domingo, 2 de febrero de 2025

La Historia y quienes la escriben (III): La Corriente de la “izquierda liberal” o "mitromarxismo"

Juan B. Justo.

“Para la oligarquía, una “intelligentzia” de izquierda divorciada del pueblo no es temible, pues tales intelectuales están inhibidos por la educación para luchar por objetivos nacionales”.

Juan José Hernández Arregui.

 


La izquierda argentina y la Historia

Personalmente considero que los conceptos de “izquierdas y derechas” no tienen hoy el mismo significado que tuvieron décadas atrás en nuestra cultura política. Dichos conceptos proceden de los centros de poder mundial y son manipulables según las circunstancias que quieran explicar. Son esquemas de análisis que suelen eludir el verdadero problema de los países como el nuestro: la cuestión nacional.

Lo que en este trabajo llamo “izquierdas” es solo una expresión didáctica para designar a fuerzas políticas expresadas en partidos (como por ejemplo el Partido Socialista o el Partido Comunista) que fueron antinacionales cuando dieron su versión de la historia argentina en el siglo XX.

Estas “izquierdas”, salvo contadas excepciones, (como veremos más adelante en la llamada Izquierda Nacional) poseen en materia histórica la misma incomprensión que tuvieron hacia los fenómenos políticos contemporáneos a su tiempo. El término “izquierda” es de difícil definición, pero podría decirse que, en términos meramente teóricos, es una política (revolucionaria o pacifica; marxista o liberal) que sostiene la necesidad de transformar el sistema capitalista.

En la práctica, el izquierdismo que nutrió la historiografía aquí abordada fue una conducta que se expresó como oposición a las tendencias intransigentes del pensamiento conservador. Sus diferencias fueron culturales mayoritariamente pero no expresaron, al menos hasta 1955, diferencias sustanciales con los sectores liberales de las élites dominantes en lo económico.

La izquierda fue, en nuestro país, a diferencia de algunos países europeos, no la expresión de movimientos sociales sino de posturas intelectuales, lo social se mueve por otros causes como fue el yrigoyenismo o lo fue y lo es en la actualidad el peronismo. Movimientos sociales ambos hacia los cuales la izquierda demostró, en aquellos días, además de incomprensión, hostilidad.

Es por esta razón que Jauretche trata a la izquierda como “epifenómeno de la oligarquía” ya que no es casualidad la coexistencia que se produce entre los intelectuales de izquierda, la oligarquía y el imperialismo, primero en 1930 para derrocar a Yrigoyen, luego, se repite en la Unión Democrática del 45 y finalmente en la “revolución fusiladora” que derroca al Gobierno de Juan Perón en septiembre del 1955.

Si nos ajustamos a la producción histórica corriente podríamos decir, siguiendo a Arturo Jauretche, que fue “mitromarxismo”, dado que llegaban a las mismas conclusiones que la historia de Mitre pero con términos y razonamientos que supuestamente fundaron en Karl Marx.

Los esquemas teóricos y las categorías analíticas propias del socialismo europeo sólo adornan su relato histórico, en cuyo contenido siempre estuvo presente la viva la concepción de "civilización" (representada por el Buenos Aires) o "barbarie" (encarnada por los caudillos federales).

El mejor ejemplo de esto es el pionero y fundador de esta escuela, Juan Bautista Justo (1885-1928), médico y traductor de "El Capital" de C. Marx, también director del periódico socialista "La Vanguardia". Justo es el principal impulsor del Partido Socialista en Argentina. Pese a reivindicarse como socialista fue un defensor de la moneda sana, el librecambio y la cooperación libre. Por sus influencias de la social democracia alemana y el liberalismo conservador de la clase dominante de nuestro país, Justo concluye compartiendo las tesis liberales en materia histórica. Así, en una conferencia de 1898, reafirma su fe en el credo de Civilización vs. Barbarie y sostiene: "Las montoneras eran el pueblo de la campaña levantado contra los señores de las ciudades... era la población de los campos acorralada y desalojada por la producción capitalista... Los gauchos eran el número y la fuerza y triunfaron. Pero su incapacidad económica y política era completa... Pretendían paralizar el desarrollo económico del país manteniéndolo en un estancamiento imposible... El matiz del fanatismo religioso de que se tiñó en ciertos momentos el movimiento campesino, señala también su sentido retrógrado".

Esta escuela historiográfica ya no tiene vigencia alguna, en la misma medida en que los partidos políticos a los que pertenecían los historiadores, después de sucesivas crisis y diásporas, hoy prácticamente no existen. Esta izquierda extinta nada tiene que ver con la izquierda de hoy.

Fueron muchos quienes hicieron aportes a esta corriente, no obstante, mencionaremos sólo a los referentes más significativos de aquella corriente.

 

José Ingenieros (1877-1925):

Nació en Italia, su verdadero nombre era Giuseppe Ingenieri. Fue médico, psiquiatra, escritor, docente y filósofo. Fundador y miembro del Partido Socialista. Sus obras como “El hombre mediocre” o “Hacia una moral sin dogmas” hicieron escuela en la enseñanza universitaria durante décadas.

