sábado, 25 de marzo de 2017

Breves apuntes para una historia del Peronismo. Capítulo II: La obra del gobierno peronista (1945-1955)


“Yo sé que dentro de muchos años, cuando los argentinos se dejen acariciar por el recuerdo, llegarán a estos años de nuestra vida y dirán: Entonces éramos más felices, Perón estaba con nosotros”.
 Evita.

Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro. 


“Éramos más felices”

Luego del 17 de Octubre llegaron las elecciones del 24 de febrero de 1946 y el reencuentro del líder con el pueblo. A partir de allí se edificó la herramienta para lograr la independencia, la justicia y el bienestar, las leyes laborales que protegían al obrero y al peón de campo, una Patria que abogaba por la unidad latinoamericana, retomando de esta manera la senda de San Martín, Bolívar y Artigas.

Con el peronismo, millones de argentinos conquistaron derechos sociales perdurables como vacaciones pagas, derecho a la educación y la salud gratuita y extendida, viviendas económicas, etc. La profecía de Evita se hizo realidad, como pueblo “éramos más felices, Perón estaba con nosotros”.

Las mentiras del neoliberalismo: Crecimiento vs. Distribución

Esta etapa, la del primer peronismo (1946-1955), suele abrir una discusión sobre el los resultados económicos y sociales concretos de las políticas implementadas. Ciertos datos y enfoques para su análisis son de los más polémicos cuando se juzga la obra del primer peronismo.

La primera cuestión es algo que se suele repetir o escribir con frecuencia. El advenimiento del peronismo fundió la economía nacional, la Argentina después de un pasado dorado, floreciente y próspero, que llega hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) entró en una larga crisis económica, de estancamiento y atraso. El motivo: querer distribuir apresuradamente el ingreso y gastar los recursos en políticas sociales activas. Conforme a esta perspectiva durante el peronismo el país no creció y eso es lo que llevó a la caída del ´55.

Esta es la interpretación que todavía se hace, la podemos escuchar de algunos “analistas”, politicólogos o economistas, del neoliberalismo. Había que optar entre distribuir o producir. El peronismo optó por la distribución, se olvidó de la producción. Eso dicen.

Pero vamos a los números, las cifras muestran otra cosa; las series estadísticas señalan que la época de mayor crecimiento que tuvo la Argentina en el siglo XX fue la época del ´45 al ´55. La tasa del producto bruto per cápita creció mucho más, bastante más, de lo que había crecido en los años anteriores.

Si tomamos el proceso de crecimiento del producto bruto per cápita del período de 1900-1929, “la época de oro” según sus apologistas, de ese pasado que nos había llevado a ocupar uno de los primeros lugares en el mundo, según dice la leyenda, se creció al 1,49%.  En la época peronista se creció al 1,73%. Algunos dirán que no es mucha la diferencia, pero sin dudas elimina la zoncera, en el alcance que le da Jauretche, de que el peronismo destruyó la economía.

La economía creció a un ritmo superior al histórico, al de la época de la oligarquía, y produciendo una fenomenal distribución del ingreso. Se creció distribuyendo de una manera mucho más igualitaria la renta de los argentinos.

La Justicia Social

En el año ´45 cuando el peronismo llega al poder, casi el 60% de la de renta nacional iba a los capitalistas, no existían las políticas sociales activas y casi toda la industria en desarrollo estaba bajo el control de empresas extranjeras.

El peronismo alcanzó el nivel de empleo más alto de la historia —sólo había un 2% de desocupación entre 1946 y 1952— y la participación de los trabajadores en la riqueza que alcanzaba al 55% del Producto Bruto Interno, fue la más alta del capitalismo occidental de la posguerra. El progreso industrial, el crecimiento del mercado interno, la reorganización de todas las funciones modernas del Estado, produjeron resultados formidables.

La Justicia Social, bandera revolucionaria de nuestro Movimiento, tuvo en Evita a su máxima luchadora, siendo ella todo amor y rebeldía por el bienestar de los desprotegidos, la que se concretó en una acción efectiva, cotidiana, permanente, de entrega y servicio, para consolidar y profundizar la revolución peronista, construyendo una sociedad más justa, donde el trabajo del pueblo sirviera a este y no a minorías privilegiadas ni a los intereses extranjeros que desangran nuestra Patria.

Se avanzó en obras de infraestructura social como hospitales y centros de salud; en la educación, a través de la creación de más escuelas, universidades nacionales, la creación de la universidad obrera y las escuelas técnicas; más todas las iniciativas sociales de la Fundación Evita.

La infinidad de hechos y obras concretas en beneficio de los sectores más desposeídos marcó la memoria colectiva del pueblo argentino de manera imborrable. Y toda la obra del peronismo no se hizo a costa de destruir la “riqueza”, sino a través del crecimiento económico y el desarrollo con justicia social. Como vimos, Argentina creció a una tasa superior a aquellas que ya existían, cuando no había procesos de redistribución del ingreso.

En síntesis, había razones para decir que “éramos más felices”. Fueron días felices, lo fueron, y de verdad. Fue, al fin y al cabo la construcción del Estado Bienestar y la consagración definitiva de los derechos sociales, en el marco histórico de la construcción de una Patria Justa, Libre y Soberana.

Números concretos

Juan José Hernandez Arregui (1913-1974) es, tal vez, uno de los pensadores y ensayistas más profundos del campo nacional. Tuvo una ambiciosa producción destinada a revisar el pensamiento y la cultura nacional. En uno de los capítulos de su libro “La Formación de la Conciencia Nacional”, obra fundamental del pensamiento popular, ensaya una síntesis sobre la obra del peronismo, de “los tiempos felices”, que a continuación dejamos para la consideración del lector:

“1) Nacionalización de la economía, créditos para la industria, plena ocupación y altos salarios.
2) La renta nacional aumento en 1954 con relación a 1943 en un 55 %. El país se capitalizó como en ninguna época de su historia. La deuda pública disminuyó con relación a la renta nacional, del 67 % al 57 % en 1955.
3) La casi inexistente dependencia de los mercados extranjeros, otorgo mayor libertad para comerciar con otros países, particularmente con la órbita comunista.
4) Creación de la Central Única de Trabajadores, y participación de la CGT en el poder político a través del parlamento, etc.
5) Crecimiento del mercado interno nacional y correlativo de la industria. El valor de la producción industrial con relación a la agropecuaria pasó a primer término con la respectiva incidencia en la renta nacional (24.800 millones contra 22.000 millones).
6) Poderosas centrales hidroeléctricas, plantas siderúrgicas, etc., fueron construidas en San Nicolás, Río Turbio, Nihuil (represa); diques, gasoductos, refinerías de petróleo, usinas eléctricas, altos hornos de Zapla, etc.
7) Pasaron al Patrimonio de la Nación, ferrocarriles, teléfonos, gas, servicios públicos, etc.
8) Entre 1948 y 1949, los chacareros arrendatarios se hicieron propietarios de un millón de hectáreas y este proceso continuó en los años posteriores.
9) El analfabetismo se redujo al 3 %.
10) La Marina Mercante paso a ser de las primeras del mundo.
11) Se dignificó a todos los trabajadores, mediante contratos de trabajo, leyes de previsión social, jubilaciones y pensiones para todos los argentinos, cooperativas, jubilaciones, escuelas técnicas, etc.
12) Se construyeron 500.000 viviendas con capacidad para cerca de 5 millones de personas.
13) Se repatrío la deuda externa. 1.000 millones de dólares iban al exterior por pagos de diferentes servicios, es decir 6.000 millones de pesos moneda de entonces, siendo la recaudación anual del gobierno de 10.000 millones. Los argentinos trabajaban para los extranjeros.
14) Se construyeron 76.000 obras públicas.”

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