sábado, 25 de marzo de 2017

Breves apuntes para una historia del Peronismo: Conclusiones y Reflexiones finales


“¡Creer! He allí toda la magia de la vida”.
Raúl Scalabrini Ortiz.

“Cuando culmine el proceso revolucionario argen­tino, se iluminará el aporte de cada episodio y ningún esfuerzo será en vano, ningún sacrificio estéril, y el éxito final redimirá todas las frustraciones.”
John William Cooke.

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro

La salida del modelo neoliberal

Acerca de la historia reciente, de la que somos parte, es bueno hacer algunas precesiones. Como dijimos en dos capítulos anteriores, las consecuencias del golpe del 24 de marzo se mantuvieron más allá de su vigencia y condicionaron la política nacional durante más de dos décadas.

Porque la dictadura militar no se instaló sólo para torturar y matar gente, sino para posibilitar una transferencia masiva de riquezas hacia los núcleos más concentrados de la economía, quienes se apropiaron además de buena parte de los negocios relacionados con el Estado.

Los responsables externos fueron los gobiernos de los países centrales y sus mandatarios instalados en los organismos financieros internacionales, particularmente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instigadores de estas políticas neoliberales que durante décadas mostraron al endeudamiento y el consecuente ajuste como virtudes.

Con el retorno a la democracia, ni Raúl Alfonsín, que administró "el modelo", ni Carlos Menem, que lo profundizó, modificaron el cuadro en lo esencial.

El alfonsinismo no supo, no quiso o no pudo y cayó por la crisis que desató con la hiperinflación. Menem se montó en la ola neoliberal aumentando la deuda hacia fuera y hacia adentro a costa del empobrecimiento de millones de argentinos. Y dentro de ese marco, como no hay política posible a favor del campo popular, De la Rúa-Álvarez precipitaron el agotamiento del plan de convertibilidad y llevaron al país a la catástrofe.

El proyecto de "miseria planificada" que Rodolfo Walsh denunciaba en 1977 fue hegemónico desde 1976 a 2001. Las luchas populares que culminaron en el estallido popular de diciembre del 2001 marcaron un punto de inflexión.

Lo que vino después fue el inevitable default de Adolfo Rodríguez Saá y la "tarea de bombero" de Eduardo Duhalde.

Kirchner y la reconstrucción del Proyecto Nacional

El gobierno de Néstor Kirchner, un sobreviviente de la generación del 70, encendió una luz de esperanza, prometiendo revertir esta situación.

El ex presidente restauró el principio de autoridad ante una sociedad fragmentada y descreída por tanta hipocresía y sumisión, se pronunció clara y enérgicamente contra la impunidad y la violación de DD HH, colocó a nuestro país en un lugar más digno ante el mundo, privilegiando el alineamiento internacional con países hermanos de Latinoamérica y se manifestó, tanto en el discurso como en los hechos, en contra de los pilares en los que se asentó el modelo neoliberal, especialmente en lo referente a la deuda externa.

El crecimiento económico, la reactivación industrial y la recomposición del tejido social fueron señales alentadoras. Del mismo modo que la renovada confianza del pueblo en la política, recuperación de las herramientas reguladoras del trabajo como los convenios colectivos y las reformas estructurales que se esbozan en la salud y la educación son indicios claros de un mejor futuro.

Después vienen los gobiernos de Cristina, con grandes obras para resaltar, la derrota de Daniel Scioli, el triunfo de Macri y demás hechos que forman parte de un presente reciente, conocido por todos y que no pretenden ser abordados por este cuaderno.

Aprender de nuestra historia

Como dijimos, hoy vivimos tiempos de preocupaciones por el presente político nacional pero cobijamos siempre renovadas esperanzas. Como generación creemos que un futuro mejor es posible. Pero el mismo no es una fatalidad inexorable.

Han pasado más de 70 años y el recuerdo de tiempos aciagos de estridente resistencia y de días felices debe tener el valor de una lección histórica. Principalmente para que nunca más se reiteren los tiempos de injusticia, odio y desprecio que costaron tanto dolor, porque la memoria no es sólo recordar el pasado, sino el requisito básico para construir el futuro.

Pero llevar adelante el proyecto nacional no es responsabilidad de una sola persona. Los desafíos que se avecinan no dependen ni siquiera de toda la dirigencia peronista de la Argentina. El futuro depende de todos nosotros.

Es nuestra misión, como militantes peronistas, junto a todos los sectores nacionales y populares que luchamos por una patria justa, libre y soberana.

Como peronistas debemos recrear, por la militancia y la memoria, el lazo entre las luchas de ayer y las que hoy emprendemos, porque las penas, los sacrificios y la lucha son la experiencia acumulada que nos permite abandonar ciertas hipótesis y tomar o retomar otras nuevas para cumplir con las demandas populares.

Hasta Siempre

Sin otra finalidad que esta es que esperamos que estos “Apuntes para una historia del Peronismo” sean de utilidad para los lectores; que la lectura de los mismos y de los documentos adjuntados sean futuros instrumentos para la reflexión y la comprensión del Peronismo en su dimensión histórica.


Que puedan despertar en el lector esa pasión por el conocimiento histórico de este movimiento, que con sus derrotas y victorias, errores y aciertos, conduce, desde hace más de 70 años, la larga marcha del pueblo argentino hacia su liberación.

Breves apuntes para una historia del Peronismo. Capítulo VII: La Renovación: La mayoría perdida y la recuperada. (1983-1987)


"Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales en 1945... Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta, los votos se habían ido. No importa donde están los votos ahora. Importa donde estarán para ejecutar un programa”.
Arturo Jauretche.

“En vez de hacer al pueblo heredero de Perón, nos dimos cuenta que un grupito de dirigentes se había aprovechado de este testamento en beneficio propio”.
Antonio Cafiero

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro


Primera derrota electoral del peronismo

Situémonos históricamente. Estamos ahora a principio de los 80, el mundo occidental encara una ola democrática, las dictaduras son repudiadas en todo el mundo, esto no había ocurrido antes, cuando las dictaduras militares eran bienvenidas en los centros de poder, ahora estos centros de poder exigen democracia. Una vez que hicieron los “negocios”, vaciaron los países, necesitan de gobiernos democráticos que los legalicen.

La Argentina entra inevitablemente en este proceso mundial de democratización. Acosada, la Dictadura militar llama a elecciones, estas se producen el 30 de octubre de 1983.

El Movimiento Peronista con esa vieja convicción triunfalista de los años fundacionales se presenta a elecciones con la fórmula Luder – Bittel. El Movimiento Peronista se encuentra con una sorpresa hasta entonces impensada: es derrotado por primera vez en las urnas.

Hasta entonces el peronismo se jactaba de que solamente la fuerza de la violencia lo había desalojado del poder, pero no el consenso del pueblo. Ahora el consenso popular le negaba el poder. Fue aquel el peronismo de la derrota, una dirigencia que se quedó en el pasado y no comprendió los cambios en la sociedad. Fue un peronismo anacrónico, congelado en el tiempo y diezmado por la dictadura, sin muchos de los cuadros más valiosos perdidos por la represión y el Terrorismo de Estado.

La autocrítica y la Renovación Peronista

Se impuso la necesidad de una revisión crítica, porque se había perdido capacidad para convocar a las grandes mayorías nacionales. Comienza así un proceso interno, un proceso revisionista que se llamó la Renovación Peronista. Este espacio reflexionó críticamente llegando a la conclusión de que la vieja dirigencia tenía una clara incapacidad manifiesta para actualizar el mensaje político.

Nuestro partido y sus mejores hombres comprendieron que faltaba Perón. Nuestro Líder, a lo largo de su vida, mientras fue la conducción del movimiento, trabajó para la actualización del ideario justicialista. Este trabajo no había sido hecho. Consecuencia de ello el peronismo había quedado desvinculado así tanto de las grandes corrientes del mundo como de las propias aspiraciones de la sociedad argentina.

Perón decía que “las doctrinas son monturas que se ponen los hombres para cabalgar por los tiempos”. La Renovación emprendía la tarea de construir una nueva montura. Fueron fundamentales los aportes de la Revista Unidos y de distintas publicaciones que, a la par que atacaban al alfonsinismo, iban reconstruyendo el mensaje peronista militante en el contexto histórico y electoral del momento.

Vuelta a la victoria

La Renovación Peronista rescata al movimiento en su conjunto de la derrota, lo potencia nuevamente para que, en democracia, actualizado, sin la conducción de Perón, recuperadas sus raíces históricas y su identidad, afrontara con éxito las nuevas exigencias de la vida democrática de la Nación.

Primero los “renovadores” recuperan la legitimidad popular barriendo internamente a la vieja dirigencia peronista, y lo hizo en un debate político, ideológico, programático y electoral que trascendió las fronteras partidarias. 

Así, finalmente, en septiembre de 1987 el peronismo recupera la mayoría perdida y dos años después fue nuevamente gobierno nacional. Efectivamente en esas elecciones de 1987, el Justicialismo logró presentarse como una alternativa de poder y vence al oficialismo de la UCR. En la Provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, uno de los representantes más destacados de la Renovación Peronista vence al candidato Casella preferido en las encuestas. La Provincia de Buenos Aires queda entonces en manos de uno de los principales referentes de la Renovación.

Lo mismo pasa en muchas provincias de nuestro país, incluida Entre Ríos en la que Jorge Busti es elegido Gobernador, luego de una dura interna política que barrió a gran parte de la dirigencia peronista entrerriana.

Aquí comienza nuestra historia

Estaba abierto nuevamente el camino para la victoria de Carlos Menem dos años después. En los hechos posteriores la Renovación Peronista naufragó y devino en sueños impotentes frente al neoliberalismo y las políticas del “Consenso de Washington”.

Pero esto ya no es historia, o es mejor dicho historia presente del peronismo, que no cabe ser analizada porque es debate actual del peronismo aún. La Renovación encierra para sí la enorme trascendencia de producir la recuperación de la mayoría perdida en 1987.

Lo que sigue es nuestra historia, la de la niñez e infancia de nuestros votantes más jóvenes, la de la adolescencia de nuestros candidatos con menos arrugas de las elecciones pasadas y las que se avecinan, la que construyeron, en gran parte la actual dirigencia peronista.

Como dijimos ese 1987 es el mismo año en que un joven intendente de la ciudad de Concordia llamado Jorge Busti es elegido gobernador, por primera vez, de la provincia de Entre Ríos. Sergio Urribarri asume al frente de la localidad de General Campos. El mismo año en que militantes de una nueva JP que renacía como Gustavo Bordet, José Cáceres, etc., daban sus pasos primeros pasos firmes en política.

El desafió de la Renovación

Como documento de esta etapa histórica del peronismo son elocuentes los párrafos finales el denominado “Documento fundacional de la Renovación Peronista”, que data del 21 de diciembre de 1985.

La Renovación Peronista es, en reiteradas ocasiones, olvidada o minimizada por la derrota electoral que sufriera Cafiero cuando enfrentó a Menem en la interna peronista del 88. La Renovación terminó con una etapa del peronismo, y si bien no pudo consolidar una alternativa popular y abrió las puertas a la entrega neoliberal del menemismo, sus principios y valores tienen, para nuestro presente, una gran vigencia. Consideramos importante su lectura por la importancia histórica del mismo, ya que fueron estos los ejes que sacaron al peronismo de la derrota.

“El desafío de la Renovación Peronista:
1. Frente a esta opción, sólo el peronismo puede diseñar una política nacional, popular, democrática y transformadora. Nuestra tradición concertadora y frentista, el reconocimiento al protagonismo social, la vocación productiva, la convicción distribucionista y el compromiso de independencia que siempre hemos asumido, conforman las notas de un proyecto alternativo, creíble y viable.
2. La Renovación es un momento de nuestro desarrollo movimientista, un tiempo de cambios, de rupturas, de fidelidades creativas y de heterodoxias audaces. Renovar al peronismo es también reencauzarlo en su senda, recuperar su insolencia, no claudicar frente a los poderosos, volver a sensibilizarnos en el amor a los humildes. No auspiciamos la alegría deportiva de ganarle al adversario radical. Alimentamos forjar una nueva mística del cambio trascendiendo el realismo esquemático y el posibilismo alfonsinista. Esto requiere abandonar sectarismos, abrirnos a las nuevas expectativas, ganar voluntades para continuar la tarea de la liberación.
3. No convalidamos tirar al trasto de los objetos en desuso palabras a imágenes caras a nuestra tradición. Resignifiquemos las palabras, actualicemos sus contenidos, seamos programáticos, pero creamos, sigamos creyendo que es posible reencontrarnos con la esperanza perdida. Una cosa es pensar que hay palabras y consignas desvalorizadas que no operan como señales convocantes y otra es sentir que hemos llegado al fin de una vocación. Que todo fue un mal entendido, como nos quieren hacer creer los que se sienten fundadores de un paraíso de mediocridad. En esta interpretación dejamos de "ser", mutilan nuestra militancia, aniquilan los últimos vestigios de un sueño. No seamos los hijos bobos de la pedagogía radical, buenos lectores de textos ajenos, discípulos conformistas de la política como arte de comité.
4. El pueblo peronista ya se expidió. Quiere un Movimiento y un Partido renovado y fuerte. Para ello, nos comprometemos a no iniciar una lucha despiadada por los espacios de poder. Los hombres y las candidaturas deben ser la coronación de un proyecto, una voluntad y una conducta. Un estilo diferente en la construcción de las representatividades y en la toma de decisiones. Ser esclavos de la voluntad popular, no torciendo en componendas oscuras lo que los compañeros expresan a la hora de la decisión.
5. La Renovación Peronista debe ser transparencia en los procedimientos, propuesta explícita y consensual, terminando con la política de las trastiendas y demostrando la capacidad para instalar la política allí donde el pueblo pueda enriquecerla con su participación y creatividad. Hemos combatido las prácticas autoritarias, las visiones deformantes y a los dirigentes mediocres. Ahora es el momento de terminar con la confusión ideológico-programática, discutiendo de cara al país y con el pueblo las propuestas que nos permitirán volver al poder.
6. No intentamos luchar contra el aparato "conservador" para oponerle el aparatismo renovador. Volver al poder requiere volver al pueblo. Un Partido que sea fiel intérprete de sus aspiraciones y necesidades. Una nueva práctica de la humildad que sea la antesala de un nuevo humanismo, sustento de una sociedad que contenga nuestros anhelos de vida.

7. La Renovación Peronista debe ser proyecto transformador, métodos incuestionables y hombres que encarnen con credibilidad y decisión las nuevas tareas del movimiento popular. Levantemos frente a la ideología de la resignación y el posibilismo, la ideología de la autonomía estratégica de la Nación, una voluntad de cambio y un compromiso con la justicia social. Este es el desafío y no lo defraudaremos”.

Breves apuntes para una historia del Peronismo. Capítulo VI: El golpe del 76. Genocidio y Neoliberalismo



El golpe del 24 de marzo de 1976, que destituye a Isabel Perón, entendemos que se hubiese producido de cualquier manera, aunque hubiese estado sentado en el sillón de Rivadavia cualquier otro presidente.


El golpe fue ejecutado en contra de la herencia histórica, política y social de lo que el peronismo expresaba, atacándolo en todas sus dimensiones: la cultural, la institucional, la política e individualmente. Fue pensado en función del molde agro exportador de fines del siglo XIX que, dados los cambios internacionales, derivó en el programa financiero y desindustrializador: el modelo neoliberal.


El Proceso de Reorganización Nacional aspiraba a poner fin al "Estado de Bienestar" fundado por Juan Perón y al Proyecto Nacional concebido por el justicialismo en la década del 40, sin reparar en costos como el lamentable estado la convivencia democrática, la economía, la sociedad y las instituciones de nuestro país. El golpe del 76 fue decisivo para la inserción del país en el molde globalizador; justificado con el pretexto de la lucha mundial contra el comunismo. Pero ni el golpe tuvo su origen en el "peligro subversivo", ni la violencia aplicada fue para "la pacificación y el orden".


La implantación del modelo neoliberal a través de un gobierno dependiente y de un régimen de terror masivo, se combinaba con la necesidad de poner fin a una experiencia social y política de pleno empleo y la existencia de una legislación laboral y políticas sociales que no se correspondía con los intereses de las empresas trasnacionales ni los grupos económicos oligárquicos locales. Aspiraba a poner fin a una experiencia social, política y económica que iba en contra de los intereses de los poderosos del planeta y que hizo feliz, como nunca en su historia, a nuestro pueblo. Perón afirmaba que su único heredero era el pueblo. Con Perón muerto, lo que se pretendía ahora era destruir la herencia y matar al heredero.


El General Ibérico Saint Jean, Gobernador de facto de la Provincia de Buenos Aires, en mayo de 1977 decía: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después... a sus simpatizantes, enseguida... a aquellos que permanecen indiferentes, y finalmente mataremos a los tímidos".


No hubo "errores" ni "excesos", sino un plan de genocidio deliberado, y contradictoriamente a lo que surge de la leyenda de la "guerra sucia", no fueron muchos los que actuaron en la lucha armada.


En la Argentina no hubo, ni cerca, 30.000 guerrilleros. La cantidad la inventaron quienes querían justificar 30.000 muertes. Hubo sí, 30.000 luchadores sociales desaparecidos, barridos por la represión, de todos los sectores políticos revolucionarios. La inmensa mayoría de las víctimas fueron jóvenes, la mayoría fueron cuadros y militantes de la clase trabajadora, la inmensa mayoría fueron peronistas.


Lamentable e inexplicablemente aún se escuchan voces que defienden la dictadura, pero la historia, ya sin discusión seria posible, nos muestra que, de la larga lista de mártires y héroes de la causa nacional, es aquella Juventud de los 60 y 70 la que, a 44 años del golpe, debe ser recordada como paradigma y ejemplo. Llena de energía, de rebeldía e inconformismo social, esta generación política, encabezada por la “Gloriosa JP” de los 70 fue la generación del compromiso desinteresado por una sociedad mejor, más honesta, más justa.


Una generación que participó políticamente, persiguió una revolución para la Argentina, se sacrificó, militó y pavimentó con su sangre el camino para cambiar un país dependiente, sometido económica y culturalmente, evidentemente injusto en la distribución de la riqueza y el poder.


Como parte de una justa reparación histórica, en nuestro país hoy son casi 1000 los condenados por delitos de lesa humanidad. Pero aún falta mucho más.


¡Por Memoria, Verdad y Justicia! ¡Nunca Más!



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“Una vez más, los humildes están solos en la defensa de la dignidad y los intereses nacionales. Pero siempre ha sido así. La historia enseña que cuando la traición oligárquica abre las puertas a la voracidad del imperialismo, la tierra opone el coraje de sus hijos y la Patria se enciende en holocaustos gloriosos y fecundos. Esta generación esta dispuesta a cumplir con el sacrificio que demandan de ella una tradición inmaculada y una esperanza inextinguible.
Lo hemos hecho antes. Lo estamos haciendo. Lo haremos cuantas veces sea necesario. No toleraremos que una minoría apátrida, que ha reducido a las Fuerzas Armadas al innoble papel de carceleras del pueblo, continué defendiendo enconadamente intereses extranacionales y de clase desde posiciones usurpadas a su amparo”.
John William Cooke.


Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro

La comprensión y el conocimiento de esta etapa histórica del justicialismo y de la patria es de fundamental importancia, ya que sus consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales todavía siguen afectando y condicionando a todos los argentinos. Las relaciones de fuerzas allí constituidas siguen marcando la agenda pública argentina y estableciendo los límites de acción del propio peronismo y el sistema política en su conjunto.

Es por todo esto la extensión y la amplitud con la cual hemos abordado el proceso histórico que comienza con el Golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976, desarrollando ideas y conceptos que trascienden al peronismo.

Hay que matar al heredero

El golpe de marzo del 76, que destituye a Isabe Perónl, entendemos que se hubiese producido de cualquier manera, aunque hubiese estado sentado en el sillón de Rivadavia cualquier otro presidente.
El golpe fue ejecutado en contra de la herencia histórica, política y social de lo que el peronismo expresaba, atacando todas sus dimensiones: la cultural, la institucional, política e individualmente. Fue pensado en función del molde agro exportador de fines del siglo XIX que, dados los cambios internacionales, derivó en el programa financiero y desindustrializador: el modelo neoliberal.

El Proceso de Reorganización Nacional aspiraba a poner fin al "Estado de Bienestar" fundado por Juan Perón y al Proyecto Nacional concebido por el justicialismo en la década del 40, sin reparar en costos como el lamentable estado la convivencia democrática, la economía, la sociedad y las instituciones de nuestro país. El golpe del 76 fue decisivo para la inserción del país en el molde globalizador; justificado con el pretexto de la lucha mundial contra el comunismo. Pero ni el golpe tuvo su origen en el "peligro subversivo", ni la violencia aplicada fue para "la pacificación y el orden".

La implantación del modelo neoliberal a través de un gobierno dependiente y de un régimen de terror masivo, se combinaba con la necesidad de poner fin a una experiencia social y política de pleno empleo y la existencia de una legislación laboral y políticas sociales que no se correspondía con los intereses de las empresas trasnacionales ni los grupos económicos oligárquicos locales. Aspiraba a poner fin a una experiencia social, política y económica que iba en contra de los intereses de los poderosos del planeta y que hizo feliz, como nunca en su historia, a nuestro pueblo. 

Perón siempre nos enseñó que su único heredero era el pueblo. Con el general muerto, lo que pretendía ahora la oligarquía y el imperialismo era destruir la herencia y matar al heredero.


Destrucción Institucional

Una política semejante, sólo pudo imponerse destruyendo a las organizaciones que sostenían los intereses del pueblo y persiguiendo a todos los que lucharan por la soberanía nacional y la justicia social, prohibiendo los partidos, interviniendo sindicatos, amordazando a la prensa, a la cultura, a los disidentes e implantando el terror más salvaje que ha conocido la Argentina.

Desde el plano institucional, los jerarcas del Proceso Militar ejercieron la suma del poder público con el predominio de las Fuerzas Armadas por sobre las demás instituciones del gobierno. Así:

-Fueron depuestos la presidente, los gobernadores y los jueces.

-Fueron disueltos: el Congreso Nacional, las legislaturas provinciales y los consejos deliberantes.

-Se prohibió la actividad política estudiantil y de los partidos.

-La UIA, la CGE, la CGT y los sindicatos más importantes fueron intervenidos, sus fondos eliminados; y las actividades relacionadas con las huelgas y las negociaciones colectivas laborales, declaradas ilegales.

Plan sistemático de genocidio

La dictadura había logrado desarticular las instituciones que contenían las bases del proyecto fundado por el peronismo en la década de los 40, pero estas medidas no tenían la fuerza suficiente para consolidar el nuevo modelo sino se eliminaba totalmente la oposición social al régimen.

Para ello, el golpe militar destruyó el tejido social de la argentina, desarticulando las fuerzas populares de la sociedad civil. Represión invisible hecha de nocturnidad y silencio cómplice, de miedos y de ausencias.

Los militares implementaron un plan genocida de magnitudes nunca vistas en Latinoamérica. Fue la dictadura que más se mantuvo, la que tomó las decisiones más intolerantes y crueles, de modo absoluto y arbitrario. Y fue la más perversa.

Los métodos que la dictadura puso en práctica para eliminar la oposición política tomaron por sorpresa a todos, dada su brutalidad:

- Guarniciones y regimientos devenidos en campos de concentración, en centros de detención ilegales, en los cuales jamás accedió un abogado, juez o un observador internacional.

- Centros de tortura y unidades especiales, militares y policiales, cuya función era secuestrar, interrogar, torturar y matar.

- Eran prácticas habituales de tortura la picana, la violación, el asesinato o se los "desaparecía", arrojándolos vivos, adormecidos con drogas, desde aviones en vuelo al Río de la Plata o al mar.

- Y se apropiaron también, de los bebés de los disidentes, criados con identidades falsas.

- El "derecho al botín" concedido a los represores ilegales expandió el robo y la corrupción a niveles que antes no se habían conocido en el país.

Esta vez no fueron solamente los peronistas, también se sumaron otras corrientes y tendencias políticas, militantes de otra extracción también pagaron con su vida ser parte de esa Resistencia. Nuevamente entonces el exilio, las catacumbas, la proscripción, la cárcel, la muerte y los desaparecidos.

Reflexiones sobre la violencia

Mucho se ha hablado del las organizaciones revolucionarias de la década del 70. Se las ha demonizado o reivindicado ciegamente. En relación a esto nos parece importante, mas allá de la posición que tomemos sobre la lucha armada, enmarcar la discusión dentro de unos parámetros políticamente más objetivos, dejando de lado los maniqueísmos y las generalizaciones inapropiadas que muchas veces son funcionales a discursos que aspiran a justificar la dictadura.

El punto de partida debe ser que todo análisis de la violencia política de los 70 debe partir del conocimiento de que toda una generación nació a la política bajo la violencia antipopular y la vivió continuamente.  Los bombardeos al pueblo el 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo, el sangriento Golpe de septiembre de 1955; las persecuciones y encarcelamientos, el castigo al movimiento del General Valle y los fusilamientos de peronistas en los basurales de José León Suárez; el secuestro y la desaparición de Vallese, el plan represivo Conintes que llenó las cárceles de peronistas, el exilio y la proscripción de Perón, los asesinatos de Mussi, Méndez, Retamal, Bello, Cabral, el Cordobazo, los fusilamientos de revolucionarios en la cárcel de Trelew, etc., etc., formaron la experiencia y la conciencia de muchos jóvenes de esa época.

La rebeldía a esta opresión asumió, numerosas veces, formas violentas. A muchos le pareció justo responder a la violencia "de arriba", del poder, con la violencia "de abajo", la violencia popular.

La resistencia peronista, las luchas obreras contra el Conintes, el Cordobazo, Rosariazo, Correntinazo, etc., fueron momentos gloriosos en las batallas de los sectores populares argentinas, que asumieron las formas que le imponían las circunstancias.

El pensamiento "pacifista", especialmente de un sector del radicalismo (quien fue cómplice de todas las dictaduras del siglo XX), margina injustamente a mártires que lucharon por la justicia social con los medios y en las condiciones que les permitía el sistema, cuando los caminos de la democracia real estaban cerrados. Por lo menos para la mayoría peronista.

Para muchos, la lucha violenta cesó con el retorno del General Perón a la Patria, cuando el peronismo llegó al gobierno en 1973. Muchos otros siguieron avalando el uso de la fuerza y algunos pocos la ejercieron: otorgaron una centralidad injustificada a la violencia y equivocaron los medios tal vez.

Luego, con Perón muerto, con las torturas, los secuestros y muertes en aumento por el accionar del Terrorismo de Estado, algunos más se sumaron, en especial los más jóvenes. Para entonces los límites se volvieron borrosos y las posibilidades de optar o desistir fueron más difíciles. Para muchos fue la lucha o el exilio.

Esta circunstancia le sirvió a los represores genocidas para incluir a toda una generación que propugnaba cambios en la sociedad como los sospechosos de ser guerrilleros. Y actuaron como sostenía el dictador Videla: "Si es preciso en la Argentina deberán morir todas las personas que sean necesarias para lograr la seguridad del país".

No hubo errores ni excesos…

El General Ibérico Saint Jean, Gobernador de facto la Provincia de Buenos Aires, en mayo de 1977 decía: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después... a sus simpatizantes, enseguida... a aquellos que permanecen indiferentes, y finalmente mataremos a los tímidos".

No hubo "errores" ni "excesos", sino un plan de genocidio deliberado, y contradictoriamente a lo que surge de la leyenda de la "guerra sucia", no fueron muchos los que actuaron en la lucha armada.

En la Argentina no hubo, ni cerca, 30.000 guerrilleros. La cantidad la inventaron quienes querían justificar 30.000 muertes. Hubo sí, 30.000 luchadores sociales desaparecidos, barridos por la represión, de todos los sectores políticos revolucionarios. La inmensa mayoría de las víctimas fueron jóvenes, la mayoría fueron cuadros y militantes de la clase trabajadora, la inmensa mayoría fueron peronistas.

Mártires y héroes del peronismo

Algunas veces, lamentablemente aún, se escuchan discursos altisonantes, cargados de ofensas y calificativos despectivos sobre los desaparecidos y los muertos de la última dictadura. Más triste nos parecen cuando los mismos salen de la boca de personas que se auto denominan “peronistas”.

A pesar de cosas como estas, la historia, ya sin discusión seria posible, nos muestra que, de la larga lista de mártires y héroes de la causa nacional, es esa Juventud la que, ante un nuevo aniversario del golpe genocida, debe ser recordada como paradigma y ejemplo. Llena de energía, de rebeldía e inconformismo social, esta generación política, encabezada por la “Gloriosa JP” de los 70 fue la generación del compromiso desinteresado por una sociedad mejor, más honesta, más justa.

Una generación que participó políticamente, persiguió una revolución para la Argentina, se sacrificó, militó y pavimentó con su sangre el camino para cambiar un país dependiente, sometido económica y culturalmente, evidentemente injusto en la distribución de la riqueza y el poder.

También hay que decir que así como la JP fue una referencia saliente, no fueron los únicos. Junto a ellos corresponde el mismo homenaje a los trabajadores de base, delegados gremiales comprometidos y dirigentes sindicales combativos, al igual que militantes de otros espacios del peronismo que expresaban organizaciones activas y numerosas, que también cuentan con muertos y desaparecidos entre sus filas. Igualmente, también integran la larga lista de detenidos - desaparecidos militantes, argentinos y argentinas de otras expresiones políticas populares y revolucionarias, al igual que victimas del horror genocida que nada tenían que ver con la resistencia a la dictadura.

Derrumbe Militar y Peronismo

El régimen militar se hunde por su propia torpeza, criminalidad y las consecuencias de sus políticas antipopulares. La principal razón inmediata y desencadenante sin dudas fue la Guerra de Malvinas. También fueron los paros de la CGT, la resistencia política dentro de organizaciones sociales y la lucha de las organizaciones de los Derechos Humanos las que aportaron lo suyo.

El peronismo no es tan fatuo de creer que el solo volteó al régimen militar, no, pero si recordar, como ya dijimos, que si se repasan la lista de los muertos y desaparecidos en esa etapa, encontraremos una inmensa cantidad de trabajadores, delegados de fábrica, sindicalistas, militantes sociales, dirigentes estudiantiles y barriales que eran parte del movimiento peronista. Todo el movimiento peronista fue considerado indiscriminadamente como un blanco de la represión ejercida por el Terrorismo de Estado.

Como anécdota recordamos a Saúl Ubaldini y su accionar, que como Secretario General de la Central Obrera, se destacó como emblema de la reorganización del peronismo y movilizó una serie de huelgas en repudio al régimen militar.

Asimismo, encabezó procesiones al santuario de San Cayetano en Liniers por “Paz, Pan y Trabajo”, en abierta oposición a la desindustrialización del país, y que fue detenido junto con más de mil manifestantes el 30 de marzo de 1982, en una movilización en Plaza de Mayo.

La presentación de Bittel

Es oportuno hoy también recordar a Deolindo Felipe Bittel, un representante o dirigente afín a un sector del peronismo que reiteradamente sufre ataques, muchas veces injustos, especialmente de los sectores de la izquierda gorila, en relación a los hechos acaecidos en aquellos días.

Este hombre pudo manejar y conducir el peronismo durante los años de la dictadura militar y reclamar, en plena época de muertos y desaparecidos, por los Derechos Humanos, atreviéndose a firmar en 1979 - en su carácter de vicepresidente primero a cargo de la presidencia del PJ - el único documento que un partido político emitió abogando por los detenidos en forma clandestina e ilegal.

Y hemos elegido justamente fragmentos de este documento entregado por Bittel en 1979 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA para publicar en estos apuntes referentes a esta etapa. En el documento se podrá, fácilmente advertir el compromiso que peronismo, en este caso institucionalmente, mantuvo en la lucha por los Derechos Humanos durante la última dictadura militar. El título de la misma fue: “El justicialismo denuncia la violación de los derechos humanos", y en sus párrafos más salientes dice: 

“El Justicialismo, desde 1946, representa a la gran mayoría del pueblo argentino, sin que nada ni nadie hasta la fecha haya desvirtuado esta aseveración tantas veces confirmada como cuantas veces nuestro pueblo logró ser protagonista de la historia de la Patria a través de la consulta electoral...

No hemos de abundar en la descripción de nuestro movimiento político y de sus banderas. Pero cabe señalar que desde 1946 hasta la fecha en el Justicialismo se traducen las legítimas aspiraciones espirituales y materiales del hombre argentino.…

Nuestro concepto de Justicia Social, la idea de una sociedad igualitaria, ha afectado y continúa afectando el privilegio.… 

Nuestro concepto de la Independencia Económica, el manejo de nuestros recursos en función de los intereses nacionales, ha lesionado y lesiona el privilegio.….

Nuestro concepto de Soberanía Política, de que nadie puede subrogar al pueblo, también ha afectado y afecta al privilegio.…

Por todo esto, los beneficiarios de la actual situación, son y serán nuestros implacables adversarios. Y sostenemos que quienes se aferran al privilegio no encontrarán otra manera de mantenerlo sino solo mediante la violación sistemática de los derechos humanos.…

Los hombres del Justicialismo, los que ejercieron la primera magistratura de  la Nación  los que integraron el Poder Legislativo los magistrados y funcionarios del Poder Judicial de la Nación, los dirigentes políticos y sindicales, los docentes, las mujeres y la juventud, han sido el blanco de una indiscriminada represión. Y están los otros hacedores y fundamento de nuestro accionar y de nuestra historia: el obrero silencioso, el estudiante, el profesional, el empresario, en fin, los que trabajan con esperanza y creyeron y creen que la Patria es un techo generoso que puede cobijar a todos. Tal vez esta creencia sea el delito que le asignan al pueblo.… 

No podemos aceptar que la lucha contra una minoría terrorista – de la que también hemos sido víctimas – se la quiera transformar en una excusa para implantar el terrorismo del Estado. “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, decía nuestro líder, el teniente general Juan Domingo Perón. Este concepto es el que ha regido nuestro gobierno y es el que exigimos se ponga en inmediata vigencia, porque no puede haber Doctrina de la Seguridad Nacional que esté por encima de la ley que debe amparar por igual a todos los ciudadanos. Aceptar cualquier otro criterio significaría transformar a la persona humana en simple objeto de los delirios represivos de las minorías... 

Nosotros, hombres del Justicialismo, no hemos de permanecer impasibles, no hemos de hacer de nuestro silencio una conducta. Sentimos un imperativo, producto de nuestras convicciones y de nuestra larga y dura militancia en la causa de la Patria. En consecuencia, el dolor de una madre es nuestro dolor; el dolor de un hijo es también nuestro; el obrero al que le falta el pan y no permiten decir lo que le falta, se hará voz en nuestras voces. Y esto nos compromete a asumir el dolor de aquellos que padecen la cárcel, a través de “actas”, “decretos” o “bandos” en las prisiones, embajadas, domicilios y confinamientos; y de los que padecen – y son millones – este exilio interior de la represión, el silencio y el hambre...

Hacer ese mundo mas justo significa, entre otras cosas (…) que no haya injusticia y desigualdad en la impartición de la justicia; que no haya nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos por igual; que no prevalezca la fuerza sobre la verdad y el derecho, sino la verdad y el derecho sobre la fuerza; y que no prevalezca jamás lo económico ni lo político sobre lo humano…

Por ello, el Justicialismo DENUNCIA:… la muerte y/o desaparición de miles de ciudadanos, lo que insólitamente se pretende justificar con la presunción de fallecimiento, que no significa otra cosa más que el reconocimiento de quienes se han atrevido o se atreven a levantar su voz y que han llevado o llevarán como “pena” desde un silencio impuesto, hasta la muerte”.


Walsh y la cuestión económica 

El otro texto que hemos elegido para interpretar este periodo histórico es la Carta abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar (1977). Rodolfo Walsh nació en Río Negro en 1927 y fue asesinado en Buenos Aires en 1977 por un Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Fue escritor, periodista, traductor y autor teatral. Fundó en Cuba la agencia de noticias Prensa Latina, en 1959 y en 1976 creó la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA).

Esta Carta Abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh es, ciertamente, un texto histórico. Ampliamente conocida, instamos a los compañeros y compañeras que aún no la hayan leído a que la lean. Su lectura y estudio es una tarea militante para todo ciudadano argentino. 

En función de este resumen y para una mejor comprensión del Golpe de 1976 transcribimos unos fragmentos de esa carta que consideramos esclarecedores:

"En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".

"En un año, la dictadura:

-Ha reducido el salario real de los trabajadores al 40% y disminuido su participación en el ingreso nacional del 50% al 30% del PBI.

-Se ha elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, llevando la desocupación al doble, prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial.

-El consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares.

-Hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil superaba el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepaban hacia marcas mundiales o las superan.

-El descenso del producto bruto era del 3%, la deuda exterior alcanza a 600 dólares por habitante, la inflación anual al 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%.

-Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconocía como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora financiera y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel y la Siemens".


Breves apuntes para una historia del Peronismo. Capítulo V: De Cámpora al Golpe del 76

“La idea estratégica de unir, organizar y dividir al pueblo por el empleo de la lucha armada, renunciando o despreciando la actividad que permita establecer un mínimo de vanguardia o, lo que es lo mismo, de organización política, constituye imponerse desde el comienzo una limitación suicida para el propio desarrollo, bajo la amenaza de ser aislado y derrotado en la intención”.
Gustavo Rearte.

“Entre la sangre y el tiempo, prefiero el tiempo”.
Juan Perón.

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro. 

Tiempos acelerados

Refiriéndose a esta etapa histórica, el escritor Martín Caparrós escribió una vez: el futuro era la justificación de todo lo que hacíamos pero muchos teníamos la confusa sensación de que viviríamos para siempre en un presente continuo, hecho de continuas marchas, contramarchas, enfrentamientos, treguas, maniobras y triunfos”.

Y seguramente fue así para muchísimos militantes, porque esta etapa del peronismo, que va desde 1973 hasta el Golpe Militar del 76 se caracteriza por la increíble cantidad de hechos que se suceden ininterrumpida y rápidamente, dando la sensación, de que la política estaba “acelerada”.

Por esta razón a continuación haremos una crónica que contiene los hechos y las lecturas más relevantes, de carácter político e institucional que marcaron esos tres vertiginosos años de la historia Argentina.

“Cámpora al gobierno, Perón al Poder”

El 11 de Marzo de 1973 gana las elecciones por amplio margen la fórmula Cámpora – Solano Lima. Cámpora asume la presidencia el día 25 de mayo de 1973 en el marco de una gran manifestación popular que impide el desfile protocolar de las Fuerzas Armadas. “Cámpora al gobierno, Perón al Poder” marcó el cambio favorable en las relaciones de fuerzas existente en el país, que se había gestado durante largos años de opresión y resistencia, devolviéndole el poder al pueblo, para sostener la política peronista bajo la consigna "Liberación o Dependencia".

La Junta Militar se retira abucheada por la multitud. A la asunción del gobierno asisten como invitados líderes latinoamericanos de la talla de Salvador Allende y el Presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós. Aquella gesta representó el porvenir, por eso la juventud fue la vanguardia. Interpretó la fuerza incontenible de nuestro pueblo, por eso Perón fue la guía.

Representativas del momento histórico fueron las palabras de Cámpora, en el cierre de su campaña electoral, quien en su último discurso dijo: “...somos un Movimiento con raigambre y con futuro, pensamos en esa niñez maravillosa. Queremos entregarle una patria altiva, grande, digna y justa. Esa señal de victoria será entregada en las urnas. Que nadie se oponga al triunfo del Pueblo”.

Ezeiza y los enfrentamientos dentro del peronismo

Ya en el Gobierno, Cámpora y su comitiva viajan a España para acompañar a Perón en su regreso definitivo al país.    

Una muchedumbre nunca vista se congrega en Ezeiza para recibir al General: era el 20 de Junio de 1973. Se producen enfrentamientos armados entre distintas fracciones, con muertos y heridos. El peronismo tenía una interna irresuelta, si así lo podemos definir, que en definitiva sólo fue funcional a los enemigos del pueblo.

Sobre los motivos reales de lo sucedido aquel 20 de junio y del proceso interno desatado dentro del peronismo se han escrito muchas líneas de tinta y demasiadas teorías. ¿Habrá sido por protagonismo, por visiones políticas distintas, por la inexperiencia y la incomprensión de los tiempos políticos, por el accionar criminal de sectores de la denominada derecha peronista, para evitar el comienzo de la ejecución de un plan sistemático que se puso de manifiesto en el golpe del 76, por espacios de poder, etc.?

Son todas cuestiones aún sujetas a polémicas y encendías discusiones pero que, en definitiva, consideramos inoportuno traer a colación en este breve relato del peronismo.

Concluimos esto no sin antes aclarar que para la lectura actual de un militante peronista sólo debe quedar la enseñanza que a las violentas divisiones internas de los movimientos populares las sufre siempre el pueblo y son el camino a las peores tragedias colectivas.

Perón vuelve al gobierno

Después de toda una historia de desencuentros, Juan Perón vuelve, para no irse más, a la patria. Era un hombre que venía del otro extremo del océano, él mismo decía que venía “con el corazón abierto a una sensibilidad patriótica que sólo la larga ausencia y la distancia pueden avivar hasta su punto más álgido”.

Como si fuera una mera formalidad Cámpora y Solano Lima firman sus renuncias como gobernantes diciendo: "Devolvemos a Perón el mandato que nos dio el 11 de Marzo". Debe asumir el gobierno R. Lastiri (yerno de el ex comisario López Rega), presidente de la Cámara de Diputados.

Se convoca a elecciones, en cumplimiento de la acefalia presidencial, el 23 de septiembre, las que gana ampliamente por el 61,85%. El porcentaje de votos más aplastante a favor de un candidato presidencial en la historia democrática argentina. La fórmula era Perón – Maria Estela de Perón, su esposa. Asume su tercera presidencia el 12 de Octubre de 1973.

La Tercera presidencia

Durante el año que estuvo a cargo de la presidencia, su política económica, al igual que en el primer peronismo apostó a la obra pública como estrategia para combatir el desempleo. Fiel a su concepción de la Tercera Posición que no aceptaba imposiciones del imperialismo firmó tratados y convenios con la Unión Soviética, Cuba, China, España, Hungría.  

Lanza el Plan Trienal de Gobierno, un gran proyecto de expansión nacional que aspira al crecimiento económico y el desarrollo industrial. En ésta época se aumentan los salarios y se reduce la deuda externa y la dependencia con los sectores del capital internacional.

En cuanto a su política dentro del propio movimiento peronista buscó fortalecer la doctrina del Justicialismo. Para ello implementó los "Cursos de Doctrina Justicialista". Consideraba que era la etapa dogmática de la Revolución Peronista.

El peronismo y la revolución en paz

Todas las lecturas políticas que se realizan sobre esta etapa histórica hacen hincapié en las distintas visiones sobre la estrategia política general para la coyuntura. De que modo se podía conciliar la revolución peronista con la situación continental y las presiones de la oligarquía y los Estados Unidos era la cuestión que dividió al movimiento en visiones que, en gran medida, devinieron en antagónicas. 

Las condiciones políticas, en especial la situación en Latinoamérica distaban mucho de ser lo que eran al principio de la década de los 70. Del mismo modo, la profundidad y dimensión de la contraofensiva imperialista en el continente alcanzaban una magnitud nunca vista en nuestra historia.

Como encarar, desde nuestro movimiento, las enormes amenazas fue el gran tema irresuelto de aquella etapa histórica, porque ninguna de las posibles soluciones, tras la muerte de Perón, pudo estar a la altura de las necesidades de nuestro pueblo.

Una anécdota histórica del mismísimo Perón, escrita por Ricardo Brizuela, sintetiza y explica la visión de nuestro Líder sobre los días que sobrevendrían a su muerte y como los mismos debían enfrentarse: “...El general Domingo Perón se había reunido con dirigentes de organizaciones de la Juventud Peronista con los que dialogó. Durante el encuentro, el viejo líder dejó entrever muy claramente cuál era la tendencia para los gobiernos de América Latina y, al mismo tiempo, desnudaba las características del propio drama argentino. Perón dijo: “Hay algunos que se apuran y no comprenden que hay que andar con cuidado. Los otros días me encontré con unos muchachos que me dijeron que hay que hacer esto, y esto otro; y yo les dije: “ustedes quieren hacer igual que Allende en Chile, y miren cómo le va a Allende...” ¡Hay que andar con calma! ...¡Cuidado con eso! Porque la reacción interna, y apoyada desde afuera, es sumamente poderosa... Y aquí todavía hay tipos que están mirando por debajo de las rejas de los cuarteles para ver cuándo pueden salir. Y a ese intento hay que oponerle un poder político muy cohesionado y sólido. De manera de evitar caer de nuevo en todo lo que hemos pasado en estos dieciocho años. De modo que este rabo está por desollarse todavía. No nos hagamos ilusiones: ya demasiado se ha hecho hasta alcanzar esto. Cualquier otro modo quien sabe si nos hubiese podido salvar de la misma manera que nos ha salvado este. Los ingredientes de la revolución son siempre dos: sangre y tiempo; si se emplea mucho tiempo se ahorra sangre. Pero siempre es una lucha. Nosotros preferimos usar el tiempo, no gastar sangre inútilmente”.

El adiós al líder

Un gran problema se avecinaba a los argentinos: la salud y la existencia misma del líder. Perón se hallaba debilitado, ya no tenía fuerzas para continuar en el gobierno por lo que el 29 de Junio de 1974, delegó el poder en la Vicepresidenta.  

Los Comandantes Generales de las tres Armas afirman su respaldo a los preceptos constitucionales y las normas legales en vigencia. Los mismos sostienen todos los partidos políticos con representación parlamentaria.

El 1º de julio del mismo año, Perón muere en la Residencia de Olivos, tenía 78 años. Asume la Presidencia su esposa, Vicepresidenta de la Nación, María Estela Martínez de Perón, que todos conocerán como "Isabelita".

Enemigo al acecho

Más que motivados por la muerte de Perón, las presiones de los sectores golpistas de la oligarquía no cesaban, muchas veces encontrando facilitada su labor por las divisiones internas del movimiento que servían de excusa perfecta para avanzar en la escalera represiva.

No por casualidad, en aquellos días también suben los precios de combustibles, (crisis energética mundial) las tarifas de electricidad, gas, transporte y comienza el desabastecimiento, sube también el costo de vida en general. Naturalmente, se deprecian los salarios.

Esto, sumado a una serie de hechos políticos violentos comienza a crear un clima conflictivo en el país. Cabe señalar que gran parte de las organizaciones armadas que habían resistido la dictadura militar no se decidían a deponer las armas y sumarse al gobierno democrático. Sectores de la sociedad civil comenzaban a militarizarse. En el aspecto social se respiraba un clima revolucionario, que estaba encarnado en la misma Juventud Peronista, ya bajo la conducción de Montoneros y las distintas organizaciones revolucionarias.

Prólogo al Golpe Genocida

Sin Perón, no había nadie con pudiera conducir a las fuerzas en pugna dentro del movimiento. Tras su muerte se precipitaron todos los problemas contenidos por su sola presencia. Su mujer poco y nada podía hacer, para peor, detrás de su débil figura se acrecentaba la sombra del siniestro José López Rega, jefe de la criminal Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Poco durará Isabelita en el Poder.

Desde la muerte de nuestro líder, en junio de 1974, su viuda gobernó en un clima de violencia generado, en parte, por las luchas internas de propio peronismo pero capitalizado por quienes apostaban al golpe militar por venir.

A la par de la acción de las organizaciones armadas aumentó el terrorismo paraestatal de la Triple A. Para peor, comenzó el llamado Operativo Independencia del Ejercito Argentino en los montes tucumanos para combatir la guerrilla; estalla el llamado "Rodrigazo" (impuestazo y devaluación), aumenta la cotización del dólar, aumentan los combustibles, los transportes. Un panorama negro.

La CGT realiza paros repudiando la política económica. Se produce una crisis militar, y considerando débil a la presidenta de la Nación, se sublevan efectivos de la Fuerza Aérea de Morón, produciéndose enfrentamientos armados que dejan como saldo decenas de muertos.

El 24 de Marzo de 1976, Isabelita es detenida por orden de la Junta de Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas iniciando así el llamado "Proceso de Reorganización Nacional". Y de esta manera el peronismo junto con amplios sectores del pueblo argentino entrará en esa larga noche de horror hasta la recuperación de la Democracia en 1983.

El último mensaje de Perón

Como texto de lectura y reflexión para esta etapa hemos elegido un documento del General Perón: “El modelo Argentino para el proyecto nacional”

El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional es la obra póstuma de Juan Domingo Perón. Escrita en 1974, en los meses previos a su desaparición física, sintetiza, por lo tanto la última actualización de su pensamiento y de su doctrina. Este Modelo Argentino nos muestra la lucidez del Líder en lo que es considerado uno de sus mejores escritos políticos y doctrinarios. Tal vez este documento, este largo documento, podría decirse, es la herencia política de Perón.

Hemos seleccionado para este apunte algunos párrafos que muestran su visión del mundo, anticipando el fenómeno que hoy se denomina globalización, su idea de Patria Grande en una Latinoamérica integrada, sus inquietudes por el tema ecológico y los recursos naturales, como así también el concepto de “Democracia Social”. Este “Modelo Argentino para el proyecto nacional”, fue leído por el General Perón ante el Congreso de la Nación el día 1 de mayo de 1974:

“Se percibe ya con firmeza que la sociedad mundial se orienta hacia un Universalismo que, a pocas décadas del presente, nos puede conducir a formas integradas, tanto en el orden económico como en el político.
La integración social del hombre en la tierra será un proceso paralelo, par lo cual es necesaria una firme y efectiva unión de todos los trabajadores del mundo, dada por el hecho de serlo y por lo que ellos representan en la vida de los pueblos.
La integración económica podrá realizarse cuando los imperialismos tomen debida conciencia de que han entrado en una nueva etapa de su accionar histórico, y que servirán mejor al mundo en su conjunto y a ellos mismos, en la medida en que contribuyan a concebir y accionar a la sociedad mundial como un sistema, cuyo único objetivo resida en lograr la realización del hombre en plenitud, dentro de esa sociedad mundial.
La integración política brindará el margen de seguridad necesario para el cumplimiento de las metas sociales, económicas, científico-tecnológicas y de medio ambiente, al servicio de la sociedad mundial.
El itinerario es inexorable y tenemos que prepararnos para recorrerlo. Y aunque ello parezca contradictorio, tal evento nos exige desarrollar desde ya un profundo nacionalismo cultural como única manera de fortificar el ser nacional, para preservarlo con individualidad propia en las etapas que se avecinan.
El mundo en su conjunto no podrá constituir un sistema, sin que a su vez estén integrados los países en procesos paralelos. Mientras se realice el proceso universalista, existen dos únicas alternativas para nuestros países: neocolonialismo o liberación.
La pertinacia en levantar fronteras ideológicas no hace sino demorar el proceso y aumentar el costo de construcción de la sociedad mundial.
Para construir la sociedad mundial, la etapa del continentalismo configura una transición necesaria. Los países han de unirse progresivamente sobre la base de la vecindad geográfica y sin imperialismos locales y pequeños. Esta es la concepción de la Argentina para Latinoamérica: justa, abierta, generosa, y sobre todas las cosas, sincera.
A niveles nacionales, nadie puede realizarse en un país que no se realiza. De la misma manera, a nivel continental, ningún país podrá realizarse en un continente que no se realice. Latinoamérica es de los latinoamericanos. Tenemos una historia tras de nosotros. La historia del futuro no nos perdonaría el haber dejado de ser fieles a ella.”
La lucha por la liberación es, en gran medida, lucha también por los Recursos naturales y la preservación ecológica, y en ella estamos empeñados. Los pueblos del Tercer Mundo albergan las grandes reservas de materias primas, particularmente las agotables. Pasó la época en que podían tomarse riquezas por la fuerza, con el argumento de la lucha política entre países o entre ideologías.

El modelo Argentino precisa la naturaleza de la democracia a la cual aspiramos, concibiendo a  nuestra Argentina como una democracia plena de justicia social. Y en consecuencia, concibe al Gobierno con la forma representativa, republicana, federal y social. Social por su forma de ser, por sus objetivos y por su estilo de funcionamiento.”