José Ingenieros. 

Su personalidad inquieta fue motor de grandes tentativas culturales, las que llevó a cabo con éxito considerable, pero quedó atrapado en los preceptos de su época.

En materia histórica se aferró a un positivismo cientificista de contenido ecléctico para escapar de una sociedad colonial que no comprendía y lo perturbaba. Fue el último intento de positivismo no ortodoxo en Argentina.

Juan José Hernández Arregui y Rodolfo Puiggrós fueron los dos pensadores del campo nacional que estudiaron más en profundidad y críticamente la producción historiográfica de Ingenieros. Al lector que le interese les recomiendo las obras “Evolución de las ideas en la Argentina” de Puiggrós y “Formación de la Conciencia Nacional” de Hernández Arregui.

Rodolfo Puiggrós, en relación al libro “Evolución de las ideas en la Argentina”, apunta”: “La obra de Ingenieros carece de una filosofía coherente y en ella se cosecha marxismo y positivismo, metafísica y realismo ingenuo, irracionalismo nietzscheano y cientificismo, humanismo y racismo, admiración a la revolución proletaria y apología emersoniana del gran hombre, materialismo e idealismo, sin dar una interpretación clara y verdadera de las causas internas de nuestro desarrollo social. Solo queda en pie, como afirmación axiomática que el atraso de estas desventuradas comarcas proviene de la conquista española”.

Sobre el análisis de la obra de Ingenieros, Norberto Galasso realiza una inapelable sentencia: “…se presenta la subordinación al pensamiento histórico dominante, con la utilización de fraseología izquierdista. Así, donde Mitre y López hablan de atraso y barbarie, Ingenieros habla de feudalismo. Donde el mitrismo señala civilización, Ingenieros señala modernizació. Los revolucionarios de Mayo son discípulos de los enciclopedistas, los caudillos, "señores feudales", los unitarios, santsimonianos y Rosas, la restauración”.

 

Alfredo Palacios (1880-1965):  

Fue abogado, legislador, docente, y político con particularidades de líder carismático, adhirió desde su juventud al Partido Socialista. En 1904 fue elegido diputado por la Capital Federal y se convirtió de esa manera en el primer legislador socialista argentino y de América.

Alfredo Palacios.
En relación a la política tuvo en algunos momentos la visión de una especie de socialismo nacional para Argentina, lo que le valió muchos ásperos enfrentamientos dentro de su partido.

Jorge Abelardo Ramos cuando trata la tragedia de esta generación del 900, y al referirse a Palacios expresa: “Eterno Hamlet, le faltó coraje para romper definitivamente con la Casa del Pueblo (sede del P.S.) y ha concluido al servicio de la oligarquía”.


De su producción historiográfica se destaca “Esteban Etchevarria, albacea del pensamiento de Mayo”, donde reivindica la figura de Bernardino Rivadavia como un estadista progresista y visionario por la sanción de la Ley de Enfiteusis, que según la concepción de Palacios sería una aplicación del socialismo agrario de Henry George. Incomprensible, pero no tanto como la situación de que, pese a reivindicarse socialista, fue funcionario y sostén político de la dictadura de Aramburu.

 

Milcíades Peña (1933-1965):

Por último, destaco a la figura de este historiador. Este pensador es tal vez el más importante historiador de la izquierda marxista (no liberal) en la Argentina del Siglo XX. Fue un hombre de militancia trotskista en la fracción que conducía el dirigente Nahuel Moreno.

Milcíades Peña.
Es el miembro de esta corriente con mayor capacidad crítica y rigor científico. Pero, si bien su obra, en general, está, a entender del revisionismo, en coincidencia con el esquema de la historia liberal, aunque desde una óptica marxista, no creo que tenga tanta afinidad con la versión grotescamente falsificada de la historia nacional que hacen los otros referentes abordados. 

Sus trabajos más importantes son: “Antes de mayo. (1500-1810)” que lleva el subtítulo de “Formas sociales del trasplante Español al Nuevo mundo”, trabajo éste realizado entre los años 1955 y 1957 y en el que se estudia la formación y perspectivas de las clases sociales en la historia argentina.

También son relevantes sus obras “El paraíso terrateniente (1819-1850)”. “La era de Mitre”, “De Mitre a Roca. (1870-1885) y “Alberdi, Sarmiento, el 90 (1885-1890). Debido a la prematura muerte del autor en 1965 los textos originales fueron corregidos en el aspecto externo, respetando su contenido, por el escritor Luís Franco.

Yo tengo todas estas obras en mi biblioteca, y si bien no comparto muchas de sus conclusiones, reconozco la utilidad del material y la calidad de su pluma. Incluso para muchos intelectuales del campo nacional tanto Peña como su obra son un aporte "maldito" a la historia popular, y el mismo fue marginado por el pensamiento dominante.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario