La Batalla de Caseros es el gran tema de la historia entrerriana y uno de los pilares de la historia "oficial" argentina. Abordarlo nunca es sencillo, ya que el debate se enciende rápidamente. Las argumentaciones deben ser claras, fundadas, por lo que son extensas casi siempre. Pero, aun así, se suele caer en posturas tan antagónicas como apasionadas.
He escrito anteriormente sobre Caseros, pero en esta oportunidad quiero centrarme en forma puntual en la visión que tenía Juan Perón, nutrida por el revisionismo histórico, sobre Caseros, Rosas y Urquiza.
Para explicar este punto concreto voy a recurrir a una serie de textos que grafican el pensamiento histórico de Juan Perón, respecto a Rosas, Urquiza y Caseros, en distintas etapas de su vida, y a unos hechos puntuales que contribuyen a la explicación.
Ya en forma temprana, en la juventud de un militar de carrera, Perón se refiere a Rosas con conceptos elogiosos. Sacando a relucir un profundo sentido nacionalista, en una carta a su padre, fechada el 26/11/1918, Perón expresa: “...Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro adelanto...En 1845 llegó a Buenos Aires la abrumadora intervención anglo-francesa; se libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia argentina, sino glorioso porque en él se luchó por la eterna argentinización del Río de la Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por política brasilera encarnada en el diplomático Vizconde de Abrantes. Rosas, con ser tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor diplomático de su época...Fue gobernante experto y él siempre sintió un gran odio por Inglaterra porque esta siempre conspiró contra nuestro gran río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie, ni a la Gran Bretaña y Francia juntas...Rosas antes que todo fue un patriota...”.
Sobre el primer peronismo y la política de la historia
Urquiza y Rosas. |
Quienes buscan ejemplos de un Perón que reivindique Caseros, o que sea proclive a la historia oficial y su panteón de próceres, suelen argumentar invocando el hecho de que, en ocasión de la nacionalización de los ferrocarriles en 1948, todas las líneas, incluso las que no eran británicas fueron rebautizadas. Y allí Mitre, Roca, Sarmiento y Urquiza tuvieron una línea. Igual que Belgrano y San Martín. En esta lectura, algunos historiadores liberales se “entusiasman” al punto de afirmar que Perón era mitrista, lo cual es falso y sólo basta con leer pasajes como la carta del apartado anterior para reconocer que no es cierto.
Desde el revisionismo, esta decisión tiene varias interpretaciones. La más utilizada es que Perón, por una cuestión pragmática, entendía que dar batallas culturales contra la historia oficial era innecesario en ese momento, dado que demasiados frentes de lucha estaban abiertos con una revolución política que estaba cambiando las relaciones de fuerza y enfrentando los poderes fácticos del país. “Para que meterme con los muertos si demasiados problemas tengo con los vivos” sería la síntesis de esta postura. Rescatan el hecho de Perón era un gran conocedor de la historia, profesor de Historia Militar en el Escuela Superior de Guerra y colaborador en investigaciones históricas por lo que una toma de postura en la nomenclatura y la toponimia no se le pudo pasar por alto.
Otra lectura revisionista argumenta que Perón era un tanto indiferente al revisionismo como herramienta política, con el que simpatizaba por su esencia nacionalista pero no lo asumía como versión institucional de nuestro pasado. Sostiene que Perón fue formado en una educación liberal que en términos historiográficos hacía propia la historia de Mitre, al igual que el Ejército en donde se formó posteriormente. Entienden que la adhesión de Perón al revisionismo histórico se fortaleció y se hizo postura política oficial recién con el golpe de Estado de 1955, cuando en el exilio y la lejanía del poder experimentó los mismos avatares existenciales que San Martín y Rosas, lo que forzó una interpretación más profunda de la historia argentina.
Pero el peronismo ya mostraba claras señales de abrazar al revisionismo y reivindicar a Rosas durante su primer periodo. En el curso del año 1954 se comenzó a dar forma a la Organización Popular por la Repatriación de los restos de Rosas, que estaba integrada en su Consejo Plenario por figuras tales como John William Cooke, José María Rosa, Ernesto Palacio, Carlos Ibarguren, Manuel Gálvez y Fermín Chávez, entre otros.
Libros de Norberto Galasso y José María Rosa, el último una joya de mi biblioteca, edición publicada en España en 1958. |
El golpe del 55 y la línea Mayo- Caseros- Septiembre
Transcurría el año 1956, y el golpe de Estado que derrocó a Juan Perón, autodenominado “Revolución Libertadora”, se proponía derogar la Constitución de 1949. Las razones que adujo el propio presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu tenían que ver con el programa económico y social trazado por la Carta Magna del ‘49 y la incorporación plena de los derechos sociales al catálogo constitucional.
Elogiando el espíritu del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas del 1 de mayo de 1851, Aramburu, reivindicando la línea histórica de la dictadura “Mayo-Caseros-Septiembre” afirmó: “…El 1°de Mayo de 1851, en este mismo lugar, hombres amantes de la dignidad pronunciaron la libre decisión de ser dueños de sus destinos… La revolución, tan necesaria como argentina, quiere identificarse con el espíritu de Mayo que es, para la nacionalidad, tres veces luz: vieja, nueva y eterna. En la parábola histórica marca otra cumbre la Constitución Nacional sancionada otro 1° de Mayo dos años después…”.
Perón y “Los Vendepatria”
Ya en el exilio, desde Venezuela, en 1957 Perón publica “Los Vendepatria". En ese texto expone magistralmente la línea histórica de la cual el mismo Perón es la expresión por entonces contemporánea.
En el capítulo V del libro, “La dictadura y el pueblo”, en el apartado “La dictadura y la historia”, traza magistralmente los paralelismos históricos y se refiere a Rosas y Caseros: "El Gobierno del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas es, sin duda, la elocuencia más evidente de esa sorda lucha. El debió enfrentar, no sólo el ataque de las escuadras inglesa y francesa, sino también a los traidores de dentro aliados a los enemigos externos de la Patria, hecho que hiciera reclamar al general San Martín, que ni el sepulcro podría borrar para ellos semejante infamia y que lo impulsara a donar su espada a Rosas como reconocimiento de argentino a su labor en defensa de la dignidad e integridad de la Patria, no solo contra los enemigos externos sino también contra los traidores emboscados"..."La dictadura (Aramburu / Rojas), ha invocado la "Línea Mayo-Caseros" que manifiesta seguir. Es indudable que su confección es real. Ellos como Alzaga, Liniers, Alvear, etc, los enemigos de Rosas, tienen su línea indiscutible; la de la traición a la Patria...".
En el libro, Perón hace propia una editorial del Diario Palabra Argentina (del 1/12/55) y narra: “...Caseros no es una derrota de una concepción política sino la circunstancial de un hombre. Se triunfó militarmente sobre un gobernante (Rosas), pero se reinició al país en el camino de la tragedia, Caseros no fue la liberación de la dictadura sino la declinación del sentido nacional de personalidad y soberanía. No fue el triunfo de una doctrina nuestra, sino la imposición por la fuerza de un espíritu formado en filosofías e intereses extraños. No fue una revolución interna, sino una conjura extranjera que persiguió el debilitamiento argentino y que explotó hábilmente las ambiciones políticas de segundones y adversarios...En Caseros se inició el proceso de declinación política, económica y moral que abrió al país una etapa dramática de anarquía y desconcierto, de envilecimiento y entreguismo, de guerras civiles y luchas separatistas, de gobiernos fraudulentos e instituciones corruptas...¿Cómo pueden el Gobierno Provisional invocar los ideales de Caseros? ¿A qué ideales se refiere? Si la Revolución de Septiembre constituye la repetición de Caseros, preferimos el horror de la “tiranía” a la caída vertical de la Patria”.
Breve Historia de la Problemática Argentina de Eugenio P. Rom, Los Vendepatria de Perón (edición especial del Instituto Nacional Juan Domingo Perón) y La Vuelta de Don Juan Manuel de Fermín Chávez. |
La Resistencia Peronista y la línea San Martín, Rosas y Perón
El encuentro entre Rosas y Perón tuvo su punto más alto en los años de la resistencia peronista. Arturo Jauretche señalará cáusticamente: "La Línea Mayo-Caseros ha sido el mejor instrumento para provocar las analogías que establecen entre el pasado y el presente la comprensión histórica...! Flor de revisionistas estos Libertadores! Para perjudicar a Perón lo identificaron con Rosas, y Rosas salió beneficiado en la comprensión popular. Caseros se identificó con septiembre de 1955 y los vencedores con los gorilas...".
Las décadas del 60 y 70 fueron de movilización popular y lucha armada. Estos años coinciden con la época de oro del revisionismo histórico y con un avance notable de la corriente nacional y popular, acompañada por la "izquierda nacional" y las vertientes más radicalizadas del peronismo. El pasado se politiza y en esas polémicas la figura de San Martín se resignifica y la de Juan Manuel de Rosas es reivindicada por el revisionismo histórico y los sectores populares.
