lunes, 21 de septiembre de 2015

Sobre historia argentina, revisionismo y peronismo en Cooke y Hernández Arregui

John William Cooke fallece el 19 de septiembre de 1968. Juan José Hernández Arregui fallece el 22 de septiembre de 1974. En el mismo mes. Ambos fueron intelectuales y políticos centrales del campo nacional y popular en la segunda mitad del siglo XX.
 
Perón, Evita y el pueblo, a su izquierda Hérnandez Arregui y Cooke, en dibujos de Ricardo Carpani.
De ellos se puede escribir mucho y de diversos temas. Tuvieron vidas multifacéticas, dignas de una película de cine. Pero aquí en esta breve nota quiero detenerme en la idea de historia argentina que ambos tenían y del tiempo que vivían, mirados a través del lente del peronismo. La singularidad de ambos pensadores, que combinan gran desarrollo teórico con militancia política, más lo primero en Hernández Arregui y más lo segundo en Cooke, nos da como resultado dos de las versiones más atractivas del pasado argentino y el peronismo. Huelga decir que la lectura de sus obras resulta ineludible si se quiere tener una comprensión cabal de los últimos 70 años de historia nacional.


Pertenencen a la historia del peronismo, y que mejor que saber que pensaban, justamente, sobre la historia y el peronismo. Hoy, a modo de humilde homenaje quiero brevemente repasar las principales ideas sobre la visión de la historia y el peronismo que ambos tenían, sus relaciones y perspectivas. Que lo que hicieron, pensaron y escribieron sirva para iluminar el camino hacia lo que viene.


 Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro


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Sobre John William Cooke (1920-1968), peronismo, revolución y revisionismo histórico


Con el paso del tiempo la figura y el pensamiento revolucionario de Cooke adquieren una dimensión invalorable, transformándose, a mi entender, en el verdadero arquetipo del militante peronista de la resistencia. Por esta razón es que me detendré primero en una necesaria crónica de su vida, para luego profundizar en sus trabajos como historiador.

Nace en la ciudad de La Plata, en el seno de una familia radical. Por esta razón comienza su militancia política en las filas del radicalismo provincial participando en las luchas contra el conservadorismo bonaerense. Luego se incorpora a FORJA. Refiriéndose a esa etapa, su compañera Alicia Eguren apuntó: “radical, nacionalista, popular, forjista, lleno de secreta y contradictoria admiración por quienes militaban en nombre de a gran revolución de Octubre”.

El padre de Cooke, Juan Isaac, fue Ministro de Relaciones Exteriores en 1945 y estuvo involucrado en la batalla política y diplomática contra el embajador de los Estados Unidos, Braden. En ese período John William fue el asesor más cercano y firme de su padre para resistir las presiones de la embajada norteamericana.

Cuando se produjo la movilización del 17 de Octubre, Cooke se estaba graduando de abogado. Comprendió agudamente el nacimiento del Movimiento Peronista en esa gesta histórica y se encolumnó en sus filas. En las elecciones de 1946 fue electo diputado nacional, tenía solamente 25 años. Su discurso vehemente, y los conocimientos legales adquiridos, le permitieron jugar un papel muy relevante en el Congreso.

Cooke con Alicia Eguren.


Pensamiento crítico e independiente fue uno de los pocos que rechazaron la idea de que la lealtad a Perón debía transformarse en servilismo y alcahuetería. “Un joven jacobino solitario en un parlamento tímido y heterogéneo que representaba la retaguardia de las masas que acaudillaban Eva y Perón”, así, lo definía Alicia Eguren en esa etapa.

Perón con Cooke.

Durante el segundo gobierno peronista, Evita le ofreció ser el editor de “Democracia”, pero Cooke temió que ese trabajo pudiera coartar su independencia política. Rechazó la oferta y le confió a sus amigos: “No quiero terminar peleándome con esas corte de obsecuentes”. Ganó una cátedra de Economía Política en la Universidad de Buenos Aires y sacó su propia publicación: “De Frente” que se subtitulaba “testigo insobornable de la realidad mundial”. A través de su revista comenzó a criticar la burocracia sindical y partidaria y así para muchos peronistas se convirtió en la conciencia moral, política y revolucionaria del movimiento. De esta manera Cooke mismo se transformó en una figura destacada de la línea más militante e intransigente dentro del peronismo; sin desafiar los objetivos políticos del peronismo, pero adoptando una línea dura de cómo defender el régimen peronista cuando la oposición aumentaba.

En los bombardeos a la Plaza de Mayo en junio del 55 se lo vio pistola en mano defendiendo al gobierno popular. Pasado los bombardeos, Perón lo convoca y es designado Interventor del Partido Peronista en la Capital Federal. Desde ese espacio y contradiciendo las autoridades burocráticas del partido comienza a organizar las milicias populares, esas actividades insipientes de lucha armada, formarían  la base de la primeras acciones de la Resistencia Peronista.

Luego que el golpe gorila triunfara, Perón escribió desde el exilio que:

“El doctor Cooke fue el único dirigente que se conectó a mi y el único que tomó abiertamente una posición de absoluta intransigencia como creo yo que corresponde al momento que vive nuestro Movimiento. Fue también el único dirigente, que sin perdida de tiempo construyó un Comando de Lucha en la Capital que confió a Lagormarsino y Marcos, mientras el estuviera en la cárcel. Fue también el único dirigente que mantuvo permanente enlace conmigo y que, pudo llegar siempre a mi con sus informaciones y yo a él con mis directivas.”

Un policía que el creía confiable lo denunció y fue arrestado en la casa de su amigo el historiador José María Rosa. Estuvo detenido en la Penitenciaria Las Heras donde sufrió simulacros de fusilamiento con inaudito coraje. Luego recluido a la cárcel de Rió Gallegos logra escaparse vía Chile con otros peronistas.

En noviembre de 1956, Perón envía una carta desde Caracas donde el Líder le otorga su absoluta confianza, esta carta afianza a Cooke en la conducción táctica del Movimiento:

“En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero, y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías. En caso de mi fallecimiento, en él delego el mando”.

Fue parte esencial de las negociaciones de Perón con Frondizi para que el Partido Peronista le diera en las elecciones el apoyo a éste. Y, en febrero de 1958 fue signatario del pacto celebrado junto con Perón, Frondizi y Frigerio.

A fines de los cincuenta comenzó a impresionarse profundamente por los resultados de la Revolución Cubana recién triunfante. Abordó entonces la posibilidad de sostener una estrategia revolucionaria más activa como un medio para resolver, a largo plazo, las contradicciones dentro del movimiento peronista y la sociedad argentina. La primera iniciativa de guerrilla rural en Argentina, la de los Uturuncos peronistas, que operaron brevemente en Tucumán a fines de 1959, estuvieron bajo la influencia política de Cooke pero no bajo su liderazgo personal. Se lo vinculó también a Jorge Ricardo Masetti del Ejercito Guerrillero del Pueblo (EGP) de 1963-1964, un foco guerrillero de tendencia guevarista que incluía peronistas y operaba en Salta.

Pero la mayor contribución de Cooke a la convergencia del peronismo con el marxismo latinoamericano, y que fue tan importante en la década siguiente, fue más bien de tipo ideológico.

A esta altura, el nivel de compromiso con la Revolución Cubana de Cooke y la extensión de su radicalización eventualmente lo condujeron a plantear diferencias con Perón en 1962. Sin embargo, nunca cuestionó explícitamente el liderazgo global del líder del movimiento y continuó luchando por el retorno de Perón al poder en la Argentina.

Su libro de mayor influencia, “El peronismo y el golpe de Estado, Informe a las Bases” es un lúcido análisis del golpe del 66 y del movimiento peronista que llevaba ineludiblemente a los lectores a una discusión sobre las tareas revolucionarias. Murió  joven, de un cáncer incurable, en La Habana en 1968, tenía 48 años. Sus principales libros no empezaron publicarse abiertamente hasta tres años después de su muerte, aunque algunos de sus textos lograban circulación clandestina entre la militancia.
 
Libros de Cooke, entre ellos una joya de mi biblioteca, una copia de "El Peronismo  y el Golpe de Estado" del año 1966, de Ediciones "Acción Revolucionaria Peronista".
En lo que se refiere a los aportes historiográficos de Cooke, él, como peronista militante, tenía plena conciencia del valor del conocimiento del pasado histórico para la comprensión del presente. En uno de sus deslumbrantes discursos en la Cámara de Diputados, en ocasión de un homenaje al historiador Saldías, denunció la mentira de la historia oficial:

“Nuestra historia Señor Presidente, fue maliciosamente deformada por el grupo dirigente que, después de la caída de Rosas, se encaramó en los comandos económicos, políticos y sociales. Ella no ha sido falseada sin motivos; ya que la oligarquía argentina ha sido muy cuidadosa. Cada vez que conquistó el poder, ya sea en la época de la oligarquía del puerto de Buenos Aires, la oligarquía iluminista directorial, ya sea después del 53, una vez que tuvo en sus manos los medios de dirigir al país, no descuidó el comando conceptual, el dominio de las ideas. Al mismo tiempo que consumaba la tremenda entrega económica del país, de la que recién ahora estamos saliendo, consumó la entrega conceptual ligándonos a una serie de dogmas que han constituido uno de los eslabones mas pesados de la cadena del yugo extranjero.”

Como leemos, estas palabras son típicas de un discurso revisionista. Cooke representaba la interpretación popular revisionista de la historia argentina que había ganado terreno en la década del 30 con el nacionalismo y FORJA  presentando una alternativa a la versión liberal de la oligarquía. “Creemos que solamente se puede obtener la liberación nacional a través de la destrucción de esos dogmas históricos falsamente fabricados”, agregaba en su discurso parlamentario.

Es decir que Cooke asumía una deuda intelectual con el movimiento revisionista histórico, es uno de los pilares de su pensamiento que profundizará en el transcurso de su accionar revolucionario posterior.

Así fue miembro del Instituto Juan Manuel de Rosas, en cuyo salón disertó en varias oportunidades con su elocuencia de siempre. Fermín Chávez recuerda entre otras conferencias a “Rosas y los liberales”, “La Triple Alianza y la Guerra del Paraguay” y ”La leyenda del terror” todas ellas dadas ante una nutrida concurrencia que aplaudía al atractivo orador que era Cooke.

En el curso del año 1954 fue miembro fundador de la Organización Popular por la Repatriación de los restos de Rosas. Integró su Consejo Plenario junto con figuras tales como José Maria Rosa, Ernesto Palacio, Carlos Ibarguren, Manuel Gálvez y Fermín Chávez. Y en la asamblea general del Instituto en el mismo año, fue electo Vicepresidente de la institución. Como Presidente resultó designado su amigo José Maria Rosa.

Pero es en su libro capital “Apuntes para la militancia” de 1964, donde Cooke logra su síntesis como pensador nacional y militante peronista. Este texto, que en realidad son verdaderos apuntes, tuvo un origen bien concreto: la tentativa de acercar a las bases del movimiento, es decir a la clase trabajadora peronista, una visión histórica y política comprensible, masiva. Se trata de apuntes didácticos, escritos con alto sentido crítico, en los que el lector, puede encontrar la articulación del presente con el pasado de una manera clara y concisa. El texto de un luchador incansable dirigido a militantes interesados en conocer una versión nacional, popular y revolucionaria de la historia argentina.

Cooke busca en la historia argentina los orígenes del Peronismo y los encuentra. Desde ya participa de una concepción revisionista de la historia en tanto recuperación de una concepción nacional antioligárquica y antiliberal. Insiste en la demostración de cómo movimientos nacionales antecesores del Peronismo: el federalismo de Rosas, las montoneras del Chacho Peñaloza, Felipe Varela y López Jordán; y el radicalismo de Yrigoyen fueron derrotados en la lucha librada en la estructura semi colonial de la Argentina. Es decir, “la historia como experiencia imposible para el político, y la analogía sirviendo de instrumento de concientización de las masas, posibilitando una nueva estrategia de poder que no repita los errores histórico-políticos allí analizados.”

Acerca de Hernández Arregui (1913-1974), historia de la formación de la conciencia nacional


¿Qué decir de Juan José Hernández Arregui? Pensador, historiador y militante de la causa nacional. En 1947 se produce su primer acercamiento al peronismo de la mano de Don Arturo Jauretche, quien lo lleva a colaborar en el gobierno bonaerense.

Hernández Arregui fue un “intelectual” nacional que adhirió al Movimiento Nacional Peronista sin renunciar al marxismo en tanto método de interpretación de la realidad. Juzgó necesario la creación de una izquierda nacional en contraposición a la izquierda liberal que se mantenía en la vereda opuesta al pueblo. El término “Izquierda Nacional” fue lanzado por primera vez en 1957 por Hernández Arregui e incorporado luego al lenguaje político.
 
Hernández Arregui.
Publicó, “Imperialismo y Cultura” (1957), “La formación de la conciencia nacional” (1960), “Nacionalismo y liberación” (1969) y “Peronismo y Socialismo” (1972). Toda su producción tiene una gran consistencia intelectual.

Para Hernández Arregui, “la conciencia nacional es la lucha del pueblo organizado por su liberación” y, partiendo de esa premisa es que el sentido de su obra no fue la de investigar en forma erudita y aséptica sino colaborar en las luchas del Movimiento Peronista. De todos sus libros se destaca principalmente “La formación de la conciencia nacional” por su solidez conceptual, escrita en 1958/1959 fue editado por primera vez en 1960, nuevamente en el 70 y recientemente reeditado en el 2004 y hace unos años.

¿Y por qué la importancia de lo histórico? Según Hernández Arregui, la madurez histórica de una comunidad logra restaurarse y ordenarse a través de una visión crítica de su historia e ideas, para poder lograr una superación de etapas anteriores y no volver a caer en los mismos errores políticos. A raíz de esto dirá:

"...el desarrollo de la conciencia histórica sigue un curso paralelo a las épocas de las grandes transformaciones de la realidad nacional donde hombres y pueblos perciben un cambio de ritmo y de dirección en el destino colectivo...".

En ese libro, indaga las distintas ideologías que han tenido predicamento en la historia de la cultura política argentina. Es un trabajo cuya lectura es recomendable desde todo punto de vista, aún para aquellos que puedan disentir con el autor, este libro permite al lector tener una visión amplia del espectro ideológico argentino.

Sus tesis políticas más importantes no difieren de las Cooke como vimos, fueron la caracterización del radicalismo yrigoyenista como heredero de las rebeldías históricas del federalismo y, no obstante sus limitaciones, fue el primer esbozo que sirvió de antevente de la política nacionalista y las reformas sociales del peronismo en el siglo XX. A esto le agregó la caracterización del peronismo como un movimiento nacional y popular con potencial revolucionario, más cerca de Cooke que de la ortodoxia peronista naturalmente, considerando que el peronismo expresaba los intereses de la clase obrera a pesar de las distorsiones de la capa burocrática dirigente, en una crítica común con el Bebe.

Mirado desde el presente, Hernández Arregui historiográficamente forma parte del revisionismo histórico de la izquierda nacional. Esta corriente, obviamente revisionista y obviamente de la izquierda nacional, se caracteriza porque sus principales expositores, a diferencia de la izquierda liberal, fueron pro peronistas, especialmente Rodolfo Puiggrós, Jorge Abelardo Ramos y naturalmente Hernández Arregui. Sus análisis poseen un marcado tinte economicista en el tratamiento de la historia, propio de su marxismo de origen. Esta tendencia expresa también una marcada vocación por la integración continental iberoamericana.
 
La última reimpresión de los libros de Hernández Arregui. 
La corriente no forma un grupo ideológico compacto. Cabe señalar que tuvo una gravitación efectiva e importante a través de sus diferentes publicaciones en la formación política de algunos sectores del movimiento obrero y en el cambio de mentalidad de vastos sectores sociales, particularmente en el movimiento estudiantil de los 60 y 70 y en los estratos inferiores de la clase media.

La característica típica de esta Izquierda Nacional en lo que hace su producción historiográfica es que realizó una revisión de la historia oficial enfocada desde una óptica nacional y popular, quedando así encuadrada en el revisionismo histórico.

Obviamente, fiel a su obstinación gorila, la izquierda liberal jamás le perdonó su compromiso nacional y la derecha reaccionaria su formación marxista. Se lo intentó encuadrar con extrañas alquimias en posiciones que nunca compartió. Y cómo lo iban a querer si fue quien mejor los denunciaba:

“Para la oligarquía, una “intelligentzia” de izquierda divorciada del pueblo no es temible, pues tales intelectuales están inhibidos por la educación para luchar por objetivos nacionales”

Pero para el líder peronista su obra no pasó inadvertida para nada. Juan Perón, en una carta de 1969 en que le agradece el envío de un libro, le hace un afectuoso elogio a toda su magna obra. En la carta, Perón le dice a Hernández Arregui:

"Por todo lo que ustedes hacen allí con la difusión de la verdad tantos años oculta, yo deseo como argentino hacerles llegar, junto con mi encomio más entusiasta, mi felicitación más sincera. La causa de la revolución necesita de algunos realizadores, pero no menos de muchos predicadores  que, empeñados en la tarea de persuadir, no cejen en el empeño de incendiarlo todo si es preciso”.


Tiempo después, ya con la democracia y el peronismo en el poder nuevamente, en 1973, y al ser distinguido como Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires, pronunció categóricamente: “He pertenecido, pertenezco y perteneceré al Movimiento Nacional Peronista.” Nada más se puede agregar...

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