martes, 16 de enero de 2024

16 de enero de 1846: La "Batalla Olvidada" (pero ahora también recordada)


En San Lorenzo (provincia de Santa Fe), en el campo en que San Martín luchó contra los españoles en 1813, las fuerzas de la Confederación Argentina derrotaron la flota imperial anglo francesa en 1846. A pesar de la importancia histórica, esta batalla es casi desconocida históricamente.


En el año 2008 viaje hasta San Lorenzo e hice una pequeña investigación histórica  sobre la batalla, recorrí “El Campo de la Gloria”, el convento y zonas históricas y pude constatar de que no existía ninguna referencia institucional e histórica a la batalla de 1846. Movilizado por esto escribí una nota sobre el asunto, destacando el particular olvido que se operó, no por las instituciones de San Lorenzo en particular, sino por la misma historia y sociedad argentina. Difundí esta nota en el año 2009 y 2010 (la que abajo transcribo) y tuvo una interesante repercusión en los medios que le interesan las cuestiones históricas, especialmente los sitios y periódicos revisionistas.


Pero mi alegría fue que al poco tiempo las propias autoridades y el pueblo de San Lorenzo, en el 2011 (http://www.nuevaregion.com/conmemoran-la-qguerra-del-paranaq-la-batalla-olvidada-del-16-de-enero-de-1846) pusieron una placa y rindieron homenaje “a los héroes y al mártir de aquella "olvidada" batalla en la cual, en el mismo campo en que San Martín luchó por la liberación de nuestra patria, hubo otros argentinos que, casi 33 años después y siguiendo los principios del Libertador, lucharon sin cuartel contra el imperialismo, defendiendo nuestra soberanía n hiacional”. Especialmente destaco y felicito al, por entonces, intendente de San Lorenzo, Dr. Leonardo Raimundo, por la iniciativa que constituye un acto de justicia histórica.


Esta reparaciónstórica no creo que haya sido sólo por mi nota, seguramente muchos historiadores y pensadores han señalado esto, pero este caso es un claro ejemplo de cómo la historia es un campo de batalla, donde se lucha por la verdad y el relato. La vida de un pueblo no admite recortes, ni desmemoria, la experiencia colectiva es una continuidad que se entiende con una lectura completa. Solamente así se puede comprender el presente y construir el futuro. Sólo poniendo luz sobre la oscuridad y sacando del ostracismo a los grandes luchadores y a las epopeyas nacionales puede el pueblo, y en especial mi generación, romper con un discurso histórico que nos condena al fracaso colectivo.


Esta pequeña anécdota de revisionismo histórico militante es una muestra de la necesidad permanente de dar el combate por la Historia, ya no en un campo de batalla pero sin con la pasión de las ideas y la vocación política de construir proyectos colectivos. Las disputas por modelos de país e ideologías se deben resolver dentro de las reglas de la Democracia, recociéndonos apasionados defensores de una verdad relativa que forma siempre parte de una verdad colectiva que nos debe expresar como sociedad, buscando los puntos que nos unan a todos y todas, a las mayorías, de cara la futuro pero partiendo desde nuestras raíces nacionales. Y la pelea por la historia es una batalla central en esta disputa, recuperando hoy una nueva centralidad.


Escribe: Dr. A. Gonzalo García Garro


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(Esta nota fue la que publiqué en el año 2010. http://www.laopinionpopular.com.ar/opinion.php?id_noticia=69)

Un campo con historia

25 kilómetros al norte de Rosario, a la altura de la desembocadura del arroyo San Lorenzo se encuentra, en la ciudad del mismo nombre, el Convento de San Carlos. Allí puede advertirse que el imponente río Paraná que baña las altas barrancas se angosta notoriamente en ese paraje.