Nuevos historiadores señalan y difunden en sus escritos el gesto político de San Martín de legar su sable a Juan Manuel de Rosas. El revisionismo rosista-peronista de los años de oro levantó la donación del sable hecha por San Martín a Rosas como la convalidación de los méritos históricos del Restaurador para integrar el panteón nacional. Espacio que la historiografía liberal le había negado y seguirá haciéndolo hasta la actualidad. Por esos mismos años 70, la JP, en estado de movilización permanente, provocaba al generalato de Lanusse con cánticos como éste: "generales de cartón, generales son los nuestros: San Martín, Rosas, Perón”.
Caseros y Urquiza en “Breve Historia de la Problemática Argentina”
En 1967, Eugenio P. Rom entrevista a Perón en Madrid y allí nace el libro que se conocerá como “Así hablaba Perón” (título con connotaciones del libro canónico de F. Nietzsche, “Así habló Zaratustra”). De esa entrevista se obra un resumen específico sobre historia argentina, que se editó y publicó luego con el título “Breve Historia de la Problemática Argentina”, de Juan D. Perón, compilado por Eugenio P. Rom.
En esta obra, Perón, sin eufemismos, se refiere a Urquiza y a la caída de Rosas y sostiene: “En eso estaban las cosas al comienzo del año 1851, cuando se produce el hecho más increíble de la historia argentina y uno de los acontecimientos más vergonzoso de la historia universal. El general en Jefe del Ejército de Operaciones argentino para la guerra contra el Brasil; Don Justo José de Urquiza, entra en tratativas con el enemigo para pasarse a él y arrastrar a las tropas que el país ha puesto bajo su mando y responsabilidad. Así también todos los pertrechos y armamentos a su disposición...Urquiza se pronuncia en mayo de ese mismo año contra Rosas. Ya ha “arreglado” con el Brasil...Urquiza, con su ejército reforzado con las tropas tomadas de Oribe, con más las tropas del ejército brasileño, emprende el camino de Buenos Aires. Cuenta con casi 40.000 hombres. Antes de movilizarse ha exigido que se le dé “todo el dinero prometido. Se le da la mayor parte, “el resto” al entrar a Buenos Aires...Ante la entrada de las tropas brasileñas al territorio argentino, Rosas recibe numerosas adhesiones. Entre ellas la de varios jefes unitarios, que se sienten repugnados por lo que está ocurriendo y vienen a ofrecer sus espadas para luchar contra el extranjero y contra los traidores...”.
Sobre el significado de Caseros, Perón añade: “La batalla se dio en Morón. Las fuerzas nacionales poco pudieron hacer contra un enemigo que las duplicaba en número y armamentos. La historia escolar, la conoce como de “Caseros”, porque los brasileños exigieron que así se llamara, dado que a la División de ese país le tocó pelear en un sector conocido como “Palomar de Caseros”. En la historia de Brasil, se llama “la revancha de Ituzaingó” y “fin de la guerra contra Argentina”. En todas las ciudades de ese país, hay una calle o avenida que lleva su nombre. ¡Es lógico! Lo realmente increíble, es que en Buenos Aires y varias ciudades del interior, también hay calles que se llamen así...El 20 de febrero de 1852, aniversario de la batalla de Ituzaingó, el ejército brasilero entró en Buenos Aires, con charangas y banderas desplegadas a su frente. Se fusiló y degolló a tanta gente, que el río que cruza Palermo, dicen los testigos de la época, bajaba con sus aguas de color rojo”.
La carta a Fermín Chávez y la fraternidad de los exiliados
El 20 de octubre de 1970, Juan Perón le envió a nuestro historiador entrerriano Fermín Chávez una carta que este publica luego en su libro "La vuelta de Don Juan Manuel”.
En la misiva, Perón se refiere a Rosas y expresa: "Don Juan Manuel, el primero que después de San Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable libertador...".
Perón manifiesta que Rosas es el segundo muerto en el exilio "por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria". San Martín fue el primer gran muerto en el exilio y por la misma causa que Rosas. Perón escribe la mencionada carta a Chávez también desde su exilio en España. Juan Perón, que comprendía los avatares de la historia, desde su propio exilio cierra la tríada, la línea histórica nacional y popular, San Martín-Rosas-Perón.
Las últimas reivindicaciones a Rosas del peronismo
Monumento en homenaje a Rosas (CABA). |
Conclusiones
Los ejemplos con los que ilustré, los textos a los que referí y los hechos que mencioné son sólo algunos de tantos que pueden traerse a colación para argumentar sobre el tema y refrendar la tesis aquí expuesta.
Entiendo que se pueden hacer muchas lecturas, y es válido que así sea, pero no hay dudas respecto a que existe una clara opinión negativa o disvaliosa de Juan Perón, nutrida por el revisionismo histórico, respecto a la Batalla de Caseros y al rol de Justo José de Urquiza en el proceso de la caída de Rosas.
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