domingo, 24 de diciembre de 2023

El Mensaje de Evita en la Navidad de 1951, la profecía autocumplida y una guía política para el futuro


El Mensaje de Evita en la Navidad de 1951, la profecía autocumplida y una guía política para el futuro


Pocos discursos, contados mensajes, vinculados a la Navidad tienen una lógica política tan demoledora, irrefutable, como el último mensaje de Navidad que dirigió al pueblo Evita en nochebuena del 24 de diciembre de 1951.


A la claridad política se le debe añadir su belleza poética, su fuerza expresiva y su impactante potencia emocional. 


Eva estaba ya entrando en el histórico desenlace de su vida terrenal. Durante los meses que siguieron a las elecciones de noviembre de 1951, en donde las mujeres votaron y fueron elegidas por primera vez en la historia política nacional, el estado de salud de Evita fue preocupación central del pueblo y del gobierno. La agonía de Eva Perón proyectaba una fúnebre sombra sobre la patria.


En esas condiciones personales, dirige al pueblo este mensaje navideño. Evita sintetiza en sus palabras todo un tiempo histórico, refiere a lo que representa la navidad colectivamente, explica que significa una sociedad justa y respecto a ella cuales son los objetivos que tenemos como Nación. Deja como una hoja de ruta, una guía, nutrida de principios rectores. 


En los últimos discursos de Evita, los de fines de 1951 y los de 1952 hasta su fallecimiento, anidaba una manifiesta angustia y retornante preocupación sobre el futuro del gobierno Peronista, lo que no era otra forma que remarcarle al pueblo (y al propio peronismo) que el triunfo de las mayorías no era definitivo y que las minorías antipopulares siempre estaban al asecho para ponerle fin a la experiencia política y social de mayor dignificación popular y acceso a derechos por parte de la ciudadanía de la historia argentina.


En el mensaje navideño de 1951, Evita dijo: “…Yo sé que, dentro de muchos años, cuando en esta misma noche los argentinos y argentinas se dejen acariciar por el recuerdo y retornen sobre sus alas al pasado, llegarán a estos años de nuestra vida y dirán melancólicamente: entonces éramos más felices…”. 


La profecía autocumplida de Evita nos interpela hoy en nuestro presente político, en esta navidad del 2023. ¿Hacia donde vamos colectivamente? ¿Qué país, que sociedad, quiere el nuevo gobierno nacional? Son dos de cientos de preguntas para responder.


Navidad es una instancia de afectos, reflexión y esperanza. Pero hoy, esta nochebuena, se inserta en un panorama de incertidumbres y amenazas.


Para la política, las referencias históricas tienen sentido si sirven para interpretar y transformar el presente y el futuro. Las hermosas palabras Evita deben servir para oponerle, al pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad como argumentaba Antonio Gramsci.


Les dejo el texto completo abajo.


Feliz Navidad!!!


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(me tomé el atrevimiento de hacer una breve edición del mensaje para darle abstracción y utilidad de la lectura para el presente)


Mensaje de Eva Perón en la Navidad de 1951:

Todos los años, la Nochebuena nos reúne en el hogar inmenso de la Patria.

Esta noche hacemos una tregua de amor en el camino de nuestras luchas y de nuestros afanes; y sólo pensamos en las cosas buenas y bellas que nos ha regalado la vida en el año que se acaba, hundiéndose ya como un cometa en el horizonte de la eternidad, dejándonos una estela de recuerdos en el alma.

Por eso estas palabras mías se atreven a romper el bullicio o el silencio de la noche, se animan a llegar con su mensaje al corazón de todos los hogares que quieren recibirlas con cariño.

Esta noche también sentimos que empieza ya a morir el año que termina.

Por eso nos gusta rememorar las alegrías y las penas que nos trajo sobre el hombro de sus días y de sus semanas, y hasta los dolores ya sobrepasados nos parecen esta noche menos amargos.

Acaso, precisamente, porque ya son recuerdos.

Yo sé que dentro de muchos años, cuando en esta misma noche los argentinos y argentinas se dejen acariciar por el recuerdo y retornen sobre sus alas al pasado, llegarán a estos años de nuestra vida y dirán melancólicamente: entonces éramos más felices…

…Primero la Justicia, que es algo así como el pedestal para el amor.

No puede haber amor donde hay explotadores y explotados. No puede haber amor donde hay oligarquías dominantes llenas de privilegios y pueblos desposeídos y miserables. 

Porque nunca los explotadores pudieron ser ni sentirse hermanos de sus explotados y ninguna oligarquía pudo darse con ningún pueblo el abrazo sincero de la fraternidad. 

El día del amor y de la paz llegará cuando la Justicia barra de la faz de la tierra a la raza de los explotadores y de los privilegiados, y se cumplan inexorablemente los ideales de la justicia social:

Que haya una sola clase de hombres y mujeres, los que trabajan;

Que sean todos y todas para uno y una, y uno y una para todos y todas;

Que no exista ningún otro privilegio que el de la niñez;

Que nadie se sienta más de lo que es ni menos de lo que puede ser;

Que los gobiernos de las naciones hagan lo que los pueblos quieran;

Que cada día los hombres y las mujeres sean menos pobres; y

Que todos seamos artífices del destino común.

Seguiré a su lado con todos ustedes, mis amigas y amigos descamisados, mis compañeras y compañeros trabajadores; con todos los que se sientan parte de una sociedad más justa de corazón.

Seguiré a su lado como la simple y humilde mujer que renunció a todos los honores, porque le gustaba más que su pueblo la llamase cariñosamente: Evita.

Mi brindis es para mí Pueblo, para todos ustedes; y no puedo expresarlo de otra manera que deseándoles sencillamente que sean muy felices, cada vez más felices. 

Eva Perón

Mensaje de Navidad 1951.


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