Ayer nuestro gobernador y presidente del PJ entrerriano,
Gustavo Bordet, participó de un acto para recordar a Antonio Cafiero y su
triunfo en 1987. Aquel hecho fue el punto medular de la llamada Renovación
Peronista, pero, ¿qué fue la “Renovación Peronista”? ¿En qué consistían sus
principales ideas programáticas? ¿Cuáles fueron sus posturas sobre el PJ?
Bordet recordó la Renovación Peronista de la década de los 80
y dijo: “era muy joven, y apoyamos fervientemente esa renovación. No
es la misma época, son actores diferentes, pero existe la misma vocación
inquebrantable de aquellos hombres y mujeres de renovar el peronismo y
encontrar una síntesis para presentar una gran alternativa electoral para el
año que viene”.
En mi caso personal estoy familiarizado con la Renovación, era un
niño por entonces pero crecí en una casa sumergida siempre en la
política, donde se militó para Cafiero y abundaban los ejemplares de la Revista
Unidos.
Pero a los más jóvenes, o también a los y las mayores que no hace tanto se han sumado al peronismo, le pueden servir estas líneas sobre la
Renovación, en las que doy un pantallazo de su contexto político, social y electoral. Muchas veces
la importancia de la Renovación no es mensurada en su justa relevancia por la
derrota de Cafiero con Menem en la última gran interna del PJ Nacional, que en
buena medida hizo naufragar a muchos sueños de los renovadores.
Pero del texto
que posteo podrán ver la vigencia de los planteos y evaluar en su real dimensión
la importancia del proceso renovador que le devolvió al peronismo la mayoría
perdida y la capacidad de volver a enamorar a la sociedad luego de su primera
derrota en las urnas y el fallecimiento de Juan Domingo Perón.
Acá va la nota sobre la “Renovación Peronista”.
Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro.
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"Hay
que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se
trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales
en 1945... Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron
cuenta, los votos se habían ido. No importa dónde están los votos ahora.
Importa donde estarán para ejecutar un programa”.
Arturo Jauretche.
“En vez de hacer al pueblo heredero de Perón, nos dimos cuenta que un
grupito de dirigentes se había aprovechado de este testamento en beneficio
propio”.
Antonio Cafiero
Primera derrota electoral del peronismo
Situémonos históricamente. Estamos ahora a principio de los 80, el mundo
occidental encara una ola democrática, las dictaduras son repudiadas en todo el
mundo, esto no había ocurrido antes, cuando las dictaduras militares eran
bienvenidas en los centros de poder, ahora estos centros financieros y económicos
de poder exigen democracia. Una vez que hicieron los “negocios”, vaciaron los
países, necesitan de gobiernos democráticos que los legalicen.
La Argentina entra inevitablemente en este proceso mundial de
democratización. Acosada por la derrota de Malvinas, las huelgas y las
organizaciones de Derechos Humanos, la Dictadura militar llama a elecciones,
estas se producen el 30 de octubre de 1983.
El Movimiento Peronista con esa vieja convicción triunfalista de los años
fundacionales se presenta a elecciones con la fórmula Luder – Bittel. El
PJ se encuentra con una sorpresa hasta entonces impensada: es
derrotado por primera vez en las urnas.
Hasta entonces el peronismo se jactaba de que solamente la fuerza de la
violencia lo había desalojado del poder, pero no el consenso del pueblo. Ahora
el consenso popular le negaba el poder. Fue aquel, el peronismo de la derrota,
una dirigencia que se quedó en el pasado y no comprendió los cambios en la
sociedad. Fue un peronismo anacrónico, congelado en el tiempo y diezmado por la
dictadura, sin muchos de los cuadros más valiosos perdidos por la represión y
el Terrorismo de Estado.
La autocrítica y la Renovación Peronista
Se impuso la necesidad de una revisión crítica, porque se había perdido
capacidad para convocar a las grandes mayorías nacionales. Comienza así un
proceso interno, un proceso revisionista que se llamó la Renovación Peronista.
Este espacio reflexionó críticamente llegando a la conclusión de que la vieja
dirigencia tenía una clara incapacidad manifiesta para actualizar el mensaje
político.
Nuestro partido y sus mejores hombres comprendieron que faltaba Perón.
Nuestro Líder, a lo largo de su vida, mientras fue la conducción del movimiento,
trabajó para la actualización del ideario justicialista. Este trabajo no había
sido hecho. Consecuencia de ello el peronismo había quedado desvinculado así
tanto de las grandes corrientes del mundo como de las propias aspiraciones de
la sociedad argentina.
Perón decía que “las doctrinas son monturas que se ponen los hombres
para cabalgar por los tiempos”. La Renovación emprendía la tarea de
construir una nueva montura. Fueron fundamentales los aportes de la Revista
Unidos y de distintas publicaciones que, a la par que cuestionaban al alfonsinismo,
iban reconstruyendo el mensaje peronista militante en el contexto histórico y
electoral del momento.
Vuelta a la victoria
La Renovación Peronista rescata al movimiento en su conjunto de la
derrota, lo potencia nuevamente para que, en democracia, actualizado, sin la
conducción de Perón, recuperadas sus raíces históricas y su identidad,
afrontara con éxito las nuevas exigencias de la vida democrática de la Nación.
Primero los “renovadores” recuperan la legitimidad popular barriendo
internamente a la vieja dirigencia peronista, y lo hicieron en un debate
político, ideológico, programático y electoral que trascendió las fronteras
partidarias.
Así, finalmente, en septiembre de 1987 el peronismo recupera la mayoría
perdida y dos años después fue nuevamente gobierno nacional.
Efectivamente en esas elecciones de 1987, el Justicialismo logró
presentarse como una alternativa de poder y vence al oficialismo de la UCR. En
la Provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, uno de los representantes más
destacados de la Renovación Peronista vence al candidato Casella preferido en
las encuestas.
La Provincia de Buenos Aires queda entonces en manos de uno de los
principales referentes de la Renovación. Lo mismo pasa en muchas provincias de
nuestro país, incluida Entre Ríos en la que Busti es elegido Gobernador luego
de ganar una dura interna.
Aquí comienza nuestra historia
Estaba abierto nuevamente el camino para la victoria de Carlos Menem dos
años después. En los hechos posteriores la Renovación Peronista naufragó y
devino en sueños impotentes frente al neoliberalismo y las políticas del
“Consenso de Washington” que implementó el menemismo.
Pero esto ya no es historia, o es mejor dicho historia presente del
peronismo, que no cabe ser analizada porque es debate actual del peronismo aún.
La Renovación encierra para sí la enorme trascendencia de producir la
recuperación de la mayoría perdida en 1987.
Lo que sigue de la renovación es un poco nuestra historia, la de la niñez e
infancia de nuestros votantes más jóvenes, la de la adolescencia de nuestros
candidatos con menos arrugas de las elecciones pasadas y las que se avecinan,
la que construyeron, en gran parte la actual dirigencia peronista.
Pero del texto que posteo podrán ver la vigencia de los planteos y evaluar en su real dimensión la importancia del proceso renovador que le devolvió al peronismo la mayoría perdida y la capacidad de volver a enamorar a la sociedad luego de su primera derrota en las urnas y el fallecimiento de Juan Domingo Perón.
Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro.
Néstor Kirchner junto a Cafiero y De la Sota, la fórmula renovadora de la interna del PJ en 1988. |
Como dijimos, ese 1987 es el mismo año en que Jorge Busti es elegido
gobernador, por primera vez, de la provincia de Entre Ríos. El mismo año en que
militantes de una nueva JP que renacía con la democracia como el hoy gobernador
y presidente del PJ provincial, Gustavo Bordet, o el Secretario General de PJ
provincial, José Cáceres, al igual que muchos otros que ocuparon y ocupan lugares
relevantes en la política entrerriana, daban sus primeros pasos firmes en la política.
El desafió de la Renovación
Como documento de esta etapa histórica del peronismo son elocuentes los
párrafos finales el denominado “Documento fundacional de la Renovación
Peronista”, que data del 21 de diciembre de 1985, que transcribo al final.
La Renovación Peronista es, en reiteradas ocasiones, olvidada o
minimizada por la derrota electoral que sufriera Cafiero cuando enfrentó a
Menem (quien nunca fue un renovador puro) en la interna peronista del 88. La
Renovación terminó con una etapa del peronismo, y si bien no pudo consolidar
una alternativa popular y abrió las puertas a la entrega neoliberal de Menem,
sus principios y valores tienen, para nuestro presente, una gran vigencia.
Hoy resulta interesante su lectura, por la importancia histórica del mismo, ya que fueron estos los ejes que sacaron al peronismo de la derrota.
Hoy resulta interesante su lectura, por la importancia histórica del mismo, ya que fueron estos los ejes que sacaron al peronismo de la derrota.
“El desafío de la Renovación Peronista:
1. Frente a esta opción, sólo el peronismo puede diseñar una política
nacional, popular, democrática y transformadora. Nuestra tradición concertadora
y frentista, el reconocimiento al protagonismo social, la vocación productiva,
la convicción distribucionista y el compromiso de independencia que siempre
hemos asumido, conforman las notas de un proyecto alternativo, creíble y
viable.
2. La Renovación es un momento de nuestro desarrollo movimientista, un
tiempo de cambios, de rupturas, de fidelidades creativas y de heterodoxias
audaces. Renovar al peronismo es también reencauzarlo en su senda, recuperar su
insolencia, no claudicar frente a los poderosos, volver a sensibilizarnos en el
amor a los humildes. No auspiciamos la alegría deportiva de ganarle al
adversario radical. Alimentamos forjar una nueva mística del cambio
trascendiendo el realismo esquemático y el posibilismo alfonsinista. Esto
requiere abandonar sectarismos, abrirnos a las nuevas expectativas, ganar
voluntades para continuar la tarea de la liberación.
3. No convalidamos tirar al trasto de los objetos en desuso palabras a
imágenes caras a nuestra tradición. Resignifiquemos las palabras, actualicemos
sus contenidos, seamos programáticos, pero creamos, sigamos creyendo que es
posible reencontrarnos con la esperanza perdida. Una cosa es pensar que hay
palabras y consignas desvalorizadas que no operan como señales convocantes y
otra es sentir que hemos llegado al fin de una vocación. Que todo fue un mal
entendido, como nos quieren hacer creer los que se sienten fundadores de un
paraíso de mediocridad. En esta interpretación dejamos de "ser",
mutilan nuestra militancia, aniquilan los últimos vestigios de un sueño. No
seamos los hijos bobos de la pedagogía radical, buenos lectores de textos
ajenos, discípulos conformistas de la política como arte de comité.
4. El pueblo peronista ya se expidió. Quiere un Movimiento y un Partido
renovado y fuerte. Para ello, nos comprometemos a no iniciar una lucha
despiadada por los espacios de poder. Los hombres y las candidaturas deben ser
la coronación de un proyecto, una voluntad y una conducta. Un estilo diferente
en la construcción de las representatividades y en la toma de decisiones. Ser
esclavos de la voluntad popular, no torciendo en componendas oscuras lo que los
compañeros expresan a la hora de la decisión.
5. La Renovación Peronista debe ser transparencia en los procedimientos,
propuesta explícita y consensual, terminando con la política de las trastiendas
y demostrando la capacidad para instalar la política allí donde el pueblo pueda
enriquecerla con su participación y creatividad. Hemos combatido las prácticas
autoritarias, las visiones deformantes y a los dirigentes mediocres. Ahora es
el momento de terminar con la confusión ideológico-programática, discutiendo de
cara al país y con el pueblo las propuestas que nos permitirán volver al poder.
6. No intentamos luchar contra el aparato "conservador" para
oponerle el aparatismo renovador. Volver al poder requiere volver al pueblo. Un
Partido que sea fiel intérprete de sus aspiraciones y necesidades. Una nueva
práctica de la humildad que sea la antesala de un nuevo humanismo, sustento de
una sociedad que contenga nuestros anhelos de vida.
7. La Renovación Peronista debe ser proyecto transformador, métodos
incuestionables y hombres que encarnen con credibilidad y decisión las nuevas
tareas del movimiento popular. Levantemos frente a la ideología de la
resignación y el posibilismo, la ideología de la autonomía estratégica de la
Nación, una voluntad de cambio y un compromiso con la justicia social. Este es
el desafío y no lo defraudaremos”.
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