e inclaudicable lo lleva a desoír a sus amigos que le aconsejan no volver por Córdoba, atento a la manifiesta enemistad de los Reynafé. Frotándose las manos, los hermanos Reynafe se han jurado no fracasar nuevamente. Mientras, Quiroga repite incansablemente a sus amigos que cree en su estrella y que no ha nacido el hombre que le de muerte al "Tigre de los Llanos".

Al ingresar al territorio cordobés, por el departamento Tulumba, distrito a cargo de uno de los hermanos Reynafe, en el paraje conocido como Barranca Yaco, el sicario Santos Vega y sus secuaces esperaban agazapados el paso de la comitiva de "Facundo". La misma es interceptada al caer el mediodía, los forajidos salen de su escondites y detienen la carreta, ante lo cual "Facundo" sin perturbarse sale y pregunta "…quien manda esta partida?...". Serán sus últimas palabras, un pistolazo certero le da en un ojo, muriendo al instante, sus acompañantes son brutalmente asesinados y sus ropas y demás pertenecías son repartidas entre los asesinos.

Ese disparo determinó la desaparición física de uno de los más insignes y dignos caudillos que parió la patria federal, entendedor y fiel ejecutor del proyecto Nacional y Popular, que tiene a San Martín, Rosas y Perón como sus máximos exponentes.

La patria llora y nacen las conjeturas

La noticia de la muerte de "Facundo", genera una situación de angustia en todo el territorio patrio, el país federal llora la muerte de uno de sus jefes. Su desaparición desata innumerables conjeturas acerca de los responsables intelectuales de su muerte. Es sabido que el sicario de Santos Pérez era un matón de los Reynafé, la incógnita que se instala es saber si estos actuaron solos o fueron inducidos, si lo fueron surge como inevitable pregunta ¿Quién? Rosas?, López?, los Federales Rebeldes?, los unitarios?. Es una duda que aún persiste.

Nosotros creemos que los Reynafé son los responsables materiales e intelectuales de la muerte de "Facundo", porque no existe un dato cierto, serio y que pueda ser certificable que nos haga dudar de esta afirmación, las muchas presunciones, algunas de las cuales hemos citado son intrigas y suposiciones, creadas al calor de la necesidad e interés político de quien las escribió, como por ejemplo cuando se acusa a Rosas, solo se pretende ensombrecer su figura, desacreditarlo y difamarlo con el único propósito de menoscabar su obra como Gobernador de Buenos Aires y figura preponderante del Partido Federal.

Consecuencias del magnicidio

La muerte de Quiroga tuvo implicancias extraordinarias, una de ellas fue la de poner en peligro la continuidad del Proyecto Federal, lo que determina que Rosas deba retomar el poder. Rosas jura vengar la muerte de uno de sus principales aliados políticos. Se inicia de este modo en Buenos Aires un proceso para determinar quienes han sido los asesinos, llegando a la conclusión que los responsables son José Vicente y Guillermo Reynafé y Santos Pérez, a quienes se condena a muerte, cumpliéndose dicha resolución el 26 de octubre de 1837 en la plaza de la Victoria.

"Facundo" y su aporte a nuestro tiempo

La muerte de Facundo lo encuentra ya como mito viviente, al que debe recordarse como un hombre que cuando debió luchar, luchó, que peleó con alma y vida, que nunca se olvidó que el proyecto federal estaba antes que todo.

Su recuerdo sigue aún vigente en los Llanos de La Rioja y en todo el territorio nacional, aun perduran las leyendas que en su tiempo contribuyeron a conformar el mito: "...el general no dormía nunca…", "… el general leía el pensamiento…", "…al general no se lo podía engañar…", "…el general no estaba muerto sino escondido en los reinos de arriba…".

Los caudillos ocuparon un rol trascendental a la hora de oponerse a los planes del partido unitario, encabezados por Rivadavia y sus cómplices, que intentaban atar a la Argentina y someterla como colonia dependiente, entregando la explotación de los recursos naturales y minerales a los monopolios británicos y tomando empréstitos usurarios de la banca imperialista.

La vida y obra de "Facundo" está rodeada de coraje y valor. Sigue siendo un ejemplo para quiénes estamos persuadidos que la alternativa de nuestra hora es como hace doscientos años liberación o dependencia, una antinomia con una vigencia absoluta y que optar por la liberación es sumarse de manera militante a la búsqueda incansable de la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social.

Facundo Quiroga emergió representando el interés del pueblo, dándole dirección al mismo, pero nunca olvidando cuales eran las necesidades de aquellos que lo llevaron al lugar de caudillo y conductor, quedando demostrado que los movimientos nacionales se dan sus "lideres", en proceso de búsqueda y encuentro mutuo.

Existe una conexión indeleble, que le da continuidad hasta nuestros días al proyecto Nacional y Popular, entre las masas de gauchos del siglo XIX con las masa de trabajadores organizados del siglo XX, donde el caudillo dejó paso al líder, el que le dio mayor direccionalidad al proceso de liberación nacional. Proceso aun inconcluso, por el cual seguimos luchando desde las ideas y la militancia. Desde la política.

Escriben: Atilio Martínez y Gustavo Gaitan. 

Notas.
(1) A modo de aclaración, vale acotar que el apodo que utilizamos para Rivadavia no es antojadizo, es fruto de sus iniciativas, de sus "ideas". Como construir un canal entre Buenos Aires y Mendoza o mandar a realizar un pozo en busca de agua al lado de un río. Ejemplos como estos dan cuenta que es toda una mentira de la historia oficial el denominarlo estadista o visionario, más bien fue un cuadrado sin virtud alguna.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Caseros y el Combate por la Historia: De traiciones y la “fuente” de la libertad

Caseros es el gran tema de la historia entrerriana y uno de los pilares de la historia "oficial" argentina. Abordarlo no es sencillo, ya que el debate se enciende rápidamente. Las argumentaciones deben ser claras, fundadas, por lo que son extensas casi siempre. Pero aún así no pueden convencer muchas veces a posturas antagónicas y apasionadas. 


Por eso deseo, antes de entrar en el análisis de la Batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), hacer unas aclaraciones que considero imprescindibles antes de referirme o polemizar sobre Rosas, que son de igual o mayor importancia que el análisis de la efeméride en sí misma. Son unas premisas, que considero esenciales, a la hora de abordar el tema Rosas.
 
Obra artística sobre la Batalla de Caseros.

Mi amigo Domingo Rondina tuvo la gentileza y publicó esta nota el año pasado (https://www.constitucional.com.ar/caseros/) y ahora va con algunos pocos agregados. En función de este objetivo que mencioné en el párrafo anterior es que dividí la nota en dos partes. En la primera me referiré a Rosas y la historia, la historia oficial y el revisionismo y la forma en que creo que debemos discutir a Rosas hoy, partiendo desde unas premisas que considero como irrefutables. En la segunda parte, sí, me referiré a la Batalla de Caseros, analizando las causas y consecuencias, políticas, económicas y sociales, donde abordaré el rol central de Brasil como gran arquitecto de Caseros y la implantación de un nuevo modelo económico y social con la caída de Rosas.


Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro



1. Juan Manuel de Rosas: Combates por la Historia

“¡OH Rosas te maldigo! Ni el polvo de tus huesos la América tendrá”.
José Mármol.

La misión de los unitarios

Cada vez que recordamos o discutimos sobre Rosas se impone en primer lugar afirmar que el propósito de los emigrados unitarios que regresaron a Buenos Aires después de Caseros y se apoderaron del gobierno fue clarísimo: destruir todo vestigio del régimen rosista. Mintieron, fabularon, denigraron, vilipendiaron a Rosas, a su obra, a sus seguidores, y aun más, buscaron directamente borrarlo de la historia.

Esta maquinación la podemos verificar desde mucho antes de que Rosas fuese vencido en Caseros (1852), en el deseo y la predicción no cumplida de José Mármol, cuando en su poema “A Rosas” de 1843, maldice al “salvaje de las pampas que vomitó el infierno” y repite en dos estrofas distintas que “ni el polvo de tus huesos la América tendrá”. Este texto “poético” contiene una verdadera sentencia política que fue ejecutada prolijamente por el aparato cultural del sistema durante de 120 años. Los restos mortales de Don Juan  Manuel tuvieron que aguardar hasta 1989 para que pudieran descansar en la tierra que lo vio nacer, cumpliéndose así su última voluntad.

Rosas ocuparía durante muchos años el lugar del malvado en la historia oficial. Se enumeraban los crímenes perpetrados por la Mazorca, su negativa a organizar institucionalmente el país, la tiranía, las formas reaccionarias de ejercer el poder con facultades extraordinarias, la mirada estrecha para entender los cambios en el mundo exterior. Acusado de los más horrendos abusos fue durante años un innombrable que se lo mencionaba elípticamente como “el dictador” o “el tirano”.

Ese lugar de “maldito” sobrevive sin embargo en los últimos bolsones culturales de la oligarquía liberal y se derrama todavía a importantes sectores de la sociedad, incluida buena parte de la academia y las universidades. Es natural encontrar aún, de vez en cuando, alguna nota periodística de un indignado Sebrelli o de una aterrada María Sáenz Quesada por la “incomprensible vigencia” de la imagen del Restaurador.

Rosas, hoy

En la actualidad, Juan Manuel de Rosas ocupa un lugar en la historia, no es más un maldito marginal como otrora. En su dimensión popular, está considerablemente vaciado políticamente, como San Martín, como Moreno, pero tiene su territorio en la historia y el aparato cultural del sistema le ha otorgado un discreto lugar. Sus restos fueron repatriados después de una larga lucha y descansan en el panteón familiar del cementerio de la Recoleta. Desde 1999 tiene ya su monumento: una estatua ecuestre hecha en bronce del Restaurador se yergue en la ciudad de Buenos Aires en la esquina de Sarmiento y Libertador. Su rostro está impreso en los billetes de 20 pesos (el actual gobierno nacional dispuso que para los nuevos billetes no existan próceres, ilustrando con animales en su lugar, otra polémica para abordar) y en casi todas las ciudades de la Argentina una avenida, una calle o un barrio lleva su nombre.

Y, por fin, de un tiempo a esta parte los manuales de historia lo mencionan no como un tirano oscuro y sangriento sino como un gobernador de la provincia de Buenos Aires que gobernó con “mano dura” un largo y difícil período.

Ha sido el proceso desde el 2003 al 2015, mediante el gobierno nacional, sobre todo el de Cristina Fernández de Kirchner, quien ha recuperado al mejor Rosas, el antiimperialista y lo ha puesto en el panteón histórico con el feriado nacional del 20 de noviembre, en homenaje  la Batalla de la Vuelta de Obligado.

El Rosas de hoy es una victoria del combate por la historia

Pero esta institucionalización de Rosas, este reconocimiento, no fue otorgada por un gracioso favor del aparato cultural sino que fue el resultado de una lucha política que duró años y que señala entre otras cosas un triunfo del revisionismo histórico sobre la historiografía liberal.

Don Arturo Jaureteche escribió que: “Para comodidad en la exposición y simplificándola de una manera didáctica pudimos considerar la historia oficial como la tesis y el revisionismo como la antítesis”. El revisionismo tuvo la tarea de demoler en una vasta tarea la historia falsificada, oponerse como antitesis a ella. Creo que, faltaría -y es lo que se está gestando hoy cuando renace la polémica histórica-, un tercer movimiento historiográfico, la síntesis superadora, que colocase a Juan Manuel de Rosas en su verdadero lugar en la historia de la Patria. Despejado el terreno, desechada la mentira de la historia falsificada (tesis), surge el revisionismo histórico (antitesis) que rescata y valoriza la figura de Rosas. La dinámica de la dialéctica exige la síntesis. La historia oficial ya fue destronada, es preciso ahora objetivarse para una nueva polémica, una nueva interpretación que coloque a Rosas en un lugar ecuánime y objetivo en la historia argentina.

Esta nueva etapa se debe nutrir de la dialéctica histórica tal cual la imaginaba Walter Benjamin, que recupera el relato de los vencidos, porque “encender en el pasado la chispa de la esperanza es un don que sólo se encuentra en aquel historiador que está compenetrado con esto: tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo, si éste vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer” (Walter Benjamin, Tesis VI en “Sobre el concepto de historia”). Eso le paso a Rosas, sin dudas. Y en la derrota de los proyectos populares, que hay mucho de esto en nuestra historia, está lo que ha sido y puede ser nuestra Nación. Y una nueva mirada a nuestro pasado debe tener eso, recuperar la tradición de los oprimidos, los derrotados, los humillados, los exiliados, se debe nutrir de los malditos, es “cepillar la historia a contrapelo” como la Tesis VII de Benjamin.

Es una historia con perspectiva de futuro y funcional al presente. “Necesitamos de la historia, pero de otra manera de como la necesita el ocioso exquisito en los jardines del saber”, dice el Nietzsche que cita Benjamin, porque “el sujeto el sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma”, el pueblo me permito decir, pero “cuando combate”, tal reza la Tesis XII. Para eso debe servir la historia. Este debe ser el compromiso de los historiadores y en especial los historiadores y divulgadores históricos del campo nacional que entienden que “La historia es la política del pasado y la política la historia del presente.”

Desde dónde partir para hablar de Rosas

Hechas las aclaraciones, en función de esa imprescindible síntesis considero que cualquier mirada del hoy sobre Rosas tiene que partir de la aceptación de estas tres premisas históricas:

Juan Manuel de Rosas.


A) Rosas Estadista.

La Revolución de Mayo no había dado ningún ESTADISTA, ningún político de envergadura, salvo Moreno que fue una estrella fugaz que logró señalar un rumbo. Alvear, tal vez... había mostrado ciertos dotes, pero su juventud y las circunstancias internacionales lo hicieron fracasar. Dorrego se desmoronó en parte por su falta de ductilidad para adaptarse a las circunstancias y su obra encontró fin en el aberrante crimen del unitario Lavalle. Rivadavia, es justamente todo lo contrario a un político, es más bien la caricatura de un tipo de político, fue un ser alejado de la realidad. Belgrano, enorme en su voluntad, infalible en su desacierto. San Martín, se niega a participar en las luchas internas y parte al destierro. Ramírez, Quiroga y López, no pudieron pasar las fronteras del caudillismo local. Artigas, enorme en su integridad, coherente en su lucha y meridiano en claridad ideológica nunca pudo ser el poder real ni imponer la dirección política al conjunto. Ninguno había logrado hasta entonces generar un orden nacional, dominar la anarquía, poner un dique a la balcanización. Esta fue la obra de don Juan Manuel de Rosas, quien es a mi juicio el primer estadista de visión nacional que forjó la Revolución de Mayo.

B) Rosas Nacional.

En el área de las relaciones internacionales Rosas supo hacer respetar celosamente la independencia nacional. Fue el estadista custodio de nuestra soberanía en el Siglo XIX. Representa el honor, la unidad y la independencia de la Patria recién nacida.

La historia argentina reconoce un periodo crucial: la resistencia nacional de Rosas y su gobierno a un proyecto colonizador, a una tentativa imperial europea altamente peligrosa. Los episodios diplomáticos y militares de la intervención anglo francesa constituyen por la reacción de Rosas y su pueblo una de las paginas más memorables de nuestra historia. En esa obcecada resistencia y apasionada intransigencia se definió nuestro destino como nación independiente. En el dilema de ser una factoría extranjera o una nación soberana Rosas optó por lo segundo, que era el camino del sacrificio y de la lucha pero también el del honor.

Desde la historia oficial durante años se intentó tergiversar el verdadero cariz de la intervención imperialista, pero el revisionismo desenmascaró esta operación señalando con claridad que se trataba de una verdadera operación colonial con intereses económicos  concretos. Los cañones de las más grandes potencias europeas apuntaron la Confederación y a pesar de la superioridad militar al final de la guerra la causa nacional terminó invicta y reconocida en todos los países del mundo incluso los enemigos.

C) Rosas Popular.

El pueblo de Buenos Aires, el pueblo auténtico, la gente, no había figurado aún en nuestra historia. Vimos que la gente que se congregó frente al Cabildo el 25 de mayo constituía un pequeño grupo. Las diferentes puebladas y golpes militares consistían en rebeliones o alzamientos minoritarios y sectarios. Artigas fue el primero en incorporar el pueblo a la revolución. Pero es Dorrego el que prepara el terreno para la aparición de lo popular en la escena política. Rosas lo continúa y lo profundiza. El nuevo escenario presenta una novedad: Las masas. La plebe de las orillas, los negros, los mulatos, los compadritos, la gente de la campaña, e incluso los indios, todos antes escondidos ahora se exhiben y participan. Esta fuerza política despreciada por los unitarios será la base social que Rosas, caudillo del campo popular, pone en acción en defensa de la Soberanía Nacional.

Ningún personaje hispanoamericano, salvo quizás, Bolívar, ha apasionado tanto como Rosas a los pueblos que descendemos de España. Entre nosotros, Rosas es un tema de actualidad desde hace más de 160 años. Se podría afirmar que es el único tema histórico de actualidad permanente. Cientos de libros, miles de ensayos se han escritos sobre Rosas. Algunos trabajos son simplemente apologéticos otros directamente denigratorios. Los menos intentan cierta objetividad. Tantas publicaciones y opiniones manifiestan ciertamente que existe un ansia por conocer la verdad y que la polémica no está concluida.

Pero la batalla sigue

La polémica no está concluida, es más, es preciso profundizarla y afinarla. Es puntual estudiar, investigar y discutir muchas instituciones, hechos y conceptos políticos de la época de Rosas: la naturaleza del federalismo planteado por Rosas, el sistema político de la Confederación, la relación con las provincias, los alcances de la Ley de Aduanas, los intereses ganaderos de la provincia de Buenos Aires, el carácter autocrático de la conducción de Rosas y mucho más.

La investigación y las cuestiones polémicas están abiertas, pero a mi juicio, desde el previo reconocimiento, de que estamos frente al  primer estadista que tuvo la Revolución de Mayo, que le dio a la política de su tiempo, un contenido definitivamente nacional y auténticamente popular.

De todos los temas, creo que una reinterpretación de Caseros, la apertura de un debate en torno a sus causas y consecuencias es una tarea imprescindible, por la relevancia que tienen, por lo incorporado a la cultura popular y la por la trascendencia que le otorgó la historia oficial como hito fundacional de la Nación Argentina.

2. La Batalla de Caseros: La Confederación en guerra con el Brasil.

 “En eso estaban las cosas al comienzo del año 1851, cuando se produce el hecho más increíble de la historia argentina y uno de los acontecimientos más vergonzoso de la historia universal. El general en Jefe del Ejército de Operaciones argentino para la guerra contra el Brasil; Don Justo José de Urquiza, entra en tratativas con el enemigo para pasarse a él y arrastrar a las tropas que el país ha puesto bajo su mando y responsabilidad. Así también todos los pertrechos y armamentos a su disposición.”
Juan Domingo  Perón. “Breve historia de la problemática argentina”.


De la fabula de la historia oficial a la verdad

Es difícil sintetizar que fue Caseros, las causas, cómo se llegó al enfrentamiento, el desenlace, las consecuencias, etc. Trataré de ser breve… Este hecho que se conmemora cada 3 de febrero se dio mucho tiempo después del ascenso al poder de Rosas y cuando el Restaurador y la Confederación habían logrado su consolidación política, afianzado el poder y alcanzado el respeto y reconocimiento de las naciones de América y Europa después de los triunfos contra las agresiones extranjeras y sus aliados. Allí, en ese momento, empezó a organizarse la coalición que habría de derribarlo.

El Urquiza idealizado por la Historia Oficial.
La historia mitrista al referirse a la caída de Rosas relata una vez más otra adulteración histórica, otra leyenda. En la misma el protagonista principal de la coalición es el entonces gobernador de mi provincia, Entre Ríos, y Jefe del Ejército, el General Justo José de Urquiza. Según la conocida alteración de los hechos, Urquiza emprende una cruzada libertadora contra el tirano para rescatar a la República de las garras del déspota. La historia oficial ni menciona la participación del Brasil, y si se refiere, lo hace de tal manera de no empañar la gloria del libertador ya que Caseros se constituye para la historia oficial como un episodio fundacional de nuestra propia nacionalidad, porque además de derrotar al tirano nos dio la Constitución.

Para los historiadores revisionistas, en cambio, Caseros fue “la mayor calamidad de nuestra historia” (citando a uno de los primeros revisionistas peronistas, Ernesto Palacio), una verdadera derrota nacional donde se perdió no sólo una batalla sino la hegemonía continental abriendo las puertas a la penetración europea y dando comienzo a una largo periodo de dependencia económica en el Río de la Plata.

Los actores detrás de la caída

A la caída de Rosas confluyeron varios poderosos factores (que, como era de esperarse, se enfrentaron inmediatamente después de Caseros):

a) La burguesía comercial porteña que exigía una política económica más abierta con el imperio británico.

b) Algunas provincias mediterráneas que buscaban la organización nacional bajo una constitución seducidas con promesas de una organización nacional que nunca se cumplirán.

c) Las provincias del litoral ahogadas por el puerto único y que deseaban negociar sin intermediarios con las metrópolis económicas.

d) Los propios ganaderos bonaerenses originalmente aliados a Rosas ávidos de librarse de la pesada mano del Restaurador y lograr un trato más libre con los compradores europeos.

e) Y finalmente Brasil, que aliado incondicional de Inglaterra –una vez más aquí ejecutando la geopolítica inglesa-, deseaba la libre navegación de los ríos para su comercio y se presentaba como el enemigo histórico de la Confederación en la disputa por la hegemonía de América del Sur. A este respecto manifestaría el diputado Pereyra da Silva en la Cámara de diputados brasileña en junio de 1850: “Los designios del General Rosas no son ocultos. Pretende reconstruir el Virreinato de Buenos Aires (léase del Río de la Plata), acabando con todos los pequeños estados que de él se habían hecho independientes. Estos designios son fatalísimos, perjudiciales al Imperio del Brasil”.

Caseros, la hora del Brasil

Estos actores pactaron y se aliaron contra la Confederación porque aisladamente no hubiesen podido derrotar a Rosas. Urquiza fue un instrumento, sólo una herramienta utilizada por la diplomacia brasileña que fue la verdadera autora de la coalición. La situación de Brasil no era auspiciosa en 1850, la clase dirigente brasilera estaba preocupada por los movimientos separatistas riograndenses que despertaban temor por un posible acrecentamiento territorial argentino.

Es preciso entonces comprender la caída de Rosas en Caseros no como lo pretende la historia mitrista producto de la gesta libertadora de Urquiza, sino como una crisis geopolítica en la región donde hasta Paraguay participó atraído por el reconocimiento de su independencia en caso de que se ganara la guerra.

Caseros fue la hora del Brasil. A Caseros hay que considerarla como una batalla, la final de “la segunda guerra argentina brasileña” como titula José María Rosa al capítulo concerniente a la derrota de la Confederación. Este capítulo de la “Historia Argentina” será la base de uno de los mejores libros de Rosa y de la historiografía argentina: “La caída de Rosas”, trabajado entre los años 1953 y 1958 en los archivos de Buenos Aires, Montevideo y Río de Janeiro en donde desentraña todos los hechos deliberadamente trastocados por la historiografía liberal.

Fue la hora del Brasil porque, cuando Francia y Gran Bretaña se retiran militarmente del Plata, vislumbró la llegada de su oportunidad histórica. El Imperio de Brasil no había perdido su viejo sueño de anexar la “Cisplatina”, frustrado en Ituzaingó y obtener territorios en la cuenca del Plata. La diplomacia del Imperio sabia que podía contar con importante aliados para enfrentar a la Confederación: Paraguay, cuya independencia Rosas desconocía porque seguía considerando que era territorio nacional; los sectores políticos uruguayos enfrentados con Oribe; los exiliados argentinos contrarios al régimen del Restaurador; todos ellos y un general en Entre Ríos, que ya había dado señales de querer traicionarlo, manifestando que sus intereses no coincidían con los de los estancieros bonaerenses.

La sucesión de hechos y el camino a la batalla

En noviembre de 1849, las fuerzas brasileñas ingresan a territorio uruguayo en busca de las tropas de Oribe. El conflicto que plantea el Imperio con su incursión fue doble: contra Oribe y contra Rosas. El Jefe de la Confederación presentó un reclamo ante el gobierno de Río de Janeiro y Brasil sin volver atrás comenzó a negociar un convenio con los sitiados en Montevideo. Enseguida concreta la diplomacia brasilera una alianza con el Paraguay y quedan rotas las relaciones de la Confederación con el Brasil.

Agentes brasileños bien provistos de dinero, trabajan eficazmente en Montevideo, Asunción, Corrientes y Entre Ríos sobornando a quien sea necesario, preparan alianzas con los jefes de gobierno y corrompen la oficialidad. En el mes de abril de 1851, el General Urquiza dirige una circular a las provincias argentinas que habían reelegido a Rosas como encargado de relaciones exteriores para incitarlas a que quitasen su voto y su respaldo al Restaurador. El 1 de Mayo se pronuncia públicamente contra el jefe de la Confederación y sus representantes firman en Montevideo un tratado de alianza con los brasileños y con los uruguayos sitiados por Oribe. El Imperio había encontrado la alianza que necesitaba.

Comienza la campaña de los aliados, el primer enemigo a derrotar es Oribe. Urquiza cruza el Rió Uruguay e inicia la marcha contra las tropas de Oribe que asistía a la traición o defección de sus principales jefes. Una poderosa fuerza brasileña entra en el Estado Oriental al mando del duque de Caxias mientras la escuadra lusitana ocupa Colonia. Oribe atenazado por los dos ejércitos firma la capitulación ante Urquiza. Los aliados van ahora por más... por Rosas y la Confederación, pero antes es preciso que se firmen los tratados entre los aliados.

Urquiza y su lápida histórica

Justo José de Urquiza.
Pocos días después de la rendición de Oribe, firma Urquiza un tratado con los brasileños que será una verdadera lápida histórica para el gobernador de Entre Ríos. El Imperio le otorgaba un préstamo mensual de 100.000 patacones a las provincias de Corrientes y Entre Ríos y obligaba a Urquiza a obtener el reconocimiento de esa deuda y otra más a la Confederación cuando se obtuviera la victoria. Las provincias mesopotámicas hipotecaban sus rentas y tierras públicas como garantía del acuerdo y se comprometía a utilizar todas las influencias posibles para conseguir la libre navegación de los ríos una vez que Rosas fuera depuesto. Textualmente:

“Su Excelencia el señor Gobernador de Entre Ríos se obliga a obtener del gobierno que suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquel empréstito como deuda de la Confederación Argentina y que efectúe su pronto pago con el interés del seis por ciento al año. En el caso, no probable, de que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los Estados de Entre Ríos y Corrientes y para garantía de su pago, con los intereses estipulados, sus Excelencias los señores Gobernadores de Entre Ríos y Corrientes, hipotecan desde ya las rentas y los terrenos de propiedad pública de los referidos estados”.

Como siempre, el dinero del imperio británico: El Barón de Mauá

Reza el refrán que la ruta del dinero nos lleva siempre al origen de las cosas… Aquí también. En Caseros hay un actor central que es muy poco conocido y no aparece en ningún manual escolar: Irineo Evangelista de Sousa, quien sería a la postre el Barón y Vizconde de Mauá. Es él quien es el alma de la intervención contra Rosas. Es quien ofrece y facilita la financiación de la guerra contra la Confederación.

Ya antes de Caseros el Barón de Mauá se reunió con Mitre y Sarmiento y fue luego la clave financiera de la conspiración. Es a la vez el quien encubre la financiación real que hace el Imperio del Brasil e Inglaterra. Urquiza concertó dos grandes deudas para esta empresa, la contraída con Mauá y el “empréstito Buschental”. Pero lo real es que Buschental y Mauá eran socios y ambos eran mandatarios de la banca inglesa Rothschild, que geopolíticamente servía a los intereses del Imperio Británico y se propusieron, con éxito como se verá, afirmarse en el Brasil, penetrar en la Banda Oriental y dominar el litoral argentino con la creación del Banco Mauá.

Así fue como el “filántropo” amigo de Urquiza era un financista ligado al imperio británico, que surgió y ascendió financieramente cuando fue promovido al rango de socio menor y testaferro de los Rothschild en Brasil (para saber más de esto les recomiendo leer: “Baring Brothers y la Historia Política Argentina”, de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde).

La Batalla de Caseros

Volviendo al contexto nacional y al desenlace. No obstante que la mayoría de las provincias de la Confederación se pronunciaron abiertamente en contra de Urquiza y sus alianzas con el extranjero, Rosas se muestra indeciso y comete errores en momentos decisivos. Tal vez ya acosado por el cansancio y una permanente desconfianza hacia sus subordinados pierde algo de reflejos políticos y militares retardando una acción ofensiva que hubiese cambiado el curso de la historia.

El “Ejercito Grande”, así lo había denominado Urquiza, comienza el avance hacia Buenos Aires. Contaba con un total de 28.149 plazas formadas por correntinos, entrerrianos, uruguayos, exiliados unitarios y brasileños pertenecientes al ejército imperial. Los brasileños habían apostado, además, 12.000 hombres en Colonia -el "ejército chico"- como refuerzo. Tenía 45 cañones modernos y una batería de cohetes. Entre los exiliados enganchados en el Ejercito Libertador se encontraban dos personajes que serían en el futuro presidentes de la Argentina: Sarmiento, vestido con un exótico (ridículo, por así decirlo) uniforme de oficial francés oficiaba de “boletinero” del Ejército y Bartolomé Mitre, capitán del arma de artillería y poeta.

La Confederación por su parte contaba con 22.000 hombres -12.000 de caballería y el resto de infantería- pero muchos eran bisoños, sin ninguna experiencia de guerra. Sus 60 cañones viejos casi no tenían munición. La batalla presentada fue ante todo una cuestión de honra; no en vano en la parte final, cuando era evidente la derrota, Rosas centró la lucha contra las tropas imperiales (también la inició contra ellas) marcando así el concepto que le merecía su enemigo, que se había aliado con el imperio de Brasil para derrotar a la Confederación.

Después de dos horas de lucha, las fuerzas de Rosas cedieron terreno y Urquiza quedó como dueño de la victoria. Una victoria que desprovista de brillo porque la presencia de 4.000 brasileños la empañaba hasta convertirla en el desquite histórico de Ituzaingó. Tan de Brasil fue la victoria que el desfile de la victoria y la entrada de las tropas brasileras en Buenos Aires se realizó el día 20 de febrero, aniversario de la batalla de Ituzaingó (1827), pero, como todos sabemos, la batalla de Caseros se había librado el 3 de febrero.

Rosas, herido en una mano de un balazo, se alejó acompañado de un auxiliar. Bajo un ombú situado en Hueco de los Sauces (actual Plaza Garay) redactó su renuncia que encomendó a su ayudante, quien inmediatamente la hizo llegar a la Junta de Representantes. Luego, cubierto por un poncho, durmió -llevaba tres noches en vela- una hora. A las cuatro de la tarde llega a la embajada inglesa. Esa misma noche, con el auxilio de su hija de Manuelita el embajador inglés Gore lo convence de la necesidad de refugiarse en el buque de guerra “Centaur”, anclado en la rada. Rosas lo hace finalmente y junto con algunos miembros de su gobierno navega, días después, hacia el exilio en la Nación que él mismo, años atrás obligara a agachar su altivez imperial ante la denodada defensa de la soberanía argentina. Cuando partía a su exilio Rosas le dice a un funcionario inglés que no lo buscarán en Inglaterra porque no fue el pueblo quien lo había volteado, fueron los brasileros.

¿Cómo era el Brasil de de los tiempos de Caseros? La “fuente de libertad” de la que bebió Urquiza

Retrato de Pedro II de Brasil, circa 1850. 
En los hechos la Confederación Argentina entró en guerra con el Imperio del Brasil. Si vino la libertad a esta tierra con Urquiza fue la libertad que irradió el Brasil. La pregunta sería la siguiente: ¿Cómo era el Brasil de los tiempos de Caseros? ¿Cómo era el Brasil que iluminó el camino a la libertad y la Constitución que emprendió Urquiza según la historia oficial?

Para responder esto me limitaré a transcribir un párrafo de la "Historia Argentina" de José Luis Busaniche, cuya lectura considero imprescindible y esclarecedora:

“Así, el Brasil de 1850, se nos exhibe por una historia convencional como un país de libertad y se destaca la figura de su emperador Pedro II, educado conforme a su alto destino y amante de la ciencia y de las letras… como un paradigma de gobernante. Además, como jefe de un gobierno constitucional, frente a nosotros, pobres salvajes inconstituidos. Pero aquel joven emperador era hijo de Pedro I, el que nos trajo la guerra de 1825 a 1828, cuyo padre, don Juan VI de Portugal, nos arrebató la Provincia Oriental en 1816 e hizo morir a miles de argentinos para satisfacer su espíritu de conquista, heredado de sus mayores. El gobierno del Brasil era un gobierno monárquico constitucional, de índole aristocrática, el único gobierno basado, además, económicamente sobre una institución infame, la esclavitud de todo una raza. El tráfico de negros, a pesar de leyes dictadas casi 20 años antes, no estaba completamente abolida y la esclavitud exhibía sus más odiosos aspectos. La fazendas, los cafetales, las fábricas, las simples casas de campo, las calles de la ciudad, ostentaban el espectáculo más vil y más reñido con toda idea de libertad y con todo sentimiento de dignidad humana. El látigo restallaba en todas las partes sobre la espalda del negro. A la vista del público estos pobres seres transportaban por calles y caminos cargas superiores a sus fuerzas, sollozando, bajo el azote implacable del capataz, mientras corría la sangre de sus heridas. El capitalismo inhumano cebábase con ellos llevando a los últimos extremos su perversidad. La misma condición individual más proclive a la crueldad que la misericordia ponía en todo aquello su nota vergonzosa. En Río de Janeiro, negras de corta, matadas a golpes por sus amos como consecuencia de pequeñas faltas, eran arrojadas a los cajones de la basura. Rufianes que a veces gozaban de privanza y de consideración social, y que disponían de la mercancía negra, compraban embarcaciones y destinaban sus esclavos a trabajar con ellas en el transporte de pasajeros de la bahía; los negros debían aportar al amo una cierta cantidad de dinero diaria; de no ser así eran sometidos a horrorosos suplicios. Para liberarse de la tortura, el negro robaba, o mataba también si era necesario para robar. Había que llevar al desalmado la contribución obligatoria. Muchos años después, el historiador Oliveira Lima escribiría: "El imperio iba a rescatar por el más patético de los sacrificios, por su propio holocausto, el error de la independencia que había libertado políticamente al blanco sin libertar el negro, y sobre todo el crimen de la metrópoli que hizo de una colonia una colmena de esclavos". Y durante la campaña de la abolición, en pleno apogeo del imperio, se atribuye a Joaquín Nabuco las siguientes palabras: "¡Mentís! No hay libertad ni hay independencia en una tierra de un millón quinientos mil esclavos".

Un millón y medio de esclavos. El primer censo argentino realizado en 1869, 18 años después de Caseros, estimó que la población argentina era de 1.877.490. Concretamente, Brasil tenía una Nación de personas sin libertad. Justamente, a esa "Colmena de Esclavos", fue Urquiza a rogar por ayuda para obtener la “libertad” de la Nación Argentina. ¿Puede un imperio esclavócrata liberar una Nación? Esa fue la “fuente de la libertad”…

Los ganadores de aquel 3 de febrero

¿Quiénes fueron los ganadores reales de esta coalición?: Los comerciantes y los ganaderos de Buenos Aires. La Argentina fue incorporada urgentemente al sistema de complementación económica británica. Sobre las ruinas de las industrias provincianas se introdujo una economía de mercancías importadas. Al decir de Abelardo Ramos; “Bajo el manto purpúreo del Imperio comenzó a organizarse el granero de la era victoriana”.

Para Inglaterra y Francia la caída de Rosas ofrecía la tantas veces frustrada oportunidad de negociar la libre navegación de los ríos interiores. En abril de 1852 ambos países europeos mandaron con este objeto a sus enviados especiales, como también lo hizo el gobierno norteamericano. Finalmente, el 10 de julio de 1852 Urquiza firmó, cumpliendo convenios y compromisos adquiridos, tratados con Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, que establecían el libre tránsito de los ríos Paraná y Uruguay.