Nos situamos a mediados del siglo XIX. Los proyectos y las ideas de Mitre carecían de originalidad, la mayoría de ellas se encuentran en las concepciones políticas que venían de los tiempos unitarios de Rivadavia. Por ejemplo: las medidas a favor del capital internacional o el intento fallido de federalización del territorio de la Provincia de Buenos Aires.

Bartolomé Mitre.
La feroz represión del interior federal también encuentra sus antecedentes más directos en los tiempos rivadavianos cuando uno de los ministros, Agüero, se atrevió sin eufemismos a expresar “haremos la unidad a palos”, una síntesis de una línea histórica (liberal-unitaria-portuaria) que tiene sus orígenes en Rivadavia y encuentra su máxima expresión con Mitre. El concepto genocida de eliminar de las tierras argentinas al gaucho se lo recordará Sarmiento a Mitre en una de sus cartas más tristemente famosas, fechada tres días después de Pavón: “No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos”. Esta fue, sin dudas, la filosofía criminal con la que se movieron impunemente durante más de diez años los unitarios, herederos de Rivadavia y triunfadores de Pavón.

Nuestro querido maestro y comprovinciano Fermín Chávez calificó a éstas campañas genocidas con el nombre de “dragonadas”. El historiador rescata este concepto en su obra “Historia del país de los argentinos” titulando al capitulo XXIX “Dragonadas del liberalismo”. Considero que la exhumación de este sustantivo por parte del maestro ha sido acertada. La Dragonada (del francés Dragonnade y Dragoon, cuerpo militar) fue el nombre con el que se conoció a la política de represión y abusos aplicada por las tropas del Rey contra la población de religión protestante durante el siglo XVII en Francia, como fue la famosa noche de San Bartolomé en que fueron asesinados miles de hugonotes. La práctica fue retomada tiempo después con la misión de convertir a las comunidades protestantes por la fuerza. Es la idea de “haremos la unidad a palos”. Las campañas se caracterizaban por su violencia refinada en las torturas y la impiedad de sus ejecutores. Puntualmente hoy recordamos que el 12 de noviembre de 1863 Don Ángel Vicente Peñaloza era asesinado.
Hoy cuando se están juzgando aún Crímenes de Lesa Humanidad, aquí cometidos durante la última dictadura genocida, cabe afirmar que el Estado fue en reiteradas ocasiones una herramienta de terror en nuestro país, llevando a cabo genocidios y crímenes en función de un proyecto de poder al servicio de las minorías oligárquicas, ejerciendo en contra de cualquier ideal mínimo de DD HH el poder punitivo en consecución de fines políticos. Entiendo plenamente aplicable el concepto de Fermín Chávez para designar también como “dragonadas del liberalismo” a las perpetradas en Argentina en pleno Siglo XX como sistema de exterminio contra los sectores populares en los años 1955, 1956,... y 1976.
Escribe: Alejandro Gonzalo García Garro.
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“Nunca fue la República teatro de una
matanza tan formidable, no hay provincia que no cuente con una hecatombe, no
hay pueblo que no lamente un crimen. Son víctimas de éste gobierno, todos los
argentinos fusilados y lanceados en las provincias del interior desde que subió
Mitre a la Presidencia
hasta hoy. Rivas, Arredondo, Sandes y todos los jefes que han formado parte de
las expediciones al interior, para someter a los pueblos al despotismo militar
de Mitre, pueden dar fe de sus carnicerías.”
Expresiones de un testigo
de la época, Laurindo Lapuente, citado por Juan José. Hernández Arregui en
“Nacionalismo y Liberación. Pág. 133.
Una Nación para pocos solo se hace con la “unidad a
palos”
Los
proyectos y las ideas del mitrismo carecían de originalidad, la mayoría de
ellas se encuentran en las concepciones
políticas que venían de los tiempos unitarios de Rivadavia. Por ejemplo: las
medidas a favor del capital internacional o el intento fallido de
federalización del territorio de la Provincia de Buenos Aires.
La
feroz represión del interior también encuentra sus antecedentes más directos en
los tiempos rivadavianos cuando uno de los ministros, Agüero, se atrevió sin
eufemismos a expresar “haremos la
unidad a palos” frase que he incorporado ex profeso al título de esta nota
en función de evidenciar una continuidad, una línea histórica
(liberal-unitaria-portuaria) que tiene sus orígenes en Rivadavia y encuentra su
máxima expresión con Mitre.
El
concepto genocida de eliminar de las tierras argentinas al gaucho se lo
recordará Sarmiento a Mitre en una de sus cartas más tristemente famosas,
fechada tres días después de Pavón: “No trate de economizar sangre de
gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre
es lo único que tienen de seres humanos”. Esta fue, sin dudas, la filosofía
criminal con la que se movieron impunemente durante más de diez años los
herederos de Rivadavia, triunfadores de Pavón.
Para
confirmar que lo dicho iba serio, no se “ahorró sangre de gaucho” y, la
primera muestra de la naturaleza criminal de esta campaña se iba a producir
pocos días después de Pavón cuando el uruguayo Venancio Flores, jefe de la
vanguardia del ejercito de Mitre en Santa Fe, encontró a unos 300 hombres de la Confederación
acampados cerca del paraje conocido con el nombre de Cañada de Gómez. Se
sobornó la guardia y sorprendiendo a la
tropa dormida fue pasada por las armas, degollada a cuchillo, una verdadera
carnicería, una masacre injustificable que Sarmiento ensalzó: “Los gauchos
son bípedos implumes de tan infame condición que no sé que se gana con
tratarlos mejor”.
Paradojas
del destino argentino … Entre los pocos hombres que pudieron sobrevivir a la
matanza de Cañada de Gómez, huyendo entre los pajonales al amanecer, se
encontraba José Hernández, soldado de la Confederación que
luego cantaría en nuestro máximo poema nacional la saga del Martín Fierro,
tragedia en la que se denuncia el implacable extermino del gauchaje que
cometían los gobiernos porteños.
“Dragonadas del liberalismo”
Nuestro
querido maestro y comprovinciano Fermín Chávez calificó a éstas campañas genocidas
con el nombre de “dragonadas”. El historiador rescata este concepto en
su obra “Historia del país de los argentinos” titulando al capitulo
XXIX “Dragonadas del
liberalismo”. Considero que la exhumación de este sustantivo por parte del
maestro ha sido acertada.
La Dragonada
(del francés Dragonnade y Dragoon, cuerpo militar) fue el nombre
con el que se conoció a la política de represión y abusos aplicada por las
tropas del Rey contra la población de religión protestante durante el siglo
XVII en Francia, como fue la famosa noche de San Bartolomé en que fueron
asesinados miles de hugonotes. La práctica fue retomada tiempo después con la
misión de convertir a las comunidades protestantes por la fuerza. (“Haremos
la unidad a palos”). Las campañas se caracterizaban por su violencia
refinada en las torturas y la impiedad de sus ejecutores.
Reivindico el concepto de Fermín Chávez para designar también como “dragonadas del liberalismo” a las
perpetradas en Argentina en pleno Siglo XX como sistema de exterminio contra el
pueblo en los años 1955, 1956,... y 1976.
Los
coroneles de Mitre
En
cuanto a los ejecutores de estas dragonadas, los autores materiales de las
mismas eran todos militares uruguayos veteranos de las guerras civiles en el
Río de la Plata
que operaban bajo el pomposo nombre de “procónsules”. En las crónicas de
la represión se repiten los mismos nombres: Venancio Flores, Paunero, Rivas,
Arredondo y el más feroz de todos, casi una leyenda por su frialdad ante la
muerte: Ambrosio Sandes ([1]).
Pero
detrás de estos profesionales de la muerte, verdaderos sicarios contratados por
el poder oligárquico hay responsabilidades políticas claras: Sarmiento,
designado Director de Guerra, que para garantizar se concrete el extermino,
instruía a los militares uruguayos desde su gobernación en San Juan; y Mitre,
Presidente de la República
que en carta confidencial a su vicepresidente Marcos Paz le confesaba: “Mejor
que entenderse con el animal de Peñalosa, es voltearlo. Aprovechemos la
oportunidad que los caudillos que quieren suicidarse para ayudarlos a bien
morir”.
Las
operaciones comienzan en 1862. En casi todas las provincias los coroneles
uruguayos de Mitre derrocan a los gobiernos provinciales respaldados por la
mayoría y los remplaza con pequeños grupos de poder pertenecientes a las
pequeñas oligarquías locales que gobiernan con el respaldo de las armas
porteñas. Sólo mantiene un acuerdo explícito de
no agresión con el urquicismo que dominaba las provincias mesopotámicas del
este.
Contra
El Chacho
La
impopularidad de los gobiernos impuestos por los ejércitos de la oligarquía
porteña lleva ineludiblemente a la resistencia de los caudillos montoneros. El
ejercito mitrista estaba en operaciones en casi todo el territorio nacional y
en especial en el Noroeste donde había resuelto resistir Don Ángel Vicente
Peñaloza, El Chacho, que por su lucha sin cuartel y su vil asesinato será
convertido en una figura emblemática de la cultura histórica nacional.
A
pesar de que El Chacho era Comandante en Jefe del Ejercito en el Noroeste
designado por la desaparecida Confederación Argentina, el mitrismo le llama al
enfrentamiento con las tropas del caudillo riojano “guerra de policía”,
intentando con este concepto neutralizar el verdadero carácter de guerra civil
que tenia el conflicto:
"Digo
a Vd. en esas instrucciones que procure no comprometer al Gobierno Nacional…no
quiero dar a ninguna operación sobre La Rioja el carácter de una guerra civil. Mi idea se
resume en dos palabras: quiero hacer en La Rioja una guerra de policía.
La Rioja es una
cueva de ladrones que amenaza a todos los vecinos y donde no hay gobierno que
haga la policía. Declarando ladrones a los montoneros sin hacerles el honor de
considerarlos partidarios políticos ni elevar sus depredaciones al rango de
reacciones, lo que hay que hacer es muy sencillo.”
(Presidente Bartolomé Mitre, carta a Sarmiento 30/3/1863, designado Director de la Guerra ).
Se realiza una primera invasión a La Rioja
conducida militarmente por Sandes. En los combates de “La Aguadita de los
Valdeses” y “Salinas de Morenos”, librados en el mismo día, el
Coronel Sandes produce una matanza de prisioneros según instrucciones enviadas
por Sarmiento, a la sazón Gobernador de San Juan. Los pueblos riojanos de Mazán
y Aimogasta son incendiados por las tropas mitristas y ejecutan un verdadero extermino
de criollos en Los Araditos, San Isidro, El Gigante y Las Salinas. Esta primera
campaña finaliza en mayo de 1862 cuando la “Comisión Pacificadora del Oeste”
se reúne con Peñaloza en La
Banderita y acuerdan con el caudillo federal el cese de
hostilidades.
El Chacho Peñaloza, cuadro de Octavio Calvo. |
Peñaloza necesita tiempo... ¿Qué esperaba? Que
Urquiza, considerado todavía jefe político del Partido Federal se pronuncie y
se ponga al frente de una reacción argentina y federal. Pero la espera fue
vana, Urquiza permanecerá quieto y mudo recluido en su Palacio de San José.
En abril de 1863, Peñaloza se ve obligado a salir
de campaña ante las atrocidades cometidas por las fuerzas ocupantes en otras
provincias del noroeste. El Chacho inicia una guerra de guerrillas con sus
montoneras, en este tipo de lucha era prácticamente invencible. Pero cuando
decide dar batalla en campo abierto a
las tropas mitristas es vencido en “Lomas Blancas”. Nada pueden hacer
las lanzas federales contra la infantería porteña armada con fusiles Enfield y
contra lo tiradores italianos y suizos contratados como mercenarios en Europa.
“Las guerras del Chacho” continúan. En junio de
1863 hay un contragolpe federal en Córdoba lo que le permite entrar en la
ciudad pacíficamente. Permanece en la ciudad que comienza a ser rodeada por las
fuerzas de Paunero con un poderoso ejército. El Chacho por consideración a la
población inocente de la ciudad no resiste en su interior y sale a campo
abierto siendo derrotado en la batalla de “Las Playas” donde murieron más
de 300 llaneros.
Después de esta derrota se retira el Chacho a su tierra
riojana donde intenta negociar la paz ante Rivas y ante Paunero. La
intransigencia de los mitristas es total: le exigen que se entregue a
discreción y que su gente se aleje de La Rioja. No podía esperar cuartel y decide resistir
con la poca gente que le queda. En “Caucete” vuelve a ser derrotado con
su puñado de leales por al mayor Irrazábal que lo persigue incansable con orden
de eliminarlo.
Encuentra
refugio cerca de Olta donde es capturado por una partida mitrista. Peñaloza se rindió al comandante Vera, entregándole su puñal, la última
arma que le quedaba. Pero el chileno Irrazábal, segundo de Sandes, llegó una
hora más tarde y lo asesinó con su lanza, e hizo que sus soldados lo
acribillaran a balazos. Era el 12 de noviembre de 1863. Don Ángel Vicente
Peñaloza tenía 67 años...
Una
barbarie de Sarmiento y la reivindicación de José Hernández
Domingo F. Sarmiento. |
La
cabeza de El Chacho fue seccionada y clavada en la punta de un poste en la
plaza de Olta. Una de sus orejas presidió por mucho tiempo las reuniones de la
clase "civilizada" de San Juan. Su esposa fue obligada a barrer la
plaza mayor de la ciudad San Juan, atada con cadenas.
El
inefable “Padre del Aula, Sarmiento inmortal” le escribía a Mitre: “...he
aplaudido la medida por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel invertebrado
pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis
meses”. Sarmiento se jactaba de su obra criminal. No sólo ejecutaba el más descarado terrorismo de Estado, sino que aplicaba lisa y llanamente, en forma pública, un uso político del terror.
Desde
Paraná, tierra de Urquiza, aquel soldado que años antes había escapado
milagrosamente de la matanza de Cañada De Gómez, José Hernández, publicaba una
de sus mejores piezas periodísticas denunciando desde el periódico “El
Argentino” que:
“Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos, y valientes que ha tenidola República.
El partido federal tiene un nuevo mártir. El general Peñaloza
ha sido degollado. El hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, el
Viriato([2])
argentino ante cuyo prestigio se estrellaban las huestes conquistadoras, acaba
de ser cosido a puñaladas en su propio lecho, degollado y su cabeza ha sido
conducida como prueba del buen desempeño del asesino, al bárbaro Sarmiento”.
“Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos, y valientes que ha tenido
[1] Sandes fue un militar
uruguayo que peleó bajo las órdenes de Fructuoso Rivera en la llamada Guerra
Grande. Estuvo en innumerables batallas y su cuerpo estaba todo cubierto de
cicatrices de guerra. Estuvo en Caseros con Urquiza, en Cepeda y en Pavón. Era
conocido como el “terror y azote de la montonera”. De una crueldad inaudita
cultivaba su imagen terrible haciendo gala de un silencio que inspiraba terror,
porque lo interrumpía casi exclusivamente en explosiones de violencia. Sus
soldados le temían porque era muy desalmado con los enemigos y también con sus
subordinados. En 1863 un gaucho matrero le dio muerte en la salida de una
pulpería. Por mucho tiempo, la sola mención de su nombre causaba terror y odio
en el paisanaje de los llanos de la Rioja.
[2] Viriato.(180
A .C. a 139
A .C). Caudillo nacional portugués que
lideró la resistencia de las tribus lusitanas cuando la expansión del Imperio
Romano. Se lo considera el primer héroe del Portugal.
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