Desde la atalaya del Convento, el entonces Coronel San Martín pudo avistar el desembarco de los "godos" en la madrugada del 3 de febrero de 1813. Al mando del capitán vizcaíno Juan Antonio Zavala irrumpieron, en son de guerra, desplegando "su rojo pabellón" 250 soldados españoles con dos piezas de artillería creyendo que iban a enfrentar y escarmentar a unos pocos milicianos de la villa del Rosario.

Pero la sorpresa de los desembarcados fue grande cuando vieron la carga de caballería que se les vino encima como un rayo. Los 125 granaderos que estaban ocultos en el convento desde la noche anterior surgieron de las penumbras "como centauros" y la carga los arrolló en menos de tres minutos. Los españoles intentaron la resistencia vanamente pero 15 minutos después estaban reembarcados dejando en el campo sus 2 cañones, la bandera de guerra, 50 fusiles, 40 muertos y 14 prisioneros. Las fuerzas de la Patria naciente tuvieron bajas: 27 heridos y 15 muertos, entre ellos el Capitán Bermúdez y el Sargento Cabral.

La trascendencia de la batalla de 1813

"No fue San Lorenzo un combate de mérito extraordinario, ni San Martín le dio más importancia que el bautismo de fuego de su regimiento" afirma José María Rosa. Pero la fama de esa carga de sable y los pormenores heroicos del combate tuvieron gran trascendencia. Fue la primera y única batalla librada por el "Gran Capitán" en suelo patrio y terminó convirtiéndose en el combate más célebre de las guerras de la independencia.

Tal vez, la razón de su gloria la encontramos en el argumento que Ricardo Rojas expone con su personal estilo en el "Santo de la Espada": "El combate de San Lorenzo fue el punto de arranque de esa carrera triunfal en que palpita el generoso espíritu sanmartiniano".

Su recuerdo, en el Convento y en San Lorenzo

El o la turista o cualquier curioso que hoy quiera visitar el histórico convento encontrará un edifico remozado y muy bien mantenido, que contiene un interesante y completo museo recordatorio de la gesta sanmartiniana. Se trata del "Museo Histórico del Convento San Carlos", el cual posee varias salas de exposición. Estas incluyen la Capilla Antigua, con una muestra de arte religioso; el Cementerio Conventual, donde se encuentran las tumbas de los religiosos fallecidos; y una urna, señalada con el Escudo Nacional, que contiene los restos de los caídos en el combate de San Lorenzo.

Un dato histórico memorable es el hecho de que en uno de los aposentos del convento se alojó el coronel San Martín. Por último, también está la celda donde agonizó el Capitán Bermúdez por once días.

Frente al convento se hallan el Monumento a la Batalla de San Lorenzo y el Campo de la Gloria y en la parte posterior, sobre la avenida San Martín, aún crece el pino en cuya sombra el Coronel San Martín escribió el parte de la batalla.

Todos los años, las y los sanlorencinos se visten de fiesta para conmemorar el 3 de Febrero, la primera y única victoria al mando del General José San Martín en suelo argentino. Y de un tiempo a esta parte se le ha agregado a los actos centrales la realización emotiva de una carga de caballería y salva de artillería a cargo de la 1º sección del Regimiento de Granaderos a Caballos.

La batalla de 1846, la de la Guerra del Paraná

Retrocedamos nuevamente en el tiempo, detengámonos ahora en 1846, en el mes de Enero de ese año. Argentina era ya una Nación independiente, conducía la Confederación don Juan Manuel de Rosas y otras eran las banderas extranjeras que remontaban nuevamente el Paraná violando la soberanía nacional sobre los ríos interiores.

A mediados de 1845 la Confederación Argentina era invadida por una poderosa escuadra anglo-francesa al mando del almirante Hotham. Las dos más grandes potencias del mundo violentaban el territorio argentino a pedido de los comerciantes, banqueros e industriales ingleses que "urgían al gobierno británico para que conjuntamente con el de Francia, adoptase medidas para limitar las restricciones puestas al comercio en el Plata".

Así comienza lo que algunos autores han denominado "La Guerra del Paraná". Esta es una guerra nacional de resistencia que el gobierno de Rosas lleva a cabo contra la agresión imperial anglo-francesa.

La dimensión de la guerra

En previsión del propósito de forzar el Paraná por parte de los invasores, el ejército argentino monta, en diferentes y estratégicos parajes del río, las defensas para detener o al menos obstaculizar la navegación de la poderosa flota invasora.

Esta verdadera guerra fluvial no declarada comienza con el apoderamiento de los barcos argentinos de la escuadra de Brown en Montevideo en agosto de 1845 y termina cuando Gran Bretaña firmó con Rosas un tratado en 1849, por el cual Inglaterra se vio obligada a evacuar la isla Martín García, reconocer la soberanía argentina sobre los ríos interiores, los derechos de Oribe para ocupar la presidencia del Uruguay, devolver los barcos argentinos y saludar en desagravio el pabellón nacional con 21 cañonazos.

Con respecto a Francia, se convino que la Argentina retiraría las tropas de la Banda Oriental cuando Francia quite las guarniciones militares de Montevideo, abandone su posición hostil y celebre un tratado de paz. Francia debió ceder después de meses de negociar ante las exigencias de Rosas. En agosto de 1850, Francia concluyó con la Confederación un tratado de paz y amistad. Rosas exigió que se formule el desagravio al pabellón nacional con 21 cañonazos en forma inmediata a lo que los franceses accedieron.

Los respectivos tratados de paz marcaron una clara victoria de la firme y digna posición en defensa de nuestra soberanía nacional llevada a cabo con férrea voluntad por Juan Manuel de Rosas como encargado de las relaciones internacionales de la Confederación.

Las batallas de la guerra

En el transcurso de esta verdadera conflagración internacional se libraron sobre las costas de los ríos Uruguay y Paraná varios encuentros armados. Una de las batallas, la de "La Vuelta de Obligado", es recordada todos los 20 de noviembre como el "Día de la Soberanía Nacional". Tal vez se eligió este combate como ícono, debido a la feroz resistencia de las tropas argentinas comandadas por Lucio N. Mansilla, el alto valor simbólico de las cadenas cortando la navegación del río y la repercusión internacional que tuvo.

Pero hubo otras batallas, no menos significativas que ésta, tanto desde el punto de vista militar o por sus posteriores proyecciones políticas. La escuadra invasora fue también hostilizada y combatida en las barrancas de "Tonelero" y "Acevedo", en "Quebracho" y en la "Batalla Olvidada" de "San Lorenzo" a la que me refiero en esta nota.

La "Batalla olvidada"

En las barrancas de la costa comprendida entre el histórico convento de San Carlos y el lugar que se llama "Punta del Quebracho", el General Mansilla, comandante de las defensas, había dispuesto ocultar los cañones bajo la maleza junto con 250 carabineros y 100 infantes.

Al mediodía de 16 de enero de 1846, cuenta Saldías en su monumental "Historia de la Confederación Argentina", aparecieron el vapor "Gordon", la corbeta "Expeditive", los bergantines "Dolphin", "King" y dos goletas armadas. La flota montaba 37 cañones de grueso calibre y custodiaban la navegación de 52 barcos mercantes.

A la altura de la desembocadura del arroyo San Lorenzo, la "Expeditive" y la "Gordon" hicieron tres disparos de bala y metralla sobre la costa para descubrir la fuerza de Mansilla. Las tropas argentinas permanecieron, según el plan, ocultas en sus puestos. Cuando todo el convoy se encontraba en la angostura del río, Mansilla mandó a romper el fuego de sus baterías dirigidas por los capitanes José Serezo, Santiago Maurice y Álvaro de Alzogaray. "El ataque fue certero; los buques mercantes rumbeaban desmantelados hacia dos arroyos próximos, aumentando con el choque de los unos con los otros las averías que les hacían los cañones de tierra" (Adolfo Saldías).

Al comenzar la tarde el combate continuaba extremadamente recio todavía. Favorecidos por el viento de popa del atardecer, el convoy invasor llegó hasta el lugar llamado "Punta Quebracho" con grandes averías en los buques de guerra y pérdidas considerables de las manufacturas para comerciar que llevaban los buques mercantes. Murieron en combate 50 hombres de las fuerzas invasoras. El contraalmirante Inglefield en su parte oficial al almirantazgo británico dice que: "los vapores ingleses y franceses sostuvieron el fuego por más de tres horas y media y apenas un solo buque del convoy salió sin recibir un balazo".

La pérdida de las fuerzas nacionales fue insignificante: una sola baja. Mansilla pudo decir con propiedad que: "hábiale tocado el honor de defender el pabellón de su patria en el mismo paraje de San Lorenzo que regó con su sangre San Martín al conducir la primera carga de sus después famosos Granaderos a caballo".

¿Nadie recuerda esta batalla?

A mediados del año 2008 fui a visitar el convento de San Carlos en la ciudad de San Lorenzo. Estuve recorriendo todas las salas del bien conservado museo, crucé la avenida y me dirigí al Campo de la Gloria donde pude admirar los diferentes monolitos que recuerdan los caídos en el primer combate de San Lorenzo.

Pensaba también encontrar alguna referencia a "la otra batalla de San Lorenzo", la que conocía a través de mis lecturas de historia. Busqué al menos una mínima referencia, una placa conmemorativa, pero no encontré nada.

Con una cuota de ánimo inquieto y curioso mantuve una conversación con personal del museo por la cual me pude enterar de que estaban en conocimiento de la "otra batalla de San Lorenzo", pero me confirmaron que ninguna referencia se podía encontrar de ella, ni en el museo, ni en la ciudad. Evaluamos con el personal del museo, a los fines de encontrar alguna prueba histórica sobre la batalla de 1846, que sería posible hallar cierta información en los libros del convento, pero los documentos se encontraban bajo guarda y pronto a ser destinados a un merecido mantenimiento, por lo que estarían inaccesibles por un buen tiempo.

La lucha por la historia

Me dirigí luego a las barrancas -desde donde se puede contemplar en toda su inmensidad el río- e imaginé desde ese mirador natural a la flota imperial anglo francesa, tratando de proseguir rió arriba, mientras las huestes de Mansilla la cañoneaba incansablemente.

Reflexioné sobre los por qué de la carencia de un recuerdo de esta gesta en el lugar... No pude terminar de creer ni de convencerme de que hoy, sólo por la obra del "aparato cultural del sistema", profundamente antirrosista, se impida que se erija un recuerdo en memoria de esos héroes olvidados. ¿Será que tal vez los argentinos no tenemos espacio para recordar dos batallas que se produjeron en el mismo lugar? ¿O será que la épica fundacional de la batalla de San Lorenzo eclipsa cualquier otra?

Desconozco las razones, tal vez no las haya y sólo se trata de otra gloria más, olvidada por los argentinos...

Pero al final del camino del razonamiento, llegué a la conclusión de que la mejor forma de homenajear a los héroes y mártires es seguir recuperando la historia, apropiándonos de su relato, combatiendo contra los olvidos maliciosamente consumados por la historia oficial desde todos sus matices y desde todas sus corrientes. Sólo poniendo luz sobre la oscuridad y sacando del ostracismo y el olvido a los grandes luchadores y a las epopeyas nacionales puede el pueblo, y en especial mi generación, romper con un discurso histórico que nos condena a la dependencia y a la derrota.

La historia de un pueblo no admite recortes ni narraciones que cultivan la desmemoria. La vida de un pueblo es una continuidad que se entiende con una lectura completa. Solamente así se puede comprender nuestro presente y se encuentran las claves para el futuro.

Bajo este faro se realiza este homenaje a aquel 16 de Enero. A los héroes y al mártir de aquella "olvidada" batalla en la cual, en el mismo campo en que San Martín luchó por la liberación de nuestra patria, hubo otros argentinos que, casi 33 años después y siguiendo los principios del Libertador, lucharon sin cuartel contra el imperialismo, defendiendo nuestra soberanía nacional.

Escribe: Dr. Alejandro Gonzalo García Garro

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(Este es homenaje que el Municipio de San Lorenzo realizó en 2011
Fuente: http://www.nuevaregion.com/conmemoran-la-qguerra-del-paranaq-la-batalla-olvidada-del-16-de-enero-de-1846/)

CONMEMORAN LA “GUERRA DEL PARANÁ”. LA BATALLA DEL 16 DE ENERO DE 1846

Se realizó por primera vez el acto conmemorativo de la batalla conocida como "La Guerra del Paraná" y considerada el "segundo" Combate de San Lorenzo. Fue en las barrancas del Campo de la Gloria el 16 de Enero de 1846, al mando del General Lucio Norberto Mansilla

El intendente y las autoridades en el descubrimiento de la placa, enero de 2011.

Se realizó en San Lorenzo por primera vez el acto conmemorativo de la batalla conocida como "La Guerra del Paraná" y considerada el "segundo" Combate de San Lorenzo.

El hecho histórico fue el 16 de Enero de 1846, también en las barrancas del Campo de la Gloria, al mando del General Lucio Norberto Mansilla, quien unos meses más tarde (4 Junio) volvería a enfrentar a otra escuadra en la más conocida "Batalla del Quebracho", unos kilómetros más al norte.

Dada la poca trascendencia que los historiadores han dado a este acontecimiento y teniendo en cuenta que se trata de un hecho relevante, ya que se suma a los que colocan a nuestra ciudad en un lugar de privilegio en la historia de nuestra independencia, el intendente Raimundo tomó la decisión de conmemorar esta fecha. "Es un acto de Justicia Histórica".

Por ello, en el Campo de la Gloria, en la mañana del martes 18, se descubrió un sencillo monumento evocando la batalla librada en estas costas que sin duda ha sido otro paso más en pos de la libertad y la independencia.

“Los sanlorencinos recordamos y rendimos homenaje a los héroes de la Guerra del Paraná y de aquella poco recordada pero histórica jornada”, subrayó el intendente Raimundo en su discurso.

“La placa recuerda lo que sucedió y la gente sabrá que aquí mismo hubo un hecho histórico, un hecho notable, que le tenemos que dar la atención que se merece. Esto nos proyecta como ciudad, muestra nuestra historia”, explicó Raimundo durante su discurso.

Además del intendente y miembros del Gabinete estuvieron presentes el Diputado Provincial Victor Hugo Dadomo, el Jefe del Batallón de Arsenales 603 Tte. Coronel Alejandro Holm, Adriana Gaitán en su carácter de Presidente del Centro Sanmartiniano de San Lorenzo, entre otras autoridades locales y representantes de otros centros y entidades de la región. También se recibieron mensajes con saludos y felicitaciones por la iniciativa desde otros centros sanmartinianos.

Posteriormente se invitó a los presentes a participar en el izamiento la nueva bandera en el mástil mayor del monumento en el Campo de la Gloria.

Un gesto del intendente con los historiadores y sanmartinianos presentes. Fue un anticipo de la ceremonia donde esta gran bandera de 6 x 12 metros se presentará a la multitud en el acto del 3 de Febrero. Durante el izamiento y fuera de lo previsto, los asistentes cantaron a capella "Aurora" como ayudando al viento a hacer flamear esta bandera gigante bien "alta en el cielo".

El encuentro finalizó en el parador turístico con una charla informal entre los presentes compartiendo un café con masas.